Consumidores ¿Libres o dependientes?

Consumidores ¿Libres o dependientes?

Cuando pensamos en adquirir un bien: ¿Necesitamos ese bien? ¿Lo deseamos? ¿Lo deseamos porque lo necesitamos o lo necesitamos porque lo deseamos? Para respondernos estas preguntas resulta interesante definir concretamente que es una necesidad, qué es un deseo y a qué se debe la demanda específica de un producto. Existen diferentes opiniones con respecto al tema y del mismo se desprenden críticas al rol mercantilista de las empresas que, al funcionar dentro y para la perpetuidad del sistema social predominante, responden a sus necesidades de rentabilidad y crecimiento.

La sociedad capitalista en la cual estamos inmersos se caracteriza, entre otras cosas, por la división social del trabajo, de la cual surgen por un lado personas que se plantean la elaboración de un bien a las cuales en Ciencias Económicas lo llamamos Productores (Empresa) y por otro lado personas que se plantean la adquisición de ese bien que llamamos Consumidores (Familias). A la expresión social de los productores la llamamos Oferta, en cuanto a la de los consumidores, Demanda.

Para que los consumidores demanden, debe existir una necesidad que al querer satisfacerla con un producto específico y contando con poder y voluntad de compra, se transforma en deseo. Es decir, la transformación de los deseos en demandas efectivas solo se produce cuando aquellos están respaldados por la voluntad de compra y el poder adquisitivo equivalente.

Según Néstor Braidot, master en Economía, el deseo humano se define como la forma que adoptan las necesidades al ser moldeadas por la sociedad, su cultura y la propia personalidad del sujeto. Es muy común que se confundan necesidades con deseos, dice Kotler “una necesidad humana es el estado de privación que siente un individuo”; una necesidad no satisfecha implica la existencia de un sentimiento de privación, y cuanto más importante sea la necesidad mayor será ese sentimiento. Por otro lado, Abbott propone una distinción entre necesidades Genéricas y Derivadas o Subnecesidades. Las necesidades Genéricas son las imprescindibles para subsistir (alimento, vestimenta, vivienda, etc.) por lo tanto no se saturan y tampoco son saturables  dado que evolucionan permanentemente hacia niveles superiores. Las Derivadas se las interpreta como una respuesta comercial concreta aportada a la necesidad genérica.  Por ejemplo, un plato de fideos es el satisfactor de una necesidad derivada de la necesidad genérica de hambre.  Además,  estas subnecesidades surgen, se saturan y resurgen en forma de necesidades y productos diferentes o más sofisticados.

Aunque el psicoterapeuta humanista Abraham Maslow identificó y agrupó  a las necesidades en una pirámide (ver cuadro 1) con cinco categorías clasificadas en un orden de jerarquía: Necesidades Fisiológicas, de Seguridad, Sociales, de Estima y de Autorrealización. Para otros autores como André Gorz y Sergio Sinay, la pirámide fue y es continuamente tergiversada para hacer pasar deseos por necesidades con fines siempre mercantilistas. Además consideran que lo que una persona necesita para subsistir orgánicamente es sencillo y no requiere de sofisticaciones inútiles. “Nos inventarán nuevas penurias y nuevas carencias, nuevos lujos y nuevas pobrezas, las fabricarán deliberada y sistemáticamente.” (Gorz) En el mismo sentido dice Sinay: “se nos hace creer que un deseo es una necesidad y que necesitamos lo que simplemente nos han inducido a desear”.

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