ASOCIACIÓN DE SUPERVISORES Rico Mar S. A

ASOCIACIÓN DE SUPERVISORES

Rico Mar S. A. era una empresa estatal considerada como una de las empresas líderes en la industria pesquera nacional. Su principal actividad consistía en la producción, transformación y comercialización de productos marinos, para lo que contaba con un gran número de embarcaciones, plantas procesadoras y personal técnico especializado.

Se formó en 1975 como resultado de la nacionalización ordenada por la junta militar que gobernaba el país de la empresa norteamericana Sea Fruits Corporation, que desarrollaba sus actividades a lo largo de nuestro litoral y con centros de operaciones en las principales ciudades de nuestro territorio.

El directorio de la empresa era nombrado directamente por el Ministerio de Pesquería y Recursos Marinos. Entre sus atribuciones estaba la de nombrar a los gerentes centrales de las áreas funcionales y a los gerentes que tendrían a su cargo la dirección de las plantas procesadoras, las cuales se encontraban ubicadas en las ciudades de Piura, Chimbote, Lima y Mollendo.

La difícil situación económica que atravesaba el país en los últimos años originó que el Gobierno dispusiera diferentes medidas de austeridad y control en los gastos de los organismos que pertenecían al sector público, incluyendo a las empresas estatales. El objetivo era evitar el incremento de los costos operativos y, de esta manera, tratar de reducir el déficit del Presupuesto Nacional. Una de las acciones tomadas fue de la restringir al máximo la contratación de personal, para lo que se dispuso que sólo el Ministerio de Economía podría otorgar autorización para nuevos contrataciones.

El elevado monto de divisas que Rico Mar S. A. obtenía con resultado de sus exportaciones le confería un carácter estratégico, por lo que después de un prolongado trámite consiguió la autorización para contratar el personal técnico que necesitaba para poner en ejecución diversos proyectos de inversión, con los que incrementaría sustancialmente el total de sus operaciones.

Una de las principales plantas procesadoras de alimentos marinos congelados de Rico Mar S. A. estaba ubicada en la ciudad de Mollendo. Pese a que la empresa había sufrido el recorte en sus programas de inversión a causa de las políticas de austeridad dispuestas, los directivos habían podido disponer del capital necesario para la construcción de dos nuevas fábricas. Estas permitirían un sustancial incremento en su volumen de producción.

Con el fin de desarrollar el proyecto, se contrató los servicios de treinta nuevos ingenieros, que actuarían como supervisores en las nuevas fábricas La mayoría de ellos eran solteros y habían egreso recientemente de las principales universidades de la capital.

Debido a los recortes presupuestales, la empresa no tenía alojamientos adecuados para los nuevos supervisores. Ante esta situación, el ingeniero Pancorvo, gerente de la planta, dispuso que para resolver esa carencia se acondicionara dos de los edificios que se encontraban en la zona de fábricas y que antes habían servido de alojamiento al personal de obreros y a algunos empleados de menor nivel jerárquico.

Estos edificios, si bien se encontraban cercanos a los lugares de trabajo, estaban muy distantes aproximadamente 12 kilómetros de la denominada Villa Noel, zona de viviendas asignadas al personal de ejecutivos y supervisores de la empresa, donde se encontraba también el Club de Funcionarios de la empresa, que contaba con instalaciones adecuadas para distracción y esparcimiento. En el club se podía practicar deportes, pues contaba con canchas de fútbol, básquet y tenis, así como con piscinas. También disponía de restaurantes y un cine, y en él se encontraba el comedor de la planta.

Los diferentes horarios de trabajo en la planta originaron que lo nuevos supervisores tuvieran dificultades para trasladarse al comer del club, tanto a la hora del almuerzo como en la comida, pues carecían de movilidad propia y los horarios de los vehículos de la empresa no coincidían. Ante ésta situación, se decidió instalar un comedor provisional en el primer piso de uno de los edificios asignados como alojamiento de los supervisores.

Transcurridos los primeros meses, se empezó a notar cierto malestar en los nuevos empleados. Se quejaban con frecuencia del pésimo estado de los colchones, la mala preparación de las comidas, lo poco variado del menú, la falta de diversiones y otros aspectos más. En la sobremesa, se hizo costumbre que estos temas fueran tratados con amplitud por los concurrentes.

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