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Resumen Del Monstruo En El Arroyo


Enviado por   •  29 de Abril de 2013  •  1.515 Palabras (7 Páginas)  •  42.078 Visitas

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Resumen libro El Monstruo del Arroyo.

Elaborado por Profesora Especialista Paola Rojas

Autor: Mario Méndez.

Capítulo I: Noches de tormenta.

Esa noche llovía tanto pero tanto que anegaba las calles de tierra de Los Tepuales. Pedro se asomo por la ventana, enseguida o llamo la tía Cata le dijo que regresara a la mesa, debía terminar los deberes de la escuela. La tía con tono amable le dice a Pedro, tú sabes que no debes asomarte a la ventana. Lo que Pedro sabía era lo mismo que todos los habitantes de Los Tepuales , que en las afueras en el casco abandonado de la estancia La Margarita junto al arroyo triste vivía un monstruo. El pueblo se había enterado de tan extraña noticia una noche de tormenta, traída por un paisano asustado enseguida se hizo verdad entre los vecinos supersticioso que sacaron a relucir las leyendas más antiguas, que en la Margarita vivió un sabio loco.

Hubo en Los Tepuales una persona que dudo del dicho, era el director de la única escuela y logro reunir a cinco hombres para realizar una expedición que se animara a impresionar La Margarita. Partieron la expedición pero uno de los hombres se engancho el poncho en un árbol y asustado pego un grito que asusto a los demás, huyeron dejando solo al director.

Capítulo II: Algo.

Lo que se contaba acerca de las sombras que se movían en los alrededores de la estancia, o de las luces que titilaban en la casa en ruinas, era cierto. Un extraño ser solía moverse entre los árboles del bosquecito que rodeaba la casa. Cómo había llegado a La Margarita era un misterio que ni él mismo, y hubiera podido hablar, habría explicado. Por lo que el monstruo sabía que esa era su guarida y siempre estaría allí, alimentándose con lo que encontraba y evitando todo contacto con los vecinos por lo que no sentía ninguna simpatía, había bajado al pueblo (Los Tepuales). Siempre ocultándose en las sombras de la noche. Dos o tres veces los perros lo habían corrido, ladrándole. Después de esas raras incursiones al pueblo, volvía, como siempre, a su guarida en el arroyo.

Capítulo III: Ventajas

Nació en Los Tepuales la costumbre de dejar cosas en la entrada del pueblo, como pequeñas ofrendas que tenían la intención de tranquilizar al engendro: paquetes de comida, alguna gallina, incluso velas encendidas y botellas con agua. El monstruo nada aprovechaba pero curiosamente los dos granujas del pueblo Adolfo y José que a despecho del miedo salían por las noches de su rancho, y consiguieron así estar alimentados.

Los dos granujas eran los encargados de asustar al pueblo, no solo decían haberlo visto, aseguraban además que el maligno ser los había perseguido y José hizo la descripción más completa del monstruo: dos metros de alto, larguísimos pelos, dientes como de león, ojos enrojecidos y garras, poderosas garras.

No solo para los granujas, la existencia del monstruo del arroyo, no faltó quien pensará utilizarlo como atractivo turístico pero la idea fue desechada. En Tepuales un intendente y un grupo de colaboradores que tenían las mismas inclinaciones. El secretario de prensa de la Municipalidad el monstruo se convirtió en la excusa perfecta para explicar todos los males del pueblo.

Capítulo IV: Pedro y Marilí.

Pedro Basabilvaso era un niño de unos once años que había nacido en Los Tepuales y que desde siempre había vivido con su Tía Cata. Como todos en el pueblo creía en el monstruo pero se había prometido que algún día tendría el valor de entrar en La Margarita.

La otra era una niña, una nueva vecina de Los Tepuales, se llamaba Marilí venía de Buenos Aires donde los monstruos no existían más que en el cine y la televisión. Estando en Tepuales creyó en la existencia del monstruo del arroyo el que imaginaba chorreando un agua verde y pegajosa.

A Marilí, que también tenía once años, le tocó sentarse en el mismo banco del sexto grado al que iba Pedro y allí se hicieron amigo. Los padres de la niña eran médicos que venían hacerse cargo del dispensario del pueblo (consultorio) estaban encantados que tuviera a Pedro de amigo y cuando podían solían invitarle a comer con ellos para que les narrara alguna de las muchas historias que se contaban en el pueblo sobre el terrible ser.

A Raúl y Marta los padres de Marilí tenían problemas con la intendencia, ya que se excusaban para no enviar los medicamentos o utilizar la ambulancia

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