Brand Washed

ENSAYO

EL LAVADO DE CEREBRO DE LAS MARCAS

ÁNGELA MARÍA ATEHORTÚA PIEDRAHÍTA

25/04/2014

INSTITUTO TECNOLÓGICO METROPOLITANO - ITM

LA REALIDAD DE LAS MARCAS

Desafortunadamente somos una humanidad que gira en torno al movimiento del consumo, que es una realidad que se contradice en sí misma, parcializada, pero en donde se puede ser crítico y tomar conciencia y decisiones y conciencia sobre la sociedad de consumo, en vez de seguir sintiéndonos y haciendo parte de ella. Es posible que podamos hacer poco o nada para detener esta tendencia que es igual que dejar de comprar, pero el propósito de los estudios científicos y libros como lo es el de “Brandwashed – El lavado del cerebro de las marcas”, escrito por Martín Lindstrom, quien es uno de los más respetados gurús del marketing. Con una audiencia de más de un millón de personas, Lindstrom pasa casi todo el año asesorando a los altos ejecutivos de empresas como McDonald’s Corporation, Proter & Gamble; Nestlé, Microsoft, The Walt Disney, Company y GlaxoSmithKline, en el cual el objeto de su libro es educarnos y ayudarnos a tomar decisiones más inteligentes, sólidas, coherentes basándonos en la información real acerca de lo que nos están vendiendo, de lo que estamos comprando, y del y el por qué para qué lo hacemos.

Realmente el consumo es imperceptible porque indudablemente tenemos unas necesidades básicas, como lo es nuestro autocuidado, por lo que debemos tener adquisición mínima de productos para nuestro aseo personal, lo que quiere decir que el tema de una sociedad de consumo no ha recibido una verdadera sistematización y nos lleva cada vez a un nivel más alto de consumo en virtud de las ofertas y las demandas de las marcas.

Las marcas hacen rentables la producción de los artículos terminados y actúan sobre todo en un sistema económico, donde aquel que produce ofrece un bien o servicio tratando de hacer énfasis a cada persona que éste puede ser vital, útil, o de ostentación para satisfacer algunas de nuestras necesidades, como lo indica Lindstrom en su libro la idea de crear un producto es creando o lavando el cerebro de las personas, infundiéndoles de alguna forma la necesidad o el deseo de comprarlo y de exigir siempre la misma marca.

El máximo y mágico poder de nuestro tiempo se lo lleva la publicidad quien a su vez es la mayor fuerza sugestiva para la posición y el difundir de una marca. Los anuncios son una gran pieza del movimiento del consumismo cuyo objetivo es dar a conocer un nuevo producto, o de realizar propaganda a uno que ya se encuentra en el mercado para darle sostenimiento; el cual va dirigido al interés de la sociedad o a un sector de ella para crear una disposición y estimular el deseo de poseerlo. “El anuncio está basado en un conocimiento de la naturaleza humana. Para atraer la vista o el oído es imprescindible saber cómo registran estos las impresiones; para captar las mentes es necesario conocer cada una de sus reacciones, los instintos y sentimientos”

Las condiciones estructurales que existen en una sociedad de consumo rigen en primer lugar para la producción, y actualmente la imagen principal de un producto es la marca como símbolo emblemático de dicho producto, marca por la cual millones de personas se obsesionan, y sólo se atreven a comprar dicha marca, debido a que sus cerebros ya están lavados y marcados sólo para x nombre de marca.

En la actualidad el mercado se ha enfocado en el patrón figurante de la marca, la cual determina una fijación “libre” de los precios en el mercado, sin pensar en el “auto-control” a la hora de comprar.

Gracias a la variedad de productos existentes en el mercado, algunos requieren de una publicidad y propaganda más fuerte para llamar la atención del consumidor, ya que su demanda es poca, es ahí cuando ellos se las ingenian de manera audaz de hacer que las personas sientan la necesidad y crean en su interior el afán por tenerlas. Según “un estudio realizado por una empresa que se llama NICKELODEON encontró que a los diez años el niño puede recordar o memorizar un promedio de 300 a 400 marcas, debido a tanta publicidad que pueden ver en la televisión. Lo que realmente implica que Lindstrom tiene razón que cuando los niños piden los padres caemos redonditos realizando las compras que ellos de alguna manera nos exige por medio de una manipulación sicológica, y todo por el simple hecho que no queremos que lloren, hagan pataletas, o supuestamente por estimularles un logro que ellos tuvieron, sin dejar al lado que algunos padres lo hacen para que sus hijos supuestamente no estén fuera de honda; la verdad no sabe quién de todos tiene lavado más el cerebro si el hijo por manipulación o el padre por dejarse manipular o seguir una moda, que realmente no tiene nada que ver con alguna necesidad.

Y lo que realmente buscan las empresas por medio del marketing es moldear a los niños logrando que estos memoricen sus marcas para que las consuman durante el transcurso de su vida, haciendo un hábito en ellos, para que siempre adquieran sus productos; lo que hace que las empresas se beneficien, ya que ellos saben que la inversión que realizan en la publicidad en este tipo de público, estará reflejado a lo largo de la vida de éstos, porque estarán siempre prefiriendo y comprando sus productos, logrando por consiguiente el objeto y sus planes de ventas.

Es por ello que la publicidad es demasiado importante para las empresas y estás a su vez cada día se enfocan más en ella creando siempre la necesidad de sus marcas, utilizando trucos para la manipulación de las mentes y convencimiento de comprar, comprar y comprar.

Considero que la realidad de nuestros días y porque no el hecho que desde que nacemos estamos predestinados a comprar, sea porque de alguna forma nos inducen las empresas o como lo menciona Lindtrom en su libro, cuando compramos lo hacemos si se puede llamar herencia de un lavado de cerebro desde chicos hecho por nuestras madres y familiares; o debido a los bombardeos de marketing al cual estamos expuestos desde el vientre de nuestra madre y de toda la contaminación auditiva y visual, la cual determina las primeras

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