REPASO DE LA ESCUELA DEL MINISTERIO TEOCRATICO
Enviado por tefo123 • 17 de Noviembre de 2013 • Tesis • 1.843 Palabras (8 Páginas) • 307 Visitas
REPASO DE LA ESCUELA DEL MINISTERIO TEOCRATICO
1.-“Felices son los que se lamentan, puesto que ellos serán consolados.” (Mat. 5:4.) “Los que se lamentan” son el mismo tipo de personas que “los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. No es que se lamenten por su situación en la vida, sino porque son pecadores y porque les duele ver el sufrimiento que causa la imperfección. Pero ¿por qué dijo Jesús que son felices si están lamentándose? Porque hallan consuelo en su relación con Jehová y porque ejercen fe en él y en su Hijo (Juan 3:36).
2.-El que intenta entramparnos, derribarnos mediante artimañas y hasta devorarnos es Satanás (Efesios 6:11, nota). Él es “el Tentador” (1 Tesalonicenses 3:5). Cuando rogamos a Jehová que no nos meta en tentación, lo que le pedimos es que no nos permita caer en ella. En realidad, le solicitamos que nos ayude a no ser “alcanzados por Satanás”, a no sucumbir a las tentaciones (2 Corintios 2:11). Le pedimos que nos conceda permanecer en “el lugar secreto del Altísimo” para así recibir la protección espiritual que se ofrece a quienes se someten a la soberanía de Jehová en todo lo que hacen (Salmo 91:1-3).
3.-Comprendemos que el fin puede llegar en cualquier momento. El horario divino ya está establecido, y no depende de que nosotros alcancemos a dar testimonio personalmente a cada habitante del planeta (Mat. 10:23). No obstante, Jehová nos ha dado instrucciones que nos permiten realizar la predicación de la forma más eficaz posible. Con fe participamos en esta obra dando lo mejor de nosotros y utilizando todos los recursos a nuestro alcance. ¿Abrazarán la verdad muchas personas en los territorios donde predicamos? En realidad, no podemos saberlo de antemano (léase Eclesiastés 11:5, 6). Nuestra responsabilidad es anunciar el mensaje, confiando en que Jehová bendecirá nuestra labor (1 Cor. 3:6, 7). Podemos estar seguros de que él ve cuánto empeño ponemos y de que, valiéndose de su espíritu, siempre nos dará las instrucciones que necesitemos (Sal. 32:8).
Por eso, cuando Jesús dijo que sus discípulos no completarían su circuito de predicación “hasta que llegue el Hijo del hombre”, estaba diciéndonos, proféticamente, que sus discípulos no completarían el circuito de toda la Tierra habitada con la predicación del Reino establecido de Dios antes que el glorificado Rey Jesucristo llegara como el funcionario encargado de ejecutar el juicio de Jehová en Armagedón.
4.-La parábola del grano de mostaza, que también aparece en el capítulo 4 de Marcos, resalta dos ideas: en primer lugar, el sorprendente crecimiento en la cantidad de personas que han aceptado el mensaje del Reino, y en segundo lugar, la protección que estas reciben. Jesús dijo: “¿A qué hemos de asemejar el reino de Dios, o en qué ilustración lo presentaremos? Como un grano de mostaza, que al tiempo que se sembró en la tierra era la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra..., pero cuando se ha sembrado, sale y se hace mayor que todas las demás legumbres, y produce grandes ramas, de modo que las aves del cielo pueden hallar albergue bajo su sombra” (Mar. 4:30-32).
En esta parábola se habla del crecimiento del “reino de Dios”, crecimiento que se manifiesta en la gran difusión que ha tenido el mensaje del Reino y en el aumento que ha experimentado la congregación cristiana desde el Pentecostés del año 33. El grano de mostaza, que es diminuto, se utiliza a veces para representar cosas muy pequeñas (compárese con Lucas 17:6). Pero, aunque es de tamaño reducido, produce una planta que puede alcanzar una altura de 3 a 5 metros (10 a 15 pies) y llegar a tener ramas fuertes, por lo que prácticamente se la puede considerar un árbol (Mat. 13:31, 32).
La congregación cristiana se formó cuando 120 discípulos fueron ungidos con espíritu santo en el Pentecostés del año 33. Aunque en ese momento constituían un grupo reducido, en relativamente poco tiempo se les unieron miles de creyentes (léase Hechos 2:41; 4:4; 5:28; 6:7; 12:24; 19:20). En menos de tres décadas aumentó tanto la cantidad de cosechadores que el apóstol Pablo pudo decir a la congregación de Colosas que las buenas nuevas ya se habían “predicado en toda la creación que est[aba] bajo el cielo” (Col. 1:23). ¡Qué crecimiento tan espectacular!
Desde el establecimiento del Reino de Dios en los cielos en el año 1914, las ramas del simbólico árbol de mostaza se han extendido mucho más allá de lo esperado. El pueblo de Dios ha presenciado el cumplimiento literal de la siguiente profecía del libro de Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa” (Isa. 60:22). El grupito de ungidos que participaba en la obra del Reino a principios del siglo XX no podía siquiera imaginar que en el año 2008 habría casi siete millones de testigos de Jehová realizando dicha obra en más de doscientos treinta países y territorios. Un crecimiento extraordinario, sin duda, tanto como el del grano de mostaza de la parábola de Jesús.
Pero ahí no termina el crecimiento. Llegará el momento en que toda persona que viva en este planeta sea súbdito del Reino de Dios. Para entonces, todos los malvados habrán sido eliminados. Y eso no ocurrirá gracias a los esfuerzos humanos, sino a la intervención del Señor Soberano Jehová (léase Daniel 2:34, 35). Entonces veremos el cumplimiento final de otra profecía de Isaías, que dice: “La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isa. 11:9).
Jesús dijo que las
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