Liderazgo Integral

En algún tiempo clave en la vida de los seres humanos, llega el momento de hacer un consciente replanteo, para recuperar su sabor y sentido.

Lo que verdaderamente deseamos encontrar es aquel camino que nos acerque al “origen de nuestro propio ser”. Todo el tiempo, la vida nos provee de evidentes señales - que en lo general, pasamos por alto - y que nos están indicando rutas muy definidas para ser transitadas.

El camino hacia la esencia implica un gran desafío, ya que cuando un ser humano se formula acerca de su existencia, suele tener muchos pedazos que unir interiormente; “contradicciones”, como podríamos llamar a esos pedazos.

Un líder integral se manifiesta cuando el ser humano ha podido unir sus pedazos, “ser sincero” consigo mismo. Cantarle a la vida desde un propósito de trascendencia, basado en principios, compromiso y amor incondicional.

“Sinceridad”, es la palabra más precisa para definirlo. Originariamente tiene relación directa con esa unión de pedazos; ya que proviene del latín “sincerus”, que significa “sin mezcla”. Esta palabra surge en la época dorada de la Grecia Antigua cuando los aristócratas (del griego “aristos”: “el mejor” y “krátos”: “poder”) buscaban la manera de diferenciarse de los ciudadanos comunes; por lo que revestían o decoraban sus viviendas y aposentos con piezas enteras de mármol.

Los marmoleros u obreros de la piedra, trabajaban las piezas enteras con delicadeza y pulido y con los restos o fragmentos de mármol que quedaban, se fabricaban otras planchas que les daban una utilidad similar a los bloques enteros, con el agregado de una cera especial (o resina).

Luego, con el tiempo, este concepto fue utilizado en el vocabulario latino para decir que una persona es “sincera”, cuando es íntegra, coherente, sin pedazos o “contradicciones”.

El ser humano es integral por naturaleza. La vida y las relaciones con el mundo van fragmentando su ser, su esencia. Nacemos íntegros y el mundo se ha encargado de desintegrarnos, de hacernos perder la sincronía entre el pensar, el sentir y el actuar, hacia la evolución.

Es hoy el momento de aceptar el desafío de alcanzar o recuperar esa integridad, para manifestarse en la cotidianidad de nuestra existencia y darnos la oportunidad de aprender de la vida.

Este desafío se alcanza aceptando el reto que significa ser un “Líder”. Desde el punto de vista etimológico, si bien es incierto, hay algunas investigaciones sobre esta palabra.

En la versión más conocida de los principios de la palabra “Líder”, se cree que proviene del idioma sajón “To Lead”, que tiene por significado “Conducir”, “Dirigir”.

Otra corriente interesante sugiere que la palabra “Líder” se origina en el vocablo latino “Lid”, cuyo significado sería: “Disputa”.

En los tiempos antiguos, una “disputa” no tenía la connotación actual de “confrontación” o “pelea”. “Disputar” es una palabra del latín compuesta por “Dis”, que significa “Separación” y “Putare” que se traduce como “Podar”. Tal vez, en este caso, la palabra “Líder” pretende dar la idea de aquella persona que participa en “podar o sacar las ramas”, que no permiten el crecimiento ideal del “árbol” (hombre).

A colación del árbol, en mi libro “Tres Poderes para la Superación Personal”, hago una comparación entre un árbol y el hombre. Digo que:

“Los hombres somos árboles diversos.

- Hay árboles con grandes raíces agarradas a la tierra y con copas casi sin follaje.

- Hay otros árboles con copas frondosas y raíces muy pequeñas, casi sosteniendo el suelo.

- Hay árboles con raíces firmes y copas colmadas de hojas.

Los primeros, corren el riesgo de detener su crecimiento y secarse.

Los segundos, aunque son vistosos y pintorescos, están supeditados a que una violenta tormenta o un viento furioso los voltee.

Los últimos, permiten dar sombra placentera, cobijo a los pájaros y compartir sus frutos jugosos”.

Luego de un gran tiempo de investigación, llegué a un concepto que - quizás - no sea tomado como una corriente etimológica válida, aunque de todas, considero que es la más profunda. La palabra “Líder” puede haberse originado en el idioma alemán antiguo y su connotación es “sufrir”, “resistir”.

En este caminar hacia el encuentro de significados, llegó a mis oídos que “Líder” es también una figura o rol en el canto coral de los inicios de la escuela germana. Esto me dio una definición sumamente personal respecto de ser un “Líder”:

“Líder es aquel que le canta a la vida”.

Aquel ser humano que con su voz interior hace vibrar al mundo, influyendo en la generación de cambios constructivos sobre la humanidad.

Una palabra importante que refleja este desafío de expandir - como el perfume de una rosa - la voz interior de cada ser humano, es la palabra “Persona”, que proviene del latín “Personare” y cuyo significado es “Para sonar”.

Antiguamente, en la cultura griega, se desarrollaban obras de teatro en los coliseos, donde los actores utilizaban unas máscaras para representar a un “personaje” determinado y tenían la facultad de amplificar el sonido; dada la vibración sonora de la voz humana, que se generaba como una suerte de caja de resonancia sobre dichas máscaras; denominadas inicialmente en el idioma etrusco como “Phersu”.

Ser “Persona” es un atributo que solo posee el ser humano. Ninguna otra especie de la naturaleza tiene este grandioso regalo. En el origen de la palabra “Humano”, se devela también otro “secreto” que nos invita a crear en la vida una poderosa “sinfonía de la naturaleza”. Proviene del griego “Humus” que significa “Germinar”.

Un ser humano, comienza a manifestarse cuando, luego de un proceso de crecimiento constante, logra sus jugosos frutos, ya que el hombre trasciende cuando los comparte con el mundo. Este es el verdadero concepto del “dis frutar”.

El ser humano, entonces, en la búsqueda

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