El ejercicio y la ansiedad durante la pandemia

El ejercicio y la ansiedad durante la pandemia

El siglo XXI, una época en la que el proyecto humano había alcanzado su máximo esplendor en toda la historia, su cúspide, su forma más majestuosa, un imperio global digitalizado, y que fue puesto en pausa por un virus. Aun siendo la forma más básica de vida hizo que todo el mundo diera un giro de 180º.

Hace más de 600 días que estamos en cuarentena, al ser individuos sociales el encierro afecta a las personas drásticamente, y no por tener claustrofobia si no por el miedo a quedarnos solos. Aunque la soledad sea buena en cierta medida, por ejemplo, para descubrirnos a nosotros mismos, no es tan fácil, primero hay que aprender a domarla. Lo primero que resalta en estos tiempos de soledad, de caos individual y social, es mucha ansiedad, la gente mejor adaptada a la sociedad ocupa múltiples medicamentos y sustancias para controlarla, sin embargo, no es saludable depender de estas sustancias. La ansiedad como el miedo es una respuesta instintiva ante las amenazas, podemos dormirla o callarla (como alguna gente lo hace) no obstante la amenaza seguirá ahí.

La diferencia entre miedo y ansiedad, es que la primera sirve para una amenaza especifica para correr o pelear, pero la segunda responde a amenazas invisibles, ataca desde todas partes y si no hay con quien pelear ni para donde correr te paraliza, pero no podemos vivir paralizados por cada cosa mala que ocurre en la cruel canica azul que habitamos. Entonces, si no podemos dejarnos llevar y paralizarnos por la ansiedad ni tampoco medicarnos para ocultarla, ¿Qué es lo que debemos hacer? Aunque hay varias respuestas, lo más fácil y que todos podemos hacer es el ejercicio

Aunque primero vamos a hablar un poco sobre de la falta de ejercicio.

 El sedentarismo.

El carácter sedentario de la vida moderna es una alteración de nuestra naturaleza, y plantea una de las mayores amenazas para nuestra supervivencia continua. Diferentes especialistas y estudios han encontrado que el sedentarismo aparte de ser una gran causa de sobrepeso, diabetes y problemas cardiacos en la población es un gran factor para la depresión, el estrés y la ansiedad. Lo que es aún más perturbador, y lo que prácticamente nadie reconoce, es que la inactividad está matando nuestros cerebros también, marchitándolos físicamente. Nuestra cultura trata la mente y el cuerpo como si fueran entidades separadas, y necesitan volver a conectarse.

El extintor del estrés

        Ahora bien, todos sabemos que el ejercicio nos hace sentir mejor, favorece la concentración y puede producir una sensación de optimismo, pero la mayoría de nosotros no tenemos idea por qué. Asumimos que es porque estamos quemando el estrés o reduciendo los músculos. Pero la verdadera razón por la que nos sentimos tan bien cuando bombeamos sangre es que hace que el cerebro funcione de la mejor manera. El ácido gamma-aminobutírico (GABA) es una sustancia cuyo propósito es calmar el cerebro y actuar como un extintor de incendios que obligue a sus neuronas a ralentizar su actividad. Una vez esta ha bajado el ritmo, desaparece el sentimiento de estrés.

Así pues, cuando entra en escena lo que hace es proporcionar un alivio rápido y eficaz, exactamente igual al que obtenemos al beber o tomar ansiolíticos.

Lo genial es que su funcionamiento no solo puede estimularse con alcohol y pastillas, sino también con el movimiento corporal; es decir, haciendo ejercicio. Caminar, por supuesto, tiene efectos beneficiosos; sin embargo, los mejores resultados provienen de correr o montar bicicleta. En la actualidad, sabemos a ciencia cierta que el esfuerzo físico sostenido en el tiempo aumenta la actividad del GABA: en especial en las áreas del cerebro situadas bajo la corteza cerebral. Es precisamente en estas zonas donde se origina gran cantidad de la ansiedad que padecemos; así que, lo que estamos haciendo es atacar el núcleo del estrés.

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