LA PARADOJA

La Paradoja

Sin duda alguna es un gran relato sobre la verdadera esencia del liderazgo del autor James Hunter, sin duda este libro y estas enseñanzas me llegan hasta lo más profundo de mi conciencia y de mi ser, porque un día quiero llegar a ser líder de un gran equipo, y aun que creía serlo desde ahora, estoy convencida que me faltan tantas cosas por mejorar, cambiar y superar.

Las ideas que defiendo no son mías. Las tomé prestadas de Sócrates, se las birlé a Chesterfield, se las robé a Jesús. Y si no os gustan sus ideas, ¿las de quién hubierais preferido utilizar? Dale Carnegie

Con estas palabras iniciaba este libro, sabias palabras, esta obra habla sobre seres líderes en diferentes organizaciones y aun que el enfoque del caso es sobre John, había otras 5 personas más que asistirían al seminario.

La decisión de ir fue de John propiamente y no podía culpar a nadie más. Cuando se dio cuenta le resultaba casi imposible pensar que una persona tan atareada, como director de una importante instalación industrial, dejara la fábrica abandonada a su suerte para pasar una semana en un monasterio al norte de Michigan, donde había monjes, cinco servicios religiosos diarios, cánticos, liturgias, comunión y alojamientos comunes.

John el personaje principal de este relato, por darle un titulo; trabajaba para una empresa de producción de vidrio plano, de categoría internacional, en la que ocupaba el puesto de director general de una fábrica de más de quinientos empleados, con altas cifras de facturación.

Al parecer en la época en que le promocionaron al puesto, John era el director general más joven en toda la historia de la compañía. La empresa funcionaba de manera muy descentralizada, deba gran autonomía.

No podía John quejarse además tenía un sueldo considerable, que incluía una cantidad significativa de dólares en primas sujeta a la consecución de objetivos determinados y evaluables en la fábrica.

Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Lo realmente verdadero en la vida de John era que su vida se estaba desmoronando. Rachael era su esposa y ya le había dicho un mes antes que llevaba un tiempo sintiéndose infeliz en nuestro matrimonio e insistía en que las cosas no podían seguir así. Me dijo que no se estaba atendiendo a sus necesidades.

Las cosas para John no eran tan buenas, tampoco con los chicos iban bien, estaban cada vez más contestones y había llegado a llamar groseramente Rachael.

Notablemente no había manera que el hijo de John volviera a obedecer, desafiaba toda autoridad y llegó incluso a ponerse un pendiente en la oreja. Estoy segura que la mujer siempre es un papel fundamental en la vida de la familia, si no fuera por Rachael, le habría echado a patadas de casa. Las relaciones con John se habían deteriorado hasta el punto de que no existiera comunicación.

También la relación con su hija Sarah parecía ir de mal en peor. Antes habían tenido una unión muy especial, pero parecía distante, e incluso un poco enfadada a veces con su padre.

Rachael le sugirió en muchas ocasiones que hablara con Sarah sobre sus sentimientos, pero al parecer un hombre tan ocupado nunca tenía tiempo o, para ser más sincero, no tenía valor.

Incluso en su trabajo, que era la faceta de éxito, las cosas habían empezado a estropearse. En los últimos tiempos los empleados por horas de la fábrica habían estado haciendo campaña para conseguir una representación sindical.

CAPÍTULO UNO

Las definiciones.

Lo de tener poder es como lo de ser una señora. Si tienes que recordárselo a la gente, malo.

MARGARET THATCHER

Esta es la primera de las seis frases con que inicia cada capítulo, que para mi fueron muy acertadas. John estaba muy intrigado por conocer sobre Hoffman así que decidió investigar , para su sorpresa, encontró más de mil referencias sobre Leonard Hoffman, después de la búsqueda un artículo de hacía diez años, publicado en Fortune.

En 1941 Len Hoffman obtuvo una diplomatura en Empresariales por el Lake Forest State College. Poco después, los japoneses atacaron Pearl Harbor, segando la vida de su mejor amigo de infancia; esto fue un golpe terrible para Hoffman y le llevó a unirse a los miles de muchachos que se alistaron en aquella época. Hoffman ingresó en la Armada como oficial y ascendió rápidamente a capitán de un torpedero cuya misión era patrullar islas en Filipinas

A pesar de la actitud que Hoffman podía tener contra los japoneses, que habían matado a su amigo en Pearl Harbor, no exigió a los soldados ni a los oficiales humillarlos.

El único comentario de Hoffman a propósito de este suceso fue entonces lo siguiente; Es importante tratar a otros seres humanos exactamente

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