CONSUMIDOR

aprendizaje “un cambio relativamente permanente en el comportamiento debido a la experiencia”; reconocemos marcas, slogan, tonadas, avisos que nos incitan a consumir determinados artículos, por ejemplo, en nuestro medio a todos los jabones en polvo, les llamamos FAB, o a los jabones anti grasa, en crema para lavar los platos les llamamos AXION (el verdadero arranca grasa). En otras ocasiones consumimos por condicionamiento, a determinada hora, nos da hambre y buscamos en el sitio donde nos encontremos la alimentación, bien sea un restaurante, un sitio de comidas rápidas, o el producto de comida que encontremos a la mano. A medida que tenemos experiencias positivas con determinados productos, los hacemos parte de nuestro consumo usual, evitando el consumo de productos con los que tenemos experiencias negativas; si consumimos muchos dulces y chocolates, nos enfermamos de diabetes, aprendemos a consumir dulces dietéticos, edulcorantes, gaseosas dietéticas, carnes magras, etc. El aprendizaje cognoscitivo y observacional, acentúan la importancia de los procesos mentales internos, a través de estímulos condicionantes y/o modeladores, que se introducen y luego se expresan en nuestro comportamiento de compra, por ejemplo, vemos nosotras las mujeres, a cierta persona con un vestido que la hace ver juvenil y elegante, entonces nosotros podemos consumir artículos que nos hagan ver en forma similar, sin que sea el mismo atuendo, lo podemos mejorar o variar.

Durante la infancia, debemos insistir en la formación de hábitos de consumo eficiente que proporcionarán las bases para que nuestros hijos no se vuelvan esclavos del consumismo. Para ello hay una serie de consejos útiles que nos pueden ayudar:

1. Acostumbre a su familia a llevar una lista al supermercado antes de ir a comprar. Esa lista será confeccionada en casa y registrará todos los productos que se adquirirán. Nada que no esté en la lista podrá ser comprado: ello es un antídoto para la compra impulsiva.

2. Enseñe a sus hijos con el ejemplo. Muchas situaciones cotidianas se pueden utilizar para enseñar hábitos de consumo, pero recuerde que los niños aprenden con el ejemplo y no con el discurso.

3. Otorgue autonomía creciente para el manejo del propio dinero y converse con los niños acerca de las decisiones que toman en diversas circunstancias, ayudándoles a razonar acerca de por qué se debe o no comprar, o si es mejor esperar, o ahorrar para adquirir otra cosa.

4. Proporcione una mesada estable de acuerdo a la edad del niño, esta debería comenzar a entregarse alrededor de los 8 años y destinarse a los gustos personales. Su periodicidad debería ser semanal para los más pequeños y mensual para los adolescentes. Debe quedar claro que si la mesada se gasta antes de la próxima entrega deberá esperar y no contará con ningún dinero adicional.

Son hábitos sencillos

...