Resumen del libro ‘El mundo y sus demonios’, de Carl Sagan
Jesús Arellano GámezEnsayo9 de Mayo de 2017
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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA |
Resumen del libro ‘El mundo y sus demonios’, de Carl Sagan |
MC Rogelio Cruz Reyes |
Ángel David Toriz Ruiz |
17/11/2016 |
‘Lo más preciado’:
El autor cuenta una anécdota en la que un hombre, aprovechando que Sagan era un hombre de ciencia, quiso preguntarle sobre algunas cosas que él había escuchado. Sin embargo, todas las cosas que el hombre conocía eran producto de la seudociencia. El objetivo de la seudociencia es dar respuestas a las preguntas que surgen de los fenómenos diarios, pero, a diferencia de la ciencia, suele adaptarse a lo que la gente quiere escuchar, usando pruebas insuficientes o ignorando pruebas que contradicen esa postura. Por la falta de cultura de aquéllos a quienes va dirigida la seudociencia, es fácil manipularlos.
‘Ciencia y esperanza’:
La vida actual del humano depende de dos elementos principales: la tecnología y la ciencia. Ésta última, a diferencia de la seudociencia, acepta los hechos, aunque contradigan la idea que se tenía a priori. Su misma estructura le permite la detección de errores y, aunque nunca estará libre de ellos (por la misma naturaleza humana), el avance del conocimiento permite reducir el margen de error; es decir, la incertidumbre debida a las técnicas empleadas.
‘El hombre en la Luna y la cara de Marte’:
Aunque al momento de comenzar una investigación los científicos traen consigo una idea de qué podría suceder conforme la investigación avanza, también tienen la mente abierta. De nuevo, por la misma naturaleza humana, hasta los científicos más prominentes pueden cometer el error de suponer o reconocer un patrón donde no lo hay, como todo el mundo: claro ejemplo de ello, la ‘cara’ de Marte, que es una ilusión en la que el cerebro percibe características faciales en una cadena de montañas en la superficie de Marte.
Sagan dice que estas suposiciones erróneas pueden ser superadas con el uso del pensamiento racional, pero que mucha gente deja que los científicos piensen por ellos y que los provean de nuevos conocimientos. Aunque la ciencia puede mejorar la calidad de vida, no se debe esperar que todo llegue ‘en bandeja de plata’, sino que cada quien debe usar el pensamiento racional para la solución de sus problemas.
‘Extraterrestres’:
Respecto al popular campo de la ‘ufología’, como es conocido el ‘estudio’ de las abducciones y avistamientos alienígenos, Sagan se pregunta por qué casi todos los casos ‘estudiados’ son de los EU, o por qué los extraterrestres no utilizan en cambio a seres con una similitud tan grande al humano como los chimpancés. Sagan expone que a los ‘estudios’ realizados por los ‘expertos’ en el tema les falta seriedad científica y que en todos hubo errores en el método de investigación. Sin embargo, la predisposición de la gente a creerlo motiva a los amarillistas y a los seudocientíficos a enunciar sus ‘descubrimientos’ como verdaderos, para satisfacer a su audiencia.
‘Argucias y secretos’:
Cuando los argumentos faltos de valor de los seudocientíficos son cuestionados, la gente que los sigue y cree en ellos los defienden, alegando una ‘conspiración’ gubernamental que no quiere que esos datos sean revelados. Sagan dice que él trabajó en un comité encargado del estudio de dichos avistamientos y abducciones, y concluyó que ninguna de las afirmaciones proveía datos irrebatibles de los hechos. También explica cómo fue que comenzó la creencia popular de los ovnis, diciendo que en la época en que comenzaron los ‘avistamientos’, el gobierno estaba desarrollando satélites, globos y aviones experimentales, de los cuales no podía hablar en público por asuntos de seguridad nacional.
‘Alucinaciones’:
Sagan habla de cómo las teorías seudocientíficas se van adaptando a los grandes temas de la actualidad, y viceversa: da el ejemplo de la primera pareja de ‘abducidos’, los Hill. La historia que dieron ellos sobre su abducción era más que similar a la trama de una película que recientemente había salido y de una serie de televisión de la época. Sagan habla sobre la abundancia de las alucinaciones, y dice que son perfectamente naturales; incluso han sido parte de la cultura de muchos lugares.
‘El mundo poseído por demonios’:
Los demonios eran pan de cada día en la antigüedad; no se les veía como seres sobrenaturales. Con el paso de los siglos, sin embargo, los demonios fueron catalogados como seres malos cuyo objetivo es asechar al hombre para llevarlo a la ruina. El papa Inocencio dio inicio indirecto a la caza de brujas (producto de una mujer y un demonio) al comenzar la fijación por los demonios.
La caza de brujas pronto devino en un negocio, pues los sentenciadores recibían recompensas por la muerte de cada ‘bruja’. Esta persecución terminó hasta el siglo XVI, aunque incluso en nuestros días suelen atribuírsele algunos fenómenos a los demonios. Sagan hace finalmente la relación de que los extraterrestres son la ‘modernización’ de los demonios, una adaptación a la actualidad.
‘Sobre la distinción entre visiones verdaderas y falsas’:
Sagan habla sobre experimentos en los que se indujo a la gente a creer que habían vivido algo, a pesar de que no hubiera sucedido nunca. Dice que los recuerdos no son una imagen mental invariante, sino que pueden ser influidos. Sugiere que eso podría suceder en las terapias de la gente ‘abducida’; el terapeuta hace preguntas ‘guía’ que pueden sugestionar al paciente.
Hace paralelos entre las apariciones divinas de María y Jesús con las abducciones alienígenas; los testigos de ambos dan ‘pruebas’ vagas y no concluyentes de sus experiencias.
‘Terapia’:
Sagan se plantea que la situación de las abducciones es similar en muchos sentidos a la del ‘recuerdo’ de haber sido abusado sexualmente en la infancia (aunque no ocurriera); en ambos casos, el testigo recuerda vívidamente haber vivido el evento, aunque la realidad sea contraria, y describe casos extremos, en los que el paciente es coaccionado involuntariamente por el terapeuta para ‘recuperar recuerdos’ que no existían.
‘Un dragón en el garaje’:
Sagan hace una analogía con la magia: para que ‘haya’ magia, tanto el mago como la audiencia necesitan colaborar. La audiencia deja de ser escéptica y presencia actos aparentemente imposibles. Cita el ejemplo de un terapeuta que trata de ayudar a un físico que alucina con otra realidad. El terapeuta ‘entra’ en la fantasía del físico y es gradualmente absorbido en ella, aceptándola como verdadera. Es entonces cuando el físico le confiesa que lo ha inventado todo, pues pensaba que ‘eso era lo que el terapeuta quería escuchar’. También dice que, en situaciones anómalas, debe usarse la lógica y pensar en todas las posibles causas del fenómeno, descartando una a una las menos probables.
‘La ciudad de la aflicción’:
A pesar de que muchas verdades pueden parecer salidas de la ficción, y viceversa, las herramientas que nos permiten diferenciar unas de otras son el pensamiento crítico, el escepticismo y los conocimientos científicos.
Volviendo a la comparación entre ciencia y seudociencia, Sagan dice que la primera debe saciar necesidades emocionales, mientras que la ciencia sólo presenta los hechos como son, sin importar el descontento que puedan generar.
‘El sutil arte de detectar camelos’:
Habla el autor sobre los defraudadores que dicen hablar con los muertos o poder curar enfermedades que la medicina no puede curar, aprovechándose de la credulidad de la gente y de la necesidad emocional que tienen. Asimismo, habla sobre los comerciales de televisión, que deliberadamente ocultan datos para favorecer sus ventas, a veces incluso pagando a científicos para que den su visto bueno en los comerciales y los psíquicos. También habla sobre el peligro de que los gobiernos mismos caigan en tales engaños.
‘Obsesionado con la realidad’:
Sagan enlista una serie de fraudes: los cristales, los psíquicos, la astrología, etc., y narra cómo desde la antigüedad eran conocidos como prácticas para estafar.
Narra también la historia de un ‘fraude experimental’: un mago se hizo pasar por ‘canalizador’. Pretendía que un espíritu entraba en su cuerpo y logró engañar a audiencias grandes, para después revelar que todo había sido un engaño.
‘Anticiencia’:
La ciencia busca descubrir y divulgar la verdad. La anticiencia, entonces, busca lo contrario: ocultar la verdad y dar información dolosa. Puede darse el caso de que un investigador encuentre un hecho no conocido y decida ocultarlo; eso es anticiencia. Pone como ejemplo el dicho ‘La historia la escriben los vencedores’, es decir, la historia está escrita como le conviene al historiador, pudiendo omitir hechos. También señala que las creencias del científico no necesariamente quieren decir que esté en lo correcto o no.
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