Cómo liderar presencialmente y en remoto a raíz de la crisis de la Covid-19
Enviado por Carlos Aristizabal • 2 de Febrero de 2022 • Ensayo • 15.106 Palabras (61 Páginas) • 75 Visitas
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Cómo liderar presencialmente y en remoto a raíz de la crisis de la Covid-19
Comunicación, gestión del cambio y transformación de competencias directivas.
Sílvia Cóppulo,
Directora del “Observatorio del Liderazgo en la Empresa”
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Contenidos
- Introducción y Justificación
- Contexto del presente estudio
- El teletrabajo, una solución de urgencia
- Caída de la economía y cierre de empresas
- Estado anímico de las personas
- Las mujeres, líderes
- Habilidades de liderazgo y situaciones de crisis
- Hipótesis de Trabajo
- Objetivos
- Metodología
- Muestra
- Análisis de Resultados
- Perfil de las personas directivas
- El papel del líder.
- Efectos de la pandemia sobre el liderazgo
- El teletrabajo
- La formación
- Situación personal
- Diferencias entre hombres y mujeres
- Conclusiones generales
- Discusión y límites
- Recomendaciones y sugerencias
- Agradecimientos
- Bibliografía y documentación
- Bibliografía referenciada
- Bibliografía consultada
- Documentación referenciada
- Protocolo de entrevista
1.- Introducción y Justificación
Contexto del presente estudio
La alerta sanitaria mundial provocada por la pandemia de la Covid-19 y las consecuencias económicas y sociales que se derivan de una situación que actualmente no tiene una perspectiva nítida de finalización, han sacudido a toda la sociedad. Es, sobre todo, una crisis humana, tal como afirmara el secretario general de la ONU, António Guterres. El mundo, tal como lo habíamos conocido hasta ahora, está cambiando. Las medidas sanitarias adoptadas por los gobiernos para hacer frente a la proliferación de la enfermedad comportan grandes restricciones de las libertades de las personas y de su movilidad, así como el cierre de muchos establecimientos considerados no esenciales para el desarrollo de la vida humana. La situación actual deviene un elemento acelerador de cambios. Cambios en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde las relaciones personales, familiares o sociales, al ocio y a las perspectivas laborales y económicas. Se genera un replanteamiento imprescindible en el mundo del trabajo, tanto para el empresariado y las personas que ocupan cargos de responsabilidad en la dirección, así como para el conjunto de trabajadores y trabajadoras.
Sabíamos que el siglo XXI se caracterizaría por vivir grandes transformaciones, a veces caóticas. Pero no previmos, que en el primer cuarto de siglo una pandemia constituyera el detonante. Ahora, la percepción de poder continuar viviendo en un estado del bienestar se tambalea.
En nuestro país, se decretó el estado de alarma en 14 de marzo de 2020. En otoño de este mismo año, rebrotó una segunda ola de la enfermedad. En un nuevo intento por controlar la expansión del virus y que no se viera desbordada la capacidad del sistema sanitario, cuando se empezaba a conocer y a debatir qué vacuna o vacunas podrían estar a punto para administrarse a la población en primavera o verano de 2021, la afectación de la crisis en la economía, el mercado de trabajo y en las relaciones personales dentro de las empresas pasa a ser muy relevante.
El teletrabajo: una solución de urgencia
La Organización Internacional del Trabajo calcula que, para finales de 2020, los trabajadores de todo el mundo podrían perder hasta 3,4 billones de dólares de los Estados Unidos en ingresos. Para afrontar la pérdida de puestos de trabajo e intentar paliar el cierre de empresas a la vez que se intenta frenar y reducir la expansión de la enfermedad, los gobiernos recomiendan siempre que sea posible, que el trabajo se desarrolle en remoto: teletrabajo. Es decir, que “el trabajo (dependiente o autónomo) se lleve a cabo a distancia (del lugar físico que la organización destina habitualmente a sus empleados o del cliente que les contrata), con capacidades de
autoprogramación (de incidencia en el resultado final del trabajo o de influencia en la organización de las tareas profesionales) y mediante el uso de las TIC (el conjunto de tecnologías de tratamiento de la información y la comunicación que añaden valor al trabajo)”, según definición del CTESC (Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya). En el presente estudio utilizaremos como sinónimos teletrabajar y trabajar en remoto.
El gobierno de la Generalitat estima en esas fechas que hay 1,7 millones de personas en Cataluña que llevan a cabo trabajos administrativos o técnicos susceptibles de realizarse en remoto1. Afirma, pues, que más de la mitad (51%) de todos sus trabajadores (incluyendo tanto los que lo hacen por cuenta ajena, como los autónomos) podrían teletrabajar, según afirmaba su secretario general del Departament de Treball, Afers Socials i Família, Josep Ginesta.
El sindicato UGT eleva este porcentaje posible al 57%2. Pero en el conjunto de España, y en Cataluña en particular, hasta ahora se ha teletrabajado muy poco en relación con el resto de los países de la Unión Europea. Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), durante el año 2019, el 91,3% de la población ocupada asalariada no había teletrabajado nunca. Sólo lo habían hecho ocasionalmente el 4%, y un 4,6% había trabajado en remoto más de la mitad de sus días laborables. Claro que la mayor parte de las personas que trabajan en casa son trabajadores por cuenta propia (autónomos). Estas cifras sitúan a España en la banda baja de la tabla en comparación con el resto de los países de la Unión Europea. Los países nórdicos, y en particular Suecia, se sitúan en el punto más alto de la escala de teletrabajadores en la Unión Europea, con un 34,5% de personas que ya trabajaban en remoto antes de la irrupción de la pandemia.
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