Reflexión sobre el primer capítulo “Estudio introductorio”

La teoría del Curriculum

William F. Pinar-José María García Garduño

Reflexión sobre el primer capítulo

“Estudio introductorio”

El texto empieza llevándonos y mostrándonos que a partir de la pregunta polémica “¿Qué conocimiento es el más valioso de enseñar?”, se dio origen, a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, al curriculum como disciplina, donde posteriormente en los siguientes años, se generó un debate, entre reconocidos académicos, sobre qué enseñar y para qué enseñar.

Si observamos detalladamente el estudio que realizó “la Asociación para la Educación Progresista”, más exactamente “la Comisión de Relación entre la  Escuela y la Universidad” de dicha asociación, vemos como las conclusiones, arrojadas por ese estudio de hace más de 40 años, no son ajenas, ni muy diferentes a lo que pasa en muchas instituciones educativas de Colombia hoy en día:

• Un ejemplo claro de que la mayoría de los  estudiantes no aprecian la herencia cultural de nuestra nación, es el desfile que se realiza cada año en las festividades de junio-julio en Ibagué-Tolima, lo que vemos es propaganda, entidades particulares y empresas desfilando, pero dónde está “el futuro del país”, dónde está el fin de educativo de la festividad, dónde están los infantes viviendo en carne propia la cultura de su tierra; este desfile, era para que todas las instituciones educativas participaran con danzas y rituales culturales característicos de nuestra región (claro está que hay unas que si lo hacen y promueven dicha cultura) y aunque esta propuesta este ligada a muchas controversias, por lo menos debería haber, en las instituciones, un folclorito educativo, en donde en vez de convertirse en negocio o un día sin clase, por medio de bailes, cuentos, obras de teatros, entre otras actividades, se eduque y se dé a conocer la cultura de la que precedemos los colombianos,  y que los mismos estudiantes participen de una u otra manera en la organización de dichas actividades, para la muestra a padres y al público como tal, promoviendo así, la aceptación, el orgullo y la pasión de los diversos patrimonios culturales con los que contamos.

• También, haciendo una comparación en lo que se vive en las aula de clase, la mayoría de las veces, nosotros como profesores no les exigimos a los estudiantes sobresalientes, porque nos conformamos con que ellos sacan mejor nota que los demás, y de una u otra manera, sin querer, los acostumbramos a dicho conformismo, pero la pregunta que resulta y que muchos sacamos como excusa es la de “¿qué hago en un salón con 40 estudiantes y con más de cuatro cursos a cargo?“ la respuesta a dicha pregunta, está ligada con la didáctica y la pedagogía de cada docente, debido a que es él, el que a partir de diferentes herramientas didácticas y metodologías de evaluación, hará que  el estudiante deje de  ver el conocimiento de manera instrumental (solo para sacar una calificación), para empezarlo a ver como algo aplicativo a ciertas situaciones de su vida cotidiana (aprendizaje conceptual) , en pocas palabras dar respuesta al “para qué aprender” (Skemp 2006).

• Por otra parte, pero sin estar desconectada de los anteriores ítems, se habla del interés y la orientación de los alumnos, hablando desde mi experiencia personal, como estudiante y practicante docente, lo que he observado en las clases de matemáticas a las que he asistido, es un grado elevado de desinterés por el estudio y por el conocimiento, debido a que, como ya lo he dicho anteriormente, las matemáticas se han convertido en unos pasos o reglas a seguir, sin dar cabida a la innovación o al descubrimiento, refiriéndome a las diferentes maneras que pueden construir los estudiantes para solucionar el problema y llegar al resultado; y hablando precisamente de la orientación, ¿hay un seguimiento sistemático de los procesos, aptitudes y actitudes de los estudiantes para orientar su proyecto  de vida? Creo que con escribir un plan de vida en ética y valores o una prueba escrita, realizada por la sicóloga de la institución, no basta con la orientación e información que necesita cada estudiante, para conocer las diferentes carreras en donde puede potencializar sus cualidades; Una prueba clara a lo anterior, es el elevado porcentaje de disertación académica en las universidades del país y más en las del Tolima:

“Durante el 2014 la deserción por cohorte acumulada a décimo semestre en el nivel universitario llegó a 45.58% y para los niveles técnico profesional y tecnológico a sexto semestre, se encuentra en 61.38% y 51.92% respectivamente.” (Estadísticas del 2014 de Colombiaaprende.com)

Cifras que representan, que aproximadamente en Colombia 1 de cada 2 estudiantes deserta sus estudios universitarios por diferentes razones, y que como se puede observar en la figura 1, en el Tolima la disertación universitaria, se lleva un porcentaje preocupante del 54% ¿pero qué tanto porcentaje se lleva la poca orientación brindada en los colegios para escoger la carrera universitaria?, pregunta que debería tomar en cuenta, toda institución a la hora de realizar su currículo.

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