Apagón analógico
Enviado por lucas1212 • 29 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 2.998 Palabras (12 Páginas) • 223 Visitas
A quien beneficia el "apagón analógico"
En los últimos meses se ha intensificado la avalancha de informaciones en los medios de comunicación relativas a lo que conocemos como apagón analógico. Las más de las cuales, además de recordarnos la al parecer ineludible fecha del 3 de abril de 2010 como el fin de la televisión tal y como la conocemos, nos posicionan las virtudes de la nueva tecnología.
¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Hay intereses económicos? ¿Cuán ciertas son las ventajas del proceso? Trataremos de dar respuesta concisa y sucinta a estas interrogantes.
En primer lugar, reiterar el lugar común, nos encontramos ante un proceso de transición tecnológica que posibilita una explotación más eficiente de un recurso público escaso, el espectro radioeléctrico. Cupiera pensar que el proceso va acompañado de una democratización del acceso a dicho recurso, ampliando las obligaciones de servicio público y permitiendo, como recientemente hizo Argentina con su ley de Radio y Televisión[1], el acceso a los medios comunitarios, verdaderos representantes de la libertad de expresión, ya que no responden a intereses económicos ni políticos, sino a la sociedad civil organizada. Nada más lejos de la realidad, el Congreso ya ha superado el primer trámite de aprobación de la Ley Audiovisual[2], una norma que en su exposición de motivos ya deja a las claras su intención: “…la misión es dar seguridad jurídica a la industria y posibilitar la creación de grupos empresariales audiovisuales con capacidad de competir en el mercado europeo y la apertura regulada de nuevos modelos de negocio como son la TDT de pago…. Y hacerlo garantizando también, el pluralismo y la protección de los derechos ciudadanos; al mismo tiempo que se fijan unas reglas de transparencia y competencia claras en un contexto de convivencia del sector público con el privado y de liberalización de la actividad audiovisual” dejando a las claras la prelación de objetivos y la desaparición de los medios ajenos al beneficio comercial o al control político del panorama audiovisual.
Pero centrémonos en el objeto de la reflexión. En primer lugar tratemos de centrarnos en las supuestas ventajas del nuevo sistema digital:
1. Veremos la televisión “sin interferencias” (es decir, sin sombras, ecos o distorsión de la imagen). Efectivamente, la tecnología digital permite una recepción completamente nítida de la señal. Lo que obvian sus mecenas es que mientras que una recepción con bajo nivel de señal de la televisión analógica es posible en zonas remotas o de cobertura difícil (con deficiencias eso sí), lo propio se vuelve imposible en tecnología digital, donde “o se ve, o no se ve”, no hay término medio. Este hecho ha forzado a gobiernos como el navarro[3] a cubrir las zonas de sombra (zonas en las que un repetidor digital situado donde antes había uno analógico no consigue que la señal de televisión digital “llegue”, “se vea”) con tecnología satelital, llegando a hablar en el colmo del descaro de TDT (Televisión Digital Terrestre, es decir, de difusión mediante emisores y receptores de tecnología tierra-tierra) por satélite. Pero volveremos más adelante sobre el asunto del satélite.
1. Tendremos una mayor y mejor oferta televisiva. Absolutamente falso, La aparición de canales temáticos ha provocado que la audiencia se diversifique, con la consecuente disminución de la audiencia de los canales generalistas a favor de los temáticos. Este hecho, junto con la crisis publicitaria, obliga a las cadenas a buscar otros mecanismos para ser rentables, entre ellos, nuevas formas de ingresos como la TDT de pago para contenidos Premium como películas, deportes o conciertos. Así la mayoría de cadenas privadas que emiten en analógico piden que haya TDT de pago. Como es tecnológicamente posible, la ley actual lo permite y el gobierno ha tomado ya una postura oficial, aprobando a través de un real decreto ley pedido por el grupo Imagina (Público, La 6...). Es decir, habrá nuevos canales de calidad para quien pueda pagarlos, el resto consumiremos el relleno de turno. Si a este hecho le añadimos la crisis del sector, que hace que grupos como PRISA abandonen concesiones otrora tan golosas como la de una TDT autonómica en Andalucía (eso sí, viendo graciosamente condonados los 100 millones de euros que conforme al proceso administrativo le correspondía abonar por los perjuicios causados al erario público por abandono de la concesión), el panorama no resulta tan halagüeño como nos querían hacer ver.
Pero, entonces, ¿por qué demonios transitamos al escenario digital? Dos grandes sectores económicos de interés se apuntan, el primero el de los media, que avizoran un escenario de progresivo descenso de los ingresos del modelo audiovisual en abierto y encuentran en las posibilidades de instalar TDT de pago un nuevo maná salvador (ahora unido a la desaparición de RTVE como competidor por el mercado publicitario). El segundo resulta más oculto pero es si cabe más dramático, por cuanto supone un drenaje a los bolsillos ciudadanos por la vía directa y de la subvención estatal .
En este sector encontramos un actor fundamental, Abertis. La compañía catalana se adjudicó en su día el total de las infraestructuras de telecomunicaciones audiovisuales del país, en manos entonces de la otrora empresa pública, Retevisión[4], con más de un millar de centros completamente equipados (sólo en Andalucía son más de 500) e instalaciones tan emblemáticas como Torrespaña en pleno centro de Madrid o la Torre de Collserola en Barcelona . Abertis se comprometió por un montante de 423 millones de euros, aunque 341 millones corresponden a asunción de deuda por lo que en la práctica Abertis sólo pagó 82 millones por la compañía líder de transporte y difusión de señal audiovisual en el Estado Español. Lo hizo por la que en la práctica es una ganga, ya que sólo las dos instalaciones señaladas pueden valorarse prácticamente en la cifra aportada. Pero es que además Retevisión ingresaba unos 168 millones de euros anuales en 2001 y en términos de ebitda (margen bruto de explotación), la aportación era mucho mayor. No hace falta hacer muchas cuentas para que el olor a chamusquina aturda al más pintado.
Por otro lado resulta interesentante remarcar que Abertis, que según información publicada en CNMV , tiene participaciones significativas de la Caixa (28,91%) y ACS (25,83%), la constructora de Florentino Fernández y los March[5]del Grupo Alba, los banqueros de Franco, no sólo compró infraestructura y activos, compró al tiempo el monopolio sobre el mercado de difusión audiovisual y una elevadísima influencia sobre el Ministerio del ramo, ya que Retevisión era funcional al principio de puerta rotatoria y habitual retiro dorado
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