Estado y Economía - Una Relación de Poder

ESTADO Y ECONOMÍA: UNA RELACIÓN DE PODER

Al paso del tiempo se ha venido evidenciando las diferentes transformaciones que han sufrido las sociedades y la humanidad, trasformaciones que se han ido generado por la dinamización y cambios en los contextos y en la aplicación de los métodos de orden económicos para satisfacer las necesidades del ser humano que varían de acuerdo con cada Estado/Nación con el fin de producir, crear, avanzar y maximizar los recursos. Es de notar que existe una relación directa entre política, Estado y economía, siendo estos los ejes centrales y puntos de partida en la nación; los resultados que resultan de esta interacción perpetran cada espacio de la sociedad, de manera positiva y negativa según los intereses.

El Estado como garante de derechos, deberes y obligaciones ha estado interactuando en la economía directa e indirectamente, estableciendo los modelos económicos como sistemas bajo los cuales el país se debe regir y es así pues como en el transcurso de la humanidad, las diferentes épocas y los momentos históricos nos han incursionado en etapas de avances tecnológicos, en tecnificación de trabajo, en cambio del pensamiento y accionar de las sociedades, esto permitiendo que los esfuerzos y las estrategias de gestión pública por parte del Estado apunten a conseguir un bien común, lograr a cabalidad la satisfacción de necesidades básicas de los habitantes y la equidad entre los mismos.

El papel del Estado dentro de la economía tiene una gran incidencia en el crecimiento y desarrollo económico, esto relacionado directamente a la forma en que opera la política económica llamada globalización pues es el Estado el garante de “construir y consolidar finanzas públicas sanas, transparentes y eficientes que permitan la optimización de recursos, y óptimas transacciones del mercado” para que con ello la economía se regule y se equilibre a tal fin de que exista una distribución equitativa de riqueza, logrando con ello el crecimiento del Estado.

Sin embargo, si sopesamos la teoría con la realidad, evidenciamos que aquellas están muy distantes la una de la otra pues se ven alteradas por factores políticos, culturales, sociales y también por las dinámicas mundiales, a lo que el capítulo del libro, Territorio, autoridad y derechos, en el capítulo 5 destaca que: “La desnacionalización de los programas estatales y la privatización de la elaboración de normas”:

En la actualidad, los estados confrontan nuevas geografías de poder.1 Los cambios que esto acarrea en la condición del Estado con frecuencia se conciben como una merma generalizada de la importancia estatal, sobre todo en materia de capacidades de regulación. La globalización económica ejerce una fuerte presión para la desregulación de una serie de mercados, sectores económicos y fronteras nacionales, así como también para la privatización de las empresas y funciones del sector público (Sassen, 2010, pág. 280).

Si bien pues, la globalización y la dinámica mundial son factores determinantes que afectan de manera inmediata las naciones, quienes se ven obligadas a aplicar modelos económicos que les permitan avanzar y generar mejor posición en el mercado y la competitividad empresarial, en algunos países esos modelos económicos no se ajustan al contexto que la exigencia económica pide en cada Estado, siendo estos poco beneficiosos e inapropiados. El poder público, la autonomía y gestión del Estado se podría desestabilizar en algunas situaciones ya que los límites se disuelven y va cediendo el control frente a algunas áreas como en la economía.

La falta de consolidación de economías estables en el mercado mundial, y la no regulación por parte del Estado a los monopolios ocasionan deterioro en la actividad económica dentro de un país, no dejando de lado que la ruptura en los procesos políticos, sociales, económicos y hasta culturales “pueden convertir lo propio en ajeno”, dicho en otras palabras, transferir el sector público a un sector privado. El Estado y el mercado entran en un choque de intereses donde el primero va perdiendo su soberanía para darle paso a la globalización, es decir, el Estado le confiere algunas potestades o facultades a esta. Aquellas transformaciones crean sistemas económicos emergentes que desestabilizan el orden en un territorio, pero da estructuras que transforman lo local a lo global, siendo esto, sistemas más amplios con procesos distintos.

La falta de localización de los procesos económicos de una nación sin lugar a duda ocasionan un ruptura que incide directamente en el ciudadano y en el crecimiento y desarrollo de la nación, pues se pone de manifiesto la autoridad de la gestión pública, está pasaría a ser un simple observador o supervisor de las acciones que emprenda la economía puesto que constituye un mercado global en el que las políticas y algunas gestiones están determinadas por organizaciones internaciones,  políticas mundiales o convenios desarrollados a lo largo de los años como alianzas estratégicas, que van resquebrajadas por otras dinámicas que afectan directamente a la nación.

Traigo a colación el apartado que refiere (Vilas, 2000) en la reformulación de las relaciones entre política y economía que destaca: “Como siempre ocurre, cambios en las relaciones de poder se traducen en nuevos diseños institucionales y en modificaciones en la gestión pública”  y traigo esto porque la incidencia que trae las nuevas políticas sobre la economía hace que el Estado deba trabajar e indagar más sobre como esa política puede llegar a ser eficaz en el mercado de tal manera que no tenga incidencia alguna sobre las políticas que se vienen manejando y no pierda la línea u orientación para que el crecimiento y desarrollo económico aumente y no genere algún detrimento en lo que ya se tiene como fortaleza en el Estado. No obstante, se debe hacer alusión a la negociación de los poderes económico y político para que el Estado opere desde su legitimidad y dentro de los procesos y herramientas como políticas públicas y estrategias que pueden ser ejecutadas dentro de su soberanía.

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