El Futuro Del Sistema Financiero En Costa Rica
Enviado por cvalerio • 4 de Diciembre de 2014 • 1.779 Palabras (8 Páginas) • 571 Visitas
El futuro del sistema financiero en Costa Rica :
¿QUÉ QUEDA POR HACER?
Elaborado Por: Willian Hayden
A menudo, cuando se tratan temas relacionados con la actividad financiera, se habla sobre las reformas pendientes en ese campo, como si se tratara de terminar un edificio. La realidad es que el sector financiero es uno de los más dinámicos de la economía, y sus operaciones corren parejas con los grandes avances en la tecnología de las comunicaciones y la globalización de los mercados. Por lo tanto, siempre habrá algo que hacer en el futuro; la tarea no tiene fin: es continua.
No obstante lo anterior, podemos señalar algunas acciones que creemos deben tomarse en nuestro país para hacernos más eficientes en esa actividad, conforme al actual desarrollo de la industria financiera mundial; en especial, la bancaria, a la cual, por razones de espacio, circunscribiremos nuestros comentarios. Esto es importante por cuanto el atraso que experimente el sector financiero puede constituirse en una limitación para el proceso productivo y los esfuerzos encaminados a lograr un mayor desarrollo económico. Si bien se han realizado varias reformas en los últimos años, aún resta bastante por hacer en este campo.
Son muchos los factores que afectan los objetivos, la administración y operaciones de los bancos y finalmente su situación financiera. Dentro de ellos son de relevancia los relacionados con el clima económico tanto doméstico como internacional, las políticas macroeconómicas del gobierno y del Banco Central, las políticas de regulación y supervisión del sistema financiero, la estructura del mercado financiero y la calidad de la administración interna de los bancos.
Es indudable que los bancos no pueden permanecer solventes y, por lo tanto, cumplir con sus funciones de intermediarios y facilitadores de los mecanismos de pago, si la economía, especialmente la interna, es inestable o sus clientes atraviesan por dificultades en sus negocios que les impiden hacer frente a sus obligaciones. Por esos motivos, en el grado en que la política macroeconómica sea viable, el sector financiero se desenvolverá en un entorno apropiado a sus funciones. Esto nos lleva a la política monetaria y fiscal. Aparte de la implementación de políticas macroeconómicas adecuadas, congruentes con el desenvolvimiento normal del sistema bancario, es importante que el uso de los instrumentos monetarios y fiscales apoyen ese esfuerzo, esto por cuanto es indudable que su utilización repercute en tales instituciones. Por tal motivo se hace necesario deslindar muy bien los campos en que se desenvuelve la política monetaria y la fiscal, e independizar las funciones de supervisión y vigilancia del sistema financiero, de consideraciones de políticas económicas.
Con tales fines se requiere dotar al Banco Central de mayor independencia del Poder Ejecutivo, resolver el problema de sus pérdidas cuasi-fiscales, y establecer un mecanismo de rendición de cuentas ante la Asamblea Legislativa. Es necesario, asimismo, que los instrumentos monetarios que se lleguen a utilizar sean indirectos y utilicen el mercado para alcanzar sus fines; esto significa que los encajes legales deben irse transformando paulatinamente hacia lo que se denomina coeficientes de liquidez, que les permita a los bancos obtener una mayor rentabilidad de sus activos y reducir el margen financiero, en beneficio de una eficiente intermediación financiera.
Pero ello no será suficiente si persisten los problemas fiscales, pues los déficit y su financiamiento repercuten fuertemente en el mercado financiero y condicionan la formulación y ejecución de la política monetaria así como el nivel de las tasas de interés. Es importante, pues, legislar a fin de eliminar los déficit fiscales y resolver el problema de la deuda interna. Todo esto requiere voluntad política para realizar las reformas legales apropiadas que contribuyan al fortalecimiento de un ambiente propicio para el desarrollo financiero. Mientras existan tales déficit, no puede esperarse una reducción en las tasas de interés, ni en el margen financiero con que operan los bancos, pues mientras que el financiamiento al gobierno mantiene altas las tasas de interés, las políticas compensatorias del Banco Central o del gobierno impiden que los bancos presten sus recursos, obligándolos a mantener márgenes financieros altos, con el objeto de velar por su patrimonio real.
También son conocidos los efectos negativos que las crisis bancarias tienen sobre la estabilidad macroeconómica y la efectividad y costos de las políticas monetaria y fiscal. Por eso es importante la existencia de una eficiente supervisión de los entes financieros que permita prever y enfrentar los problemas individuales en el momento adecuado y no cuando la única opción sea su cierre. La supervisión del sistema bancario y el establecimiento de normas prudenciales ha experimentado un importante avance en el país; sin embargo, queda todavía mucho por hacer, especialmente en el énfasis que se debe poner en varios aspectos de la operación de los bancos, la información al público, y el seguimiento de las operaciones de la llamada banca paralela. Pero, por otra parte, tal supervisión y regulación prudencial del sistema no debe exagerarse en forma tal que lo ponga en una camisa de fuerza que lo frene y lo haga obsoleto.
Para que esa supervisión sea efectiva y dé confianza al mercado financiero, se requiere, sin embargo que las normas prudenciales que se lleguen a establecer respondan a principios claramente diseñados con el fin de lograr la solvencia y liquidez de los bancos. En ningún momento es conveniente que esas normas se constituyan en un instrumento monetario más; hacerlo podría debilitar en el futuro
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