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ESCUELA DEL MINISTERIO TEOCRATICO “PUNTOS SOBRESALIENTES DE GÉNESIS 47 A 50”


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  5.117 Palabras (21 Páginas)  •  347 Visitas

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ESCUELA DEL MINISTERIO

TEOCRATICO

“PUNTOS SOBRESALIENTES

DE GÉNESIS 47 A 50”

W07 1/10 pág. 11 Dos hermanas rivales “edificaron la casa de Israel”

Siendo ya muy mayor, Jacob reconoció que su vida —sobre todo su vida de familia— había sido muy angustiosa (Génesis 47:9). De seguro también lo fue para Lea y para Raquel. Su caso evidencia las tristes consecuencias de la poligamia y demuestra por qué Jehová estableció que el hombre debe tener una única esposa (Mateo 19:4-8; 1 Timoteo 3:2, 12). Cuando un hombre o una mujer no centra su interés romántico y sus deseos sexuales en una única persona —su cónyuge—, surgen los celos. Por esta y otras razones, Dios prohíbe la fornicación y el adulterio (1 Corintios 6:18; Hebreos 13:4).

En cualquier caso, Dios siguió adelante con su propósito —y lo mismo hace hoy— valiéndose de hombres y mujeres fieles aunque imperfectos. Ambas hermanas tenían defectos, igual que todos nosotros. Sin embargo, mediante ellas, Jehová empezó a cumplir la promesa que le había hecho a Abrahán de que tendría una descendencia numerosa. Por eso, bien podemos decir que Raquel y Lea “edificaron la casa de Israel” (Rut 4:11).

(Génesis 47:9) Así que Jacob dijo a Faraón: “Los días de los años de mis residencias como forastero son ciento treinta años. Pocos y angustiosos han resultado los días de los años de mi vida, y no han alcanzado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de sus residencias como forasteros”.

W87 1/5 pág. 15 párr. 4 Conservación de la vida en tiempo de hambre

4 Hoy, el resto fiel de esta clase del ‘esclavo discreto’ hace todo lo que puede, bíblicamente, para que los testigos dedicados de Jehová, así como las personas del mundo que se interesan en la verdad, reciban el alimento espiritual que sostiene la vida. Esta encomienda se reconoce como un deber sagrado y se ejecuta como servicio sagrado a Jehová. Además, el “esclavo” ha organizado congregaciones y les ha suministrado literatura bíblica en tal cantidad que tienen suficiente “semilla” del Reino para esparcirla públicamente en sus campos asignados. Esto corresponde con lo que sucedió en los días de José, cuando él juntó a la gente en ciudades y le suministró grano, no solo como sustento, sino también para sembrar en espera de una cosecha posterior. (Génesis 47:21-25; Marcos 4:14, 20; Mateo 28:19, 20.)

(Génesis 47:21-25) En cuanto al pueblo, él lo trasladó a las ciudades desde un extremo del territorio de Egipto hasta su otro extremo. 22 Solo la tierra de los sacerdotes no compró, porque las raciones de los sacerdotes provenían de Faraón y ellos comían sus raciones que les daba Faraón. Por eso no vendieron su tierra. 23 Entonces José dijo al pueblo: “Miren, hoy los he comprado a ustedes y su tierra para Faraón. Aquí tienen semilla, y tienen que sembrar la tierra con ella. 24 Cuando haya resultado en producto, entonces tendrán que dar la quinta parte a Faraón, pero cuatro partes llegarán a ser de ustedes como semilla para el campo y como alimento para ustedes y para los que están en sus casas y para que coman sus pequeñuelos”. 25 Por consiguiente, ellos dijeron: “Nos has conservado la vida. Hallemos favor a los ojos de mi señor, y nos haremos esclavos de Faraón”.

W87 1/5 pág. 19 párr. 16 Conservación de la vida en tiempo de hambre

16. a) ¿Dónde únicamente se halla hoy día el “alimento” que conserva la vida? b) ¿Cómo se ha dado expansión a la siembra de “grano” para beneficio de la humanidad hambreada?

16 A la diestra de Jehová está su Administrador de Alimentos, ahora el Rey entronizado, el glorificado Jesús. (Hechos 2:34-36.) Tal como la gente tuvo que venderse para servir como esclavos para mantenerse viva, así hoy día todos los que deseen seguir viviendo tienen que venir a Jesús y llegar a ser sus seguidores dedicados a Dios. (Lucas 9:23, 24.) Tal como Jacob hizo que sus hijos fueran a José para recibir alimento, así Jehová guía a los humanos arrepentidos a su Hijo amado, Jesucristo. (Juan 6:44, 48-51.) Jesús junta a sus seguidores en congregaciones semejantes a ciudades —más de 52.000 de ellas por todo el mundo hoy— donde se les alimenta con abundancia de alimento espiritual y se les suple una sobreabundancia de “grano”, como “semilla” para sembrarla en el campo. (Génesis 47:23, 24; Mateo 13:4-9, 18-23.) ¡Estos testigos de Jehová trabajan de buena gana! Los que se ofrecen voluntariamente para servicio de precursor de tiempo completo son cada vez más, pues en un solo mes del año pasado 595.896 de ellos participaron, como máximo, en esta obra privilegiada. ¡Eso es un promedio de más de 11 precursores por congregación!

(Génesis 47:23, 24) Entonces José dijo al pueblo: “Miren, hoy los he comprado a ustedes y su tierra para Faraón. Aquí tienen semilla, y tienen que sembrar la tierra con ella. 24 Cuando haya resultado en producto, entonces tendrán que dar la quinta parte a Faraón, pero cuatro partes llegarán a ser de ustedes como semilla para el campo y como alimento para ustedes y para los que están en sus casas y para que coman sus pequeñuelos”.

*** it-2 pág. 689 Posturas y ademanes ***

Otro método de confirmar un juramento era colocar la mano de una persona bajo el muslo (cadera) de otra, como hizo el sirviente de Abrahán al jurar que conseguiría una esposa para Isaac de entre los parientes de Abrahán (Gé 24:2, 9), y como hizo José a Jacob al jurar que no lo enterraría en Egipto. (Gé 47:29-31.) La palabra “muslo” se refiere a la parte superior de la pierna que va desde la cadera hasta la rodilla, donde está el fémur. Según el rabino judío Rashbam, esto se hacía cuando un superior ponía bajo juramento a un inferior que le debía obediencia, como un amo a su sirviente o un padre a su hijo. Según Abraham Ibn Ezra, otro erudito judío, en aquellos días era costumbre que el sirviente colocase su mano bajo el muslo de su amo al hacer un juramento, con lo que indicaba que estaba bajo la autoridad de su amo. (The Soncino Chumash, edición de A. Cohen, Londres, 1956, pág. 122.)

(Génesis 47:29-31) Gradualmente se aproximaron los días en que Israel había de morir. De modo que llamó a su hijo José y le dijo: “Si, pues, he hallado favor a tus ojos, coloca tu mano, por favor, debajo de mi muslo, y tienes que ejercer bondad amorosa y confiabilidad para conmigo. (Por favor, no me entierres en Egipto.) 30 Y tengo que yacer con mis padres, y tienes que sacarme de Egipto y enterrarme en el sepulcro de ellos”. Por consiguiente, él dijo: “Yo mismo haré en conformidad con tu palabra”. 31 Entonces él dijo: “Júramelo”. De modo que se lo juró. Tras esto, Israel se postró sobre la cabecera

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