La mano invisible de Adam Smith
Enviado por Juanqueen77 • 26 de Febrero de 2020 • Ensayo • 1.475 Palabras (6 Páginas) • 318 Visitas
La mano invisible de Adam Smith
Comenzaremos hablando un poco a cerca de la vida de Adam Smith, continuando con la teoría de la mano invisible. Se analizará el significado de la expresión “mano invisible”. Lo que se busca con este ensayo es llegar a entender como la mano invisible es la que guía al interés personal a promover el bienestar económico de la sociedad.
Adam Smith nació en Kircaldy, Escocia, en 1723. Desde muy joven Smith presento los signos de lo que los psiquiatras llamaban “síndrome de profesor”. Hoy se le considera como el padre de la economía porque fue ante todo el constructor de un sistema. Este sistema combinaba una teoría de la naturaleza humana y una teoría de la historia con una forma peculiar de teología natural y algunas observaciones prácticas sobre la vida económica. Los logros de Smith en el campo de la economía no solo tendieron a transformarla en una disciplina formal y autónoma de la investigación científica, sino que también marcaron el comienzo de lo que se llama el periodo clásico del pensamiento económico.
En cuanto a la teoría de la mano invisible, se puede decir que es una metáfora que señala a la economía de mercado como herramienta con capacidad para alcanzar el bienestar social máximo mientras se busque el propio interés. Sostiene que la libre competencia es la mejor manera de funcionar de la economía, ya que las posibles contradicciones y problemas sistemáticos que las leyes del mercado crean pueden tener solución por “la mano invisible” del sistema. También se podría decir que se debe a la capacidad de autorregulación que el libre mercado tiene intrínseco según sus teorías y estudios. En su obra “Teoría de los Sentimientos Morales”, publicada en el año 1759, fue el primer lugar donde este término vio la luz, aunque alcanzó mayor notoriedad en su otro libro de 1776 “La Riqueza de las Naciones”.
De esta manera, Smith indicaba que el papel del mercado es básico y fundamental y que cuanto menos control político o gubernamental exista en las economías, más fácilmente estas encontrarán sus caminos y el máximo bienestar. Según su ideario, el juego natural ejercido por la demanda y la oferta es suficiente para el alcance del equilibrio de la economía y la fijación natural de los precios.
La mano invisible en la teoría de los sentimientos morales
En su análisis de la justicia y de las virtudes, Smith parte de la importancia de la sociedad para el desarrollo del individuo:
“El ser humano, que solo puede subsistir en sociedad, fue preparado por la naturaleza para el contexto al que estaba destinado. Todos los miembros de la sociedad humana necesitan de la asistencia de los demás y de igual forma se hallan expuestos a menoscabos recíprocos” (Smith, 2009, p. 182).
Plantea dos posibilidades: que la sociedad se sostenga por la benevolencia de sus miembros: "Cuando la ayuda necesaria es mutuamente proporcionada por el amor, la gratitud, la amistad y la estima, la sociedad florece y es feliz" (ibíd., p. 182). Y que se mantenga unida por un utilitarismo mercenario, siempre que exista una evaluación consensuada.
Así, la sociedad puede sobrevivir por la benevolencia de sus miembros o por la utilidad de sus vínculos, aunque en el primer caso es más feliz. Sin embargo, existe un tercer elemento, más importante que los dos anteriores: la justicia.
Si la justicia es esencial en el análisis de Smith, y el sentido de justicia es inherente al hombre por naturaleza, es necesario entonces examinar las virtudes humanas, que hacen posible ir más allá del mero cumplimiento de la ley o del sistema legal diseñado por cada sociedad para preservar la justicia, la cual es la base para preservar la sociedad y al hombre mismo.
Smith se concentra en tres virtudes: la prudencia, que nos orienta en la búsqueda de nuestra felicidad; la justicia, que nos impide perjudicar a los otros, y la benevolencia, que nos impulsa a buscar la felicidad de los otros. Se podría decir que la prudencia representa nuestros afectos egoístas, y que la justicia y la benevolencia, que proyectan al individuo hacia los "otros" miembros de la sociedad, representan nuestros afectos altruistas. La prudencia es especialmente útil en la medida que en ella confluyen la razón o inteligencia y el autocontrol Estas tres virtudes están regidas por el espectador imparcial, "el ilustre recluso del pecho, el egregio juez y árbitro de la conducta" (ibíd., p. 450).
Podemos concluir que Adam Smith se refería a la mano invisible como expresión de la voluntad de Dios, y que no se puede sostener que en la concepción integral la mano invisible es equiparable al mercado, que como un Dios coordinaría los actos egoístas individuales para llevar en forma forzosa al bienestar común.
Referencias
Mankiw, G. (2012). Principios de la economía sexta edición. Cruz Manca, Mexico: editorial Cengage learning.
Ekelund, R. y Hebert, R. (2005). Historia de la teoría económica y de su método tercera edición. Santa Fe, Mexico D.F.: Editorial McGRAW-HILL.
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