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Codigode Etica Administrativo


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2011  •  5.416 Palabras (22 Páginas)  •  354 Visitas

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El código ético del Licenciado en administración: eje rector de un liderazgo

en principios morales del administrador del siglo XXI

Resumen.

La transmisión de una ética profesional en los estudiantes de la licenciatura en administración, se

constituye en la columna vertebral para sentar las bases de un liderazgo en principios morales

desde las aulas universitarias. Con la finalidad de que las nuevas generaciones de administradores

puedan posteriormente transpolar estos cimientos sólidos en su ejercicio ético profesional, como

parte de su compromiso y responsabilidad social con las organizaciones, la clase trabajadora y

México.

Esta investigación científica enmarcó un estudio transversal, descriptivo y exploratorio con un

diseño ex-posfacto sobre el Código Ético del Licenciado en Administración (CELA) en docentes,

egresados y estudiantes de esta carrera universitaria, así como un breve sondeo de opinión sobre la

imagen ética del administrador en profesionistas de diversas disciplinas del conocimiento. De

igual forma, con la finalidad de complementar estos estudios de campo, se realizó también un

análisis crítico de los principales artículos de esta normatividad.

Los resultados más sobresalientes obtenidos en esta investigación, revelan un alto

desconocimiento del CELA, una imagen del administrador mexicano de “materialista explotador

carente de valores morales”, así como una serie de vacíos y limitaciones de esta normatividad.

Esta situación denota la imperante necesidad de llevar a cabo una difusión más agresiva del CELA

y un seguimiento del mismo para su mejora continua; la inclusión de una asignatura de ética

profesional y/o de ética en las organizaciones en los planes de estudio de la licenciatura en

administración y la pertinencia de replantear esta normatividad mediante una revisión más

profunda de sus contenidos, su actualización y especificación, con casos concretos y dilemas

actuales por cada una de las ramas de la administración.

Los hallazgos encontrados en este trabajo precursor, se erigen en un área de oportunidad para la

construcción de esta línea de investigación científica, mediante la realización de futuros estudios

en esta materia.

“Toda crisis implica una toma de decisiones”

I. La ética del administrador en el siglo XXI: ¿Materialismo explotador vs. liderazgo

basado en principios?

En los albores del nuevo siglo nos hallamos inmersos en un mundo donde la decadencia de

valores profesionales ha ido en aumento en la actualidad, a pesar de que la nueva dinámica

organizacional de hoy exige la toma de conciencia y puesta en marcha de principios morales

en el campo laboral. Por ello, nos encontramos ante un escenario ético en crisis, en el cual

lamentablemente avanza, sin dar marcha atrás, el desencanto de una era donde los valores de

antaño comienzan, o han perdido ya, su sentido. Donde los principios son ignorados o

sacrificados por el ego personal, en el que ya no se piensa en los demás sino sólo en uno

mismo, haciendo de los otros tan sólo un medio para alcanzar los ocultos y bajos fines de lucro

y de la ambición personal de unos cuantos. En contradicción con los postulados de las nuevas

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tendencias actuales en materia empresarial, basados en el trabajo en equipo, el compartir

valores, el ganar-ganar, entre otros.

De hecho, aunque parezca un panorama oscuro y deprimente, incluso apocalíptico, no

hablamos de algo que llegaría a pasar, tampoco de un futuro que nadie crea sea el nuestro.

Todo esto ya está aquí, la consigna ahora ya no es pensar qué haríamos si ocurriera, si no qué

hacemos para que las consecuencias que estos hechos anuncian no lleguen a producirse, o

podamos detenerlas o revertirlas cuando aún hay tiempo. Sin embargo, en un mundo donde los

valores “nos valen o no valen”, en el que cada acción, pareciera en muchas ocasiones, que no

nace de principios morales, donde lo que hacemos y lo que es correcto hacer se separan cada

vez más. No queda de otra, más que lanzarse al desesperado, pero decidido rescate de los

principios y valores fundamentales sobre los que descansan las prácticas profesionales de los

protagonistas de la sociedad. Sean éstos médicos, arquitectos, profesores, artistas, abogados,

economistas, políticos, y por qué no, administradores, quienes se pensaría deberían proyectar

un liderazgo basado en principios en la importante toma de decisiones que llevan a cabo para

el beneficio del sector productivo, los trabajadores y la sociedad mexicana.

Al respecto, vale la pena reflexionar, que tanto en las aulas universitarias donde se forjan los

administradores del mañana, como en las empresas en las cuales se traduce el conocimiento

teórico científico en acciones concretas que forman parte de la praxis administrativa para la

construcción de mejores organizaciones en el país, encontramos también a las viejas

generaciones, los administradores del ayer, a quienes se suman los jóvenes llenos de sueños

aún no rotos de pruebas todavía por superar en el ámbito de los negocios. Entorno laboral

donde el administrador contemporáneo, ante la mirada de algunos profesionistas y miembros

de la sociedad, padece aún los marcados efectos de lo que parecería ser la proyección de una

vida carente de valores morales en su ejercicio profesional.

Bajo esta óptica, González (2005) subraya que el administrador se enfrenta con la imagen del

agiotista miserable exprimiendo a su victima, o la de Jesús expulsando del templo a los

cambistas de monedas (Mateo 21:12-13, Marcos 11:15, Lucas 19:45-46). También a los

escritos de William Shakespeare en el Mercader de Venecia, en fin tantas historias oscuras que

hay que combatir con la ética como guía de la profesión.

Este contexto hace precisamente necesario borrar el posicionamiento negativo, de corte

materialista y falto de valores morales, respecto a la figura del administrador, que

aparentemente prevalece desde el inicio de la historia y todavía hasta la actualidad, en el

ámbito académico y profesional en el concierto de algunas disciplinas del conocimiento y en

ciertos ámbitos públicos en la sociedad.

Por ello, González (2005) sentencia que la imagen del administrador como profesionista y

creador de valores, hoy se fortalece con la implantación

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