Banxico

El Banco de México tiene a su cargo, entre otras tantas funciones, emitir y poner en circulación los billetes y la moneda, así como procurar un sano desarrollo del sistema financiero, esta actividad comprende el adecuado funcionamiento de los intermediarios financieros, tanto bancarios como no bancarios. Dentro de las razones de orden práctico hay una que llama poderosamente la atención: el objetico esencial del Banco de México o Banco Central, es procurar la estabilidad de precios en el mercado nacional, esto significa que el último responsable del control inflacionario en nuestro país es precisamente el Banco de México.

ANTECEDENTES.

Hasta 1917 el sistema bancario mexicano aceptaba la existencia de un gran número de bancos de emisión, es decir, cualquier banco privado podía emitir billetes. Debido a ello, ese mismo año se aprobó una reforma al artículo 28 constitucional para establecer que la emisión de billetes se debía hacer por un solo banco, controlado por el Gobierno Federal.

Fue hasta agosto de 1925 cuando se expidió la Ley Orgánica del Banco de México, la cual consideró a ese banco como una sociedad anónima cuyo capital se integraba del siguiente modo: una serie “A”, equivalente a por lo menos el 51% del capital, cuyo único suscriptor podía ser el Gobierno Federal, y una seria “B” del 49%, cuyo suscriptor podía ser el propio Gobierno Federal o el público en general.

En 1936 se expidió una nueva Ley Orgánica del Banco de México, que consolidó a dicho ente como Banco Central, es decir, se le reconoció el carácter de único emisor de moneda, banco de bancos o banco del Gobierno Federal. En 1941 se expidió una Nueva Ley del Banco de México, que al igual que las de 1925 y 1936, lo seguía considerando como sociedad anónima.

El 26 de noviembre de 1982, esta institución fue transformada en un organismo descentralizado de la administración pública, con personalidad y patrimonio propios, por lo que dejó de ser una sociedad anónima. Por otro lado, en diciembre de 1984 se expidió una nueva Ley Orgánica del Banco de México, en donde este fue definido como el Banco Central de la Nación, y se reiteró su naturaleza de organismo público descentralizado. Por último, en 1993, por una reforma al artículo 28 se estableció que: “El Estado tendría un banco central, el cual sería autónomo en el ejercicio de sus funciones y administración y su objetivo prioritario seria procurar la estabilidad de poder adquisitivo de la moneda nacional y que además ninguna autoridad podría ordenar al banco central conceder financiamientos”.

Con base en la reforma del artículo 28 constitucional, en diciembre de 1993 se expidió la vigente Ley del Banco de México, cuyo primer artículo prevé que: “El banco central será una persona de derecho público con carácter autónomo y se denominará Banco de México”.

ASPECTOS ESENCIALES DE LA AUTONOMÍA DEL BANCO DE MÉXICO.

El hecho de que el Banco Central sea autónomo significa que en el cumplimiento de sus funciones no puede recibir órdenes del poder ejecutivo ni del poder legislativo, que son precisamente los poderes que cuentan con facultades en materia económica.

Así, el Banco de México debe emitir billetes y ordenar la acuñación de moneda sólo cuando ello tenga su base en los requerimientos de un sano crecimiento económico, pues de otro modo, el exceso de circulante no correspondido con un incremento de bienes en el mercado, elevaría el nivel inflacionario.

En caso de que el Gobierno Federal necesite financiamiento tendría que obtenerlo en condiciones similares a la que lo harían otros solicitantes de crédito, como podría ser mediante la emisión de títulos representativos de deuda (CETES, BONDES, TESOBONOS). Por medio de la colocación de estos títulos, el Gobierno Federal obtendría dinero, quedando obligado a restituir el principal y pagar intereses.

Para llevar a cabo su

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