LA HUMILDAD EN LAS FUNCIONES DIRECTIVAS
Enviado por monofremx • 28 de Junio de 2015 • 998 Palabras (4 Páginas) • 2.199 Visitas
Introducción
¿Debemos ser humildes al ejercer las funciones directivas?
Sabemos que humildad deriva etimológicamente de humus – tierra. Se supone que el hombre humilde se encuentra postrado reverencialmente en el suelo ante quienes consideran más grande de él.
Mucho se ha hablado de la humildad como un cualidad que el ser humano debe poseer y que denota un signo de fortaleza y el que la logra poseer, se sabe que está al servicio y se pone a la altura de los demás. Lamentablemente en los últimos años en el mundo ejecutivo, la humildad se encuentra devaluada entre los que dirigen a las empresas, dejando de lado esta cualidad ya que se percibe como un rasgo de debilidad y de conformismo y que va en contra de lo que todo director debe ser
Esta idea errónea de la humildad empobrece y diluye la función directiva del director ya que enemigos de la humildad como son el exceso de orgullo y la vanidad hacen que el director esté mas centrado en el “yo” antes que en las circunstancias, impidiéndole observar las cosas como son, y como consecuencia repercuten en su acción directiva que tienen como objeto: El Diagnostico, La Decisión, el Mando y que serán abordadas en ese mismo orden.
1.- En el Diagnostico como la principal labor del director y como el primer paso a la acción directiva, requiere en mayor medida el ejercicio de la humildad como su principal virtud. Para decidir hacia donde debemos o queremos ir, es vital conocer donde estamos parados y cuales son las circunstancias exteriores que nos rodean. Se requiere un mayor conocimiento del “yo” para poder evaluar una situación dada y como punto de partida, ya que un error por un exceso de confianza cegada por el ego o por la vanidad podrían tener consecuencia irremediables. Para que el director haga un buen diagnostico de las circunstancias, es necesario que se despoje del “yo” para poder ver las cosas, olvidándose de sus prioridades, de sus preferencias y de sus intereses; solo así el director podrá analizar la circunstancias, viéndolas como son, es decir, con objetividad ante mis posibilidades y sin egoísmos.
Para en buen juicio y diagnostico en la acción directiva, es bueno que el director se plantee lo siguiente: el conocimiento sobre cómo son las circunstancias exteriores en que me encuentro, y el conocimiento de cómo me encuentro yo en esas circunstancias. Para ello, es importante tener muy en cuenta los siguientes dos aspectos
a) Las circunstancias del “yo” – Objetividad para evaluar las circunstancias externas que nos rodean
1.- Sensaciones
2.- Sentimientos
3.- Imágenes
4.- Afectos
5.- Cogitaciones
6.- Emociones
7.- Ideas y juicios
8.- Decisiones
b) El “yo” de las circunstancias – conocimiento del propio yo dentro de esas circunstancias
2.- La Decisión, el activo directivo por excelencia y como una consecución del diagnostico en la acción directiva, requiere que se defina una meta y a lo que se aspira por decisión propia.
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