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Pierre Bourdieu "Sobre La Televisión".

pacofdr3 de Enero de 2014

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Entre lo viejo y lo nuevo, lo que cambia y lo que persiste, la fascinación y el rechazo.

Capturando la especificidad de las transformaciones actuales.

CONSIGNA:

“La televisión de los años 50 se consideraba cultural y se servía en buena medida de su monopolio para imponer a todos productos con pretensión de serlo (documentales, adaptaciones de obras clásicas, debates culturales, etc.) y para formar los gustos del gran público; la televisión de los años 90 llega a explotar y halagar sus gustos para llegar a la audiencia más amplia ofreciendo a los telespectadores productos toscos, cuyo paradigma es el talk-show, relatos de vida, exhibiciones sin tapujos de experiencias vividas, a menudo extremas y destinadas a satisfacer una forma de voyeurismo y de exhibicionismo (como, por otra parte, los juegos televisados en los que se ansía participar, incluso como simple espectador para acceder a un instante de exposición). Dicho esto, no comparto la nostalgia de algunos por la televisión pedagógico-paternalista del pasado y pienso que ella no se opone menos que el espontaneísmo populista y la sumisión demagógica a los gustos populares, a un uso realmente democrático de los medios de difusión en gran escala”.

(Pierre Bourdieu “Sobre la televisión”. Barcelona: Anagrama, 1997.)

CONSIDERACIONES PREVIAS

Para desarrollar el análisis es necesaria la lectura del libro de Anagrama que no es una transcripción, si no la versión escrita de la versión televisiva. Si bien la consigna se refiere a la primera, mi análisis, para indagar sentido, no puede obviar el origen del ensayo.

El análisis, entonces, de la frase en consigna, establece el género expresivo u orden clasificatorio de la misma: su origen no es literario, si no televisivo. No escritura, no coloquio, se trata de una alocución televisiva. Una representación. Una “intervención” en palabras de Bourdieu.

<Para tratar de respetar el contrato que establecí en este curso concebido como una intervención, me esforcé por exponer de modo de ser comprendido por todos>

Sin embargo, el deseo intervencionista no logra superar la instancia fáctica: Un intelectual hablándole a una máquina, en un decorado, vestido al efecto, dramatizando la presencia de un público que no está presente pero que debe ser imaginado y lo es. Precisamente la cámara de video re-presenta a los espectadores. En la «représentation» el actante no mira directamente al lente de la cámara si no a un punto fijo a derecha de la misma.

Bourdieu estableció condiciones en su contrato con la TV. Las condiciones del contrato implican expresamente una estética pensada para la oportunidad:

“me esforcé por exponer de modo de ser comprendido por todos. Lo que me obligó, en más de un caso, a simplificaciones o aproximaciones. Para poner en el primer plano lo esencial, es decir, el discurso, y su diferencia (o a la inversa) de lo que se practica ordinariamente en la televisión; elegí, de acuerdo con el director, evitar toda búsqueda formal en el encuadre y en la filmación de las tomas y por renunciar a las ilustraciones –extractos de emisiones, facsímiles de documentos, estadísticas, etc.– los que, aparte de tomar un tiempo precioso, habrían sin duda enturbiado la línea de un discurso que pretendía ser argumentativo y demostrativo.” P.B.se propone rescatar “… el discurso articulado, que poco a poco ha sido excluido de los estudios de televisión”

Tenemos entonces un Acto Televisivo híbrido: La Academia interviene La TV para salvarla de su mediocridad y corregir sus acciones porque éstas influyen de manera negativa.

“Pienso que la televisión, a través de diferentes mecanismos que me esfuerzo en describir de manera rápida – un análisis profundizado y sistemático habría demandado más tiempo - crea dificultades en las diferentes esferas de la producción cultural, arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho: creo incluso que, contrariamente a lo que piensan y dicen, sin duda de buena fe, los periodistas más conscientes de su responsabilidad, hace peligrar bastante a la vida política y democrática.”

En este escenario televisivo, el actor, habla de la televisión.

P. Bourdieu aclara expresamente que su crítica es abarcadora, que tiene un carácter general:

“…Y para aquéllos que sospecharon que mostraría en detalle sólo las particularidades de la televisión francesa, recordaré, entre miles de patologías de la televisión americana…”

Hace referencia a la TV de EEUU y a continuación menciona también la televisión de Grecia, Turquía y Yugoeslavia.

Es sugestiva la ausencia de referencias a la televisión que se produce en países fuera de Europa y EE UU. En el momento de su presentación México y Brasil, por ejemplo, ya eran poderosas productoras y exportaban. Del mismo modo Australia O bien no toma más geografía que la que conoce, u omite, o bien ignora. Tampoco se refiere a la televisión de Argelia, país que conoce como es bien sabido. En todo caso le basta para hablar de la TV, con la geografía por él seleccionada.

Como última consideración me permito señalar lo que constituye una contradicción en el discurso: Bourdieu repite en su alocución televisiva y del mismo modo, aunque con menor reiteración en la versión literaria, que no desea parecer nostálgico de la TV histórica, inicial, a la que califica como “televisión pedagógico-paternalista del pasado” “televisión cultural estilo Sorbona” y al mismo tiempo declara que tiene una intención pedagógica : “me esforcé por exponer de modo de ser comprendido por todos”

“no comparto la nostalgia de algunos por la televisión pedagógico-paternalista del pasado” (…) “Puedo esperar, pero sin hacerme muchas ilusiones, que mis análisis no sean percibidos como “ataques” contra los periodistas y contra la televisión inspirados por no sé cual nostalgia trasnochada de una televisión cultural estilo Tele Sorbona”

Bourdieu reniega de la televisión cultural pero acude a ese formato para transitar el medio. Renuncia explícitamente a los recursos de expresión televisivos. Logra de este modo producir un programa de TV correspondiente a lo que él ha denominado irónicamente “televisión cultural estilo Tele Sorbona”: Un auténtico programa “pedagógico-paternalista del pasado”.

TELEVISIÓN CULTURAL Y TELEVISIÓN MASIVA.

Para el concepto de Televisión Cultural tomamos la siguiente definición : ” nos referimos a los intentos del medio por ofrecer contenidos generados fuera de la televisión, en las instituciones relacionadas con las distintas ramas del arte y el saber académico, lo que tradicionalmente se conoce como "alta cultura". Esta definición de televisión cultural, que usaré en el texto que sigue, nos permite incluir no sólo a los envíos dedicados a las bellas artes, la música culta, el teatro y el cine de autor, sino también a aquellos que divulgan conocimientos que se enseñan en la escuela y en la universidad, como los programas sobre historia, ciencias o matemática.”

Bourdieu, en su frase, refiriéndose a la TV de los años 50, describe una situación dualista: cultura-incultura.

En su particular forma de expresarse, nos habla de una <Televisión cultural> dándole al término una vuelta de rosca definiéndola como pretenciosa, paternalista, intencionalmente inclinada, con resultado fallido, a formar el buen gusto del gran público. Así, su visión señala que los productos televisivos eran “pretendidamente” culturales. Es decir, que no lo eran realmente. No define “cultural” y tampoco lo hace con el concepto antónimo.

Por lo tanto la televisión de los años 50 sería un medio masivo, difusor cultural, opuesto a “otra” cultura, “genuina”: Cultura ficticia vs. Cultura auténtica

Está clara su referencia al pasado, al establecer que habla de una televisión anterior a la actual y catalogarla de “paternalista”. Coincide así con otros teóricos de los medios en cuanto a establecer etapas históricas en el desarrollo de la TV.

Podemos señalar la cercanía a la idea de la TV primitiva de Umberto Eco, su denominada “Paleotelevisión”, a la que, también él, caracteriza como forma “paternalista” de producción televisiva: “El público en el estudio aplaudía cuando aparecía un letrero luminoso, pero el público que veía la emisión en su televisor no debía saberlo”

Bourdieu se refiere a la primera TV como “educativa”, coincidiendo también con la definición de “Paleotelevisión” de Eco:

<…como plantea Umberto Eco (…) La paleotelevisión era una ventana al mundo, una ventana pedagógica donde un enunciador, desde un lugar de saber, enseñaba al público cosas del mundo exterior >.

También se extrae de la frase en consigna que cuando engloba los dos períodos que menciona, años 50 y años 90, establece otra antítesis: Utilización Televisiva no Democrática vs. Posible Utilización Televisiva Democrática. Esta conceptualización agrega argumento sobre la cultura de masas estableciendo otro plano, el de lo político, que se suma al plano de la cultura.

CÓMO SE CONCIBE AL ESPECTADOR, AL PÚBLICO.

El público es sujeto pasivo de unos productos televisivos que le son impuestos, fruidor inclinado al voyeurismo y exhibicionismo, responsable de la programación, dado que ella, es resultado de la sumisión de los productores a los gustos populares.

Podríamos decir que Bourdieu luce, en la frase consigna, como tributario tardío de lo que

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