TRABAJO PRACTICO INTEGRADOR crisis del Covid-19
Enviado por labelunashe • 23 de Agosto de 2022 • Trabajo • 3.019 Palabras (13 Páginas) • 112 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PATAGONIA SAN JUAN BOSCO
FACULTAD DE HUMANIDADES
CÁTEDRA DE TRABAJO SOCIAL IV AÑO 2020
Equipo Docente:
Prof. Adjunta: Lic. Amelia Carrizo
JTP: Mg. Brian Cañizares
Aux. de 1° Simple: Lic. Tania Hernández
Aux. Alumna: Patricia Hernández
Marcela Yapura
Alumna: Belén Inostroza
TRABAJO PRACTICO INTEGRADOR
Consignas
Teniendo en cuenta el desarrollo teórico y los materiales aportados por la cátedra en el desarrollo de las clases del 1° cuatrimestre, desarrollar las siguientes consignas:
- ¿Cuáles son los aportes que el Desarrollismo aportó al Trabajo Social como profesión?
- ¿Qué cuestiones resignifica la crisis del Covid-19 en relación a la definición de una comunidad? Para este punto, se sugiere especificar el/los materiales aportados en la unidad 1 que recupera para fundamentar su respuesta.
- Explique con sus palabras a que se refiere Gramsci cuando habla de “Estado ampliado” ¿Qué relación puede establecerse entre la noción del “Estado ampliado y la política social?
- Identifique las distintas perspectivas que propone Carballeda a respecto a la noción Cuestión Social, emita una reflexión al respecto.
- Qué relación puede establecer entre las siguientes categorías Estado-Cuestión Social-Trabajo Social.
Desarrollo
- Antes de examinar cuáles fueron esos aportes que dejó el Desarrollismo a nuestra profesión, me parece importante poder mencionar y ampliar un poco en qué consistió el mismo desde los planteado por los autores abordados durante la cursada.
En primer lugar el desarrollismo proviene de dos vertientes: la Europea y la Norteamericana. Desde la vertiente Europea se plantea al desarrollismo como el control de las colonias para su desarrollo, mientras que la propuesta Norteamericana es alcanzar el desarrollo (económico) de países considerados subdesarrollados logrando, a la vez, el desarrollo del capitalismo local.
Manrique Castro (1982), en este sentido, describe que Estados Unidos busca expandir su imperio y hegemonía sobre todo el continente, y esto será a través del desarrollo de la comunidad, como una estrategia de dominación. Así, en los países que luchan con el subdesarrollo, con ayuda de distintos profesionales, se generan proyectos y programas para el desarrollo y especialización de algunas profesiones, entre ellas el Trabajo Social que, por su parte, ayudará en el desarrollo y organización de la comunidad acompañando y orientando a la comunidad en la identificación de sus problemas y necesidades para luego así tratarlas movilizando y definiendo los recursos existentes para intervenir. En consecuencia, se va a producir no solamente el desarrollo social sino que también el desarrollo económico de la comunidad, el bienestar social, la participación y la realización individual y grupal y así sucesivamente hasta lograr las condiciones más “propicias” para lograr el desarrollo del capitalismo, y a su vez lograr la hegemonía, en el mercado latinoamericano.
En su trabajo el autor también destaca que, dentro del campo profesional el Trabajador social (T.S en adelante) contaba con una serie de cualidades y conocimientos que para el desarrollismo eran necesarios, entre ellos, la capacidad de difusión y el trabajo con individuos y grupos que resultaban ser herramientas esenciales para acercar los planteamientos desarrollistas a la comunidad (Manrique Castro, 1982). De ahí que, motivados por alcanzar aún mayores cualidades, se buscó perfeccionar y redireccionar la formación de los T.S como agentes de cambio haciendo especial hincapié en el cambio de la comunidad y de las instituciones sociales a través de la concientización de los problemas sociales existentes y de los recursos habidos y necesarios para tratarlos, como también, en la participación comunitaria para el desarrollo de la comunidad. A partir de allí, los T.S eran preparados y especializados desde una propuesta norteamericana para el desarrollo del Servicio Social y los programas de Organización de la comunidad en sus países, puesto que su intervención estaba ligada a atender las distintas manifestaciones de la cuestión social en la comunidad. En suma, entonces, la tarea del Trabajador social como agente de cambio consistía en se un agente que se involucre en la comunidad pero 4sin decidir por ella sino promoviendo la participación de los ciudadanos para la resolución de sus propios problemas, educando y estimulandolos también a mejorar su calidad de vida para alcanzar ese verdadero desarrollo de la comunidad.
Siguiendo esta línea, Rios (1999) también aborda el impacto del desarrollismo en el Trabajo Social, plantea que las prácticas van a resumirse en el desarrollo de la comunidad y van a girar en torno a dos ejes fundamentales: la participación y el desarrollo. Según el autor, esto puede comprenderse en dos sentidos, en hacer más tolerable el disciplinamiento y cómo gestar las condiciones previas para un proceso de desarrollo y modernización pronto a llegar en los países “subdesarrollados”. Para esto último, la participación será clave y se tendrá lugar en lo comunitario a través de los consejos locales y la identificación de líderes comunitarios con el fin de propagar en las poblaciones la ideología desarrollista. De la misma manera, la idea de desarrollo tendría su puesta en práctica a través de políticas sociales de nivel estatal dirigidas a generar dichas condiciones previas para el proceso de modernización y progreso tan esperado.
Teniendo en cuenta esto, es preciso destacar que, más allá de los objetivos hegemónicos, de las falencias e impactos que trajo consigo el desarrollismo y de las críticas que pueden hacerse al mismo,este introdujo en el Trabajo Social nuevas propuestas modernizadoras a través de una articulación directa con las ciencias sociales, involucró además al T.S en funciones específicas con la comunidad y para su desarrollo, así como también se atrevió a poder hacer una crítica al Trabajo Social tradicional de caso a fin de hallar una forma de modernizar a la profesión y su rol.
- En diciembre del 2019 en la ciudad de Wuhan, China, tuvo origen una nueva y desconocida enfermedad que alertó a todo el mundo, el COVID-19. A partir de esta advertencia y la creciente cantidad de casos los países del mundo tomaron medidas, entre ellas el aislamiento social y obligatorio, el distanciamiento social y entre otros. Este escenario llevó a diversos autores y profesionales a reflexionar y resignificar distintos aspectos vinculados a la noción de comunidad, llevándonos a nosotros también como profesionales a repensar nuestra intervención en ella. En este sentido, en su artículo “Apuntes sobre la intervención del Trabajo Social en tiempos de Pandemia de Covid-19”, Carballeda (2020) hace un análisis respecto de la importancia de tener una perspectiva integral-transversal de la actual pandemia y no solo abordar esta problemática desde un área específica, esto significa que atraviesa todos los sectores que hacen a nuestra vida cotidiana y también interpela a todos los campos, lo social la atraviesa y es por ello que el COVID-19 es una enfermedad social.
De esta manera, entre sus reflexiones el autor plantea la noción de salud como una construcción social y por ende aporta la idea de colectivizar el proceso de salud, buscar soluciones y acciones sociales para así poder enfrentar esta pandemia ya que, en este contexto la responsabilidad y acciones de cada persona, impacta directamente en lo colectivo. Sumado a esto, él también sostiene que esta enfermedad está atravesada por lo social debido a que surgen distintas expresiones de la misma en coexistencia con otros problemas sociales existentes de los sujetos, afectando a la vez de distintas formas en cada lugar.
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