Mitos Empresariales ensayos

Mitos empresariales

“El empresario es la persona o conjunto de personas capaces de percibir una oportunidad y ante ella formular; libre e independientemente, una decisión de consecución y asignación de los recursos naturales, financieros, tecnológicos y humanos necesarios para poder poner en marcha la empresa, donde genera trabajo para él y para otros”

Mitos sobre el empresario y la acción empresarial

Los Mitos son expresiones paralizantes, al tanto oírlas empezamos a darles crédito, sin comprobar si hay evidencia del mismo. La repetición del mito, en una forma poco científica, genera la aceptación del mismo.

Según las características culturales y socioeconómicas un individuo acepta y valida algunos mitos, al mismo tiempo que considera absurdos o pasados de moda e inaplicables en su entorno.

Algunos de los Mitos más tradicionales que la literatura presenta

Mito 1. Los empresarios no analizan sino que van haciendo las cosas

Concepción muy generalizada, el mismo empresario plantea un desprecio por los métodos de análisis formal al decir “Yo, para mis empresas, nunca hice un estudio”. La verdad es distinta: los empresarios exitosos por un  largo periodo no juegan a la ruleta rusa, no se arriesgan por corazonadas o por impulsos emocionales.

• Analizan la oportunidad
• La miran por todos lados
• La evalúan con un software mental

También existen personas que analizan y analizan, y nunca toman la decisión de actuar.

Mito 2. Los empresarios nacen, no se hacen.

Frase repetida no solo para el empresario, también para políticos, artistas, gerentes, deportistas, etc. resultando errada.

El ser empresario implica atributos y conocimientos que son adquiridos y aprendidos. También salud, energía, e inteligencia, conocimientos y habilidades que no se dan al nacer sino que se desarrollan según el ambiente en que se viva: iniciativa, toma de decisiones, creatividad.

Mito 3. El empresario clásico o puro

Posiciones ingenuas: la que afirma que quien no parte de una invención o de alta tecnología, no es empresario. Lo que le define es su perspectiva empresarial.

Incluso hay consultoras y universidades que, antes de aceptar a un participante en un curso de espíritu empresarial, chequean sus habilidades y conocimientos, si los tienen, lo aceptan; de lo contrario, lo rechazan.

Mito 4. Todo lo que se necesita es dinero

Disculpa más frecuente de quienes no son empresarios. Una de las habilidades empresariales es identificar y conseguir recursos; entre ellos, recursos financieros.

 En general, la mayor parte de del dinero invertido para empezar una empresa proviene de ahorros personales, de familiares y amigos. La abundancia de dinero, puede ser un factor negativo, pues no se valoran decisiones y se cometen grandes desperdicios económicos.

Mito 5. Al empresario le falta preparación

“Si usted mira a los empresarios famosos de hoy, que tal vez empezaron su actividad en 1950, nota que ellos no fueron a la universidad y tal vez ni siquiera tienen el bachillerato”. Cada día en América Latina más y más empresarios tienen educación superior, pues sin duda esos conocimientos no pueden perjudicar el ejercicio empresarial.

Poseer educación formal o informal es indispensable, sino, sus posibilidades de éxito o crecimiento son nulas. Así mismo el empresario conoce su empresa en detalle y de ello necesita conocimiento y formación.

Mito 6. Los empresarios son fracasados

Se asocian factores de degradación con las personas exitosas. Se les señala de haber sido despedidos del trabajo, mal rendimiento académico, de ser divorciados, o revolucionarios. ¿Qué sentido tiene analizar que fue un mal estudiante? ¿Querrá eso decir que son malos o incapaces? ¿Quién ha dicho que todos tenemos que ser buenos para todo?

¿Qué es ser fracasado? ¿Acaso un empresario dueño de una empresa con 20 empleados y con buenas utilidades es un fracasado?

Mito 7. Todo lo que se necesita es suerte

La suerte es la capacidad de ver y apreciar las oportunidades; es el trabajo serio que se hace en busca de algo; es aprovechar y maximizar las épocas buenas y minimizar el impacto de las épocas malas.

No espere ser protegido por la buena suerte, se necesita espíritu empresarial y no suerte.

Mito 8. Con la primera empresa me enriquezco

Las personas esperan identificar una empresa, que en poco tiempo, les resuelva sus problemas económicos; y rechazan muchas oportunidades. La mayoría de estas personas mueren sin encontrar ese Dorado, mueren frustradas.

Aunque las primeras acciones no rindan muchos frutos económicos, tienen el valor de proveer de aprendizaje y acceso a empresas cada vez mejores.

Mito 9. La mayoría de las empresas fallan rápidamente

Se dice que la mayoría de empresas fracasan antes de los cinco años. ¿Cuál es la verdad? La realidad es que toda inversión tiene riesgos, igual que los empleos, no se permanece siempre en él o hay un acenso.

Hay que definir muy bien las fallas, y ver si fue productiva o no. Hay que aprender de ellas. ¿Es falla vender la empresa porque resulta una buena oportunidad? ¿Integrarse a otra empresa? Con los procesos formativos el inversionista adquiere capacidades para analizar y evaluar una verdadera oportunidad.” Es mejor equivocarse por intentar, que morir virgen en lo empresarial”

Mito 10. Solo los experimentados pueden ser empresarios

Jóvenes, que no hayan estado empleados, o estudiantes universitarios, crean empresas exitosas.

Bill Gates: “Cuando tenía 19 años percibí un camino para mi futuro y base mi carrera en esa percepción. Resulto que era buen camino”

Mito 11. La situación del país no permite crear empresas

Se plantea que la situación socioeconómica, política, legal, y ambiental es poco favorable para este proceso. No se puede esperar a que el entorno cambie para crear empresas.

Solo a medida que se creen empresas, trabajo y riqueza, mejoraran las condiciones ambientales para reforzar el proceso.  Los países con mayor nivel de actividad empresarial son países en vías de desarrollo. Se busca solución a problemas y muchos lo van logrando.

Mito 12. Para formar empresas hay que ser inventor o trabajar en tecnología avanzada.

La gran mayoría se basa en tecnologías convencionales y conocidas. Hay que ser competitivos y satisfacer necesidades, si para ello se necesita tecnología avanzada, hay que conseguirla.

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