Competitividad, ¿rasgo positivo o negativo?

Competitividad, ¿rasgo positivo o negativo?

El concepto de competitividad es utilizado en diferentes campos como lo son el deportivo, laboral, educativo y comercial. Este rasgo es comúnmente considerado como una cualidad o atributo positivo de una persona o empresa. Por ejemplo, se dice que una empresa es competitiva cuando sus actividades tienen un buen desempeño en el mercado en el que se desarrolla. También se habla de empresas no competitivas como lo fue Block Buster, quien por la falta de competencia no sintió la necesidad de buscar mayores beneficios para el cliente y al no progresar fue sustituida por empresas como Netflix. Sin embargo, surge la pregunta ¿puede este rasgo traer impactos negativos en un ámbito laboral? La competitividad en los empleados de una organización, al ser un rasgo de la personalidad, puede manejarse para obtener resultados positivos o negativos a través de él. Con el objetivo de comprobar si el rasgo mencionado puede generar impacto negativo y si puede ser manejado, se verificara la relevancia de este rasgo en el contexto laboral, los conceptos de personalidad y competitividad y posibles efectos positivos o negativos que se pueden atribuir a este rasgo dentro del contexto expuesto.

En primera instancia, examinaremos la definición del concepto de competitividad y personalidad. Estudiando la etimología de la palabra competitividad encontramos que se compone del prefijo cum que indica consolidar, el verbo petere que indica buscar y el sufijo nt que indica arrogancia. Podemos decir entonces que la competitividad es la rivalidad para conseguir un fin, buscando ese fin al mismo tiempo que otro y que es considerado un rasgo de la personalidad. En cuanto al concepto de personalidad hay numerosos acercamientos, Bermudez (1985a) plantea la personalidad como las características, innatas y adquiridas que conforman y definen las conductas con las que los individuos afrontan las situaciones. Al ser los empleados, dentro de una organización, individuos cuyas acciones afectan el desempeño o desarrollo de la empresa, sus conductas pueden estar influenciadas por la competitividad, generando impactos a la organización que pueden ser beneficiosos o perjudiciales y que dependiendo del rango o actividad del empleado pueden tener magnitudes importantes.

Las conductas de un individuo a su vez pueden estar influenciadas por el entorno en que se desarrollan. En el ámbito empresarial vemos un fenómeno de competitividad en el entorno, que influencia a su vez la competitividad de los individuos. Examinaremos dos de los factores en los que se evidencia el entorno competitivo en Latinoamérica. El primero es el crecimiento en industria y el segundo es el nivel de educación. En el primer factor, como consecuencia de la globalización, se puede observar que las empresas deben desarrollar sus actividades en un entorno cada vez más competitivo. De acuerdo a las estadísticas emitidas por el Banco Mundial el incremento en el número de empresas registradas en los países latinoamericanos ha incrementado. Por ejemplo entre el año 2.009 y 2.016 se vio un incremento en México del 17%, en Perú del 36% y en Colombia del 90%. Esto demuestra que para las empresas es fundamental ser competitivas, de lo contrario no subsistirán en el mercado. El segundo factor es el nivel de educación. Los empleados pueden ser considerados el activo más importante de las empresas. La oferta de este recurso también ha tenido un crecimiento en Latinoamérica, debido a que el porcentaje de personas con educación superior ha aumentado. Esto puede representar una presión para los empleados de ser más competitivos con el objetivo de conservar sus empleos. Según la UNESCO las condiciones de educación superior para jóvenes entre 25 y 29 años, han aumentado de 6,98% a 10,28% entre el año 2.000 y 2.010.

La razón por la cual en su mayoría la competitividad es vista como un atributo positivo es porque a través de la historia grandes logros se han obtenido como un resultado de una competencia. Esto es visto fácilmente en los deportes ya que, debido a la competencia los individuos se ven obligados a buscar la mejora continua de sus habilidades. Otro claro ejemplo fue el primer hombre en pisar la luna, el cual tuvo un impacto innegable en el desarrollo de la humanidad y fue generado por una competencia entre EEUU y la URSS por demostrar qué modelo social y político era superior. Esto también es aplicable al ámbito empresarial desde dos perspectivas, la primera siendo la competencia entre empresas y la segunda entre empleados. La competencia entre diferentes empresas hace posible que se desarrollen e investiguen nuevos procesos/tecnologías/servicios, que permitan a las mismas ser más eficientes y así alcanzar un nivel de satisfacción del producto o servicio mucho mayor para sus clientes. Esto termina siendo el factor diferencial para ganar terreno en la participación de mercado. Asimismo, la competencia entre los empleados de una empresa es un factor de éxito en el momento en que su competitividad los lleva a dar lo mejor de cada uno, en beneficio de la empresa. Beneficio que se obtiene siempre y cuando las actuaciones sean en el marco de la lealtad y profesionalismo.

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