Sangre en el diván

SANGRE EN EL DIVÁN

Como si de una historia de crimen de televisión se tratara, el libro “Sangre en el diván” relata la trágica historia de una universitaria asesinada por un psicopata psiquiatra con quien mantenía relaciones más allá de lo profesional.

Roxana Vargas, quien fue una mujer con tendencias suicidas y en constante auto rechazo, con impulsos de querer autolesionarte y desparecer de la faz de la tierra, en un intento de cumplir las peticiones de tu madre de ir con un especialista a buscar solución a su problema, terminó siendo brutalmente asesinada, abusada y víctima de uno de los crímenes más famosos en la sociedad venezolana.

Una historia en la que el principal sospecho era nada mas y nada menos que un personaje de la política venezolana, de mucho prestigio y especialista en temas de salud deja la ética profesional en segundo plano para satisfacer sus necesidades y aprovecharse de una joven que podría ser su nieta, teniendo relaciones sexuales, manipulándola y dejándola en ansiedad asegurando la obsesión de la fémina con su figura. Y aunque no fue la única abusada, su caso fue el detonante para privar de su libertad al psiquiatra, que conforme va transcurriendo la lectura, poco a poco revela la cínica y despiadada personalidad de un asesino que utiliza la imagen de un erudito de la medicina para ocultar su maldad.

La historia como la de muchos en este país muestra la corrupción y la fuerza que tiene el poder político, social y económico dentro de este tipo de casos. El cinismo del victimario es lo que más revuelo causó, cuando frente a televisoras nacionales alegaba no tener ningún vínculo más que el profesional con Roxana, por medio de una carta a la madre de la víctima le confesó que si existió algo más que una relación médico – paciente. Dentro de la misma entrevista, alardeaba de sí mismo y su poder incluso nombrando pacientes que fueron presidentes de Venezuela como Rafael Caldera, Jaime Lusinchi y Hugo Chávez, siendo desmentido por los dos primeros mencionados. La veracidad de los hechos narrados, la crudeza de los mismos, la personalidad ambigua y desconcertante del protagonista, son ingredientes demasiado atractivos como para no interesarse por el relato.

Por otro lado, la cantidad de abusos que el medico perpetró son incontables. Decenas de mujeres prefirieron callar antes que enfrentar a un personaje con tanto peso político, económico y social. Pero como el refrán dice “la mentira tiene patas cortas”, los casos de abuso fueron puesto en mesa por victimas que manifestaron su caso tanto por internet, como por denuncias formales en el que lamentablemente hubo menores de edad implicados. Entre esas destacó una mujer alemana de unos 70 años que, aunque no hubo penetración, este eyaculó en ella, amenazándole con no decir nada por su poder como figura pública, pero esta al ver las noticias de la muerte de Roxana se animó a contar su testimonio cinco años después.

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