PRECURSORES DE LA ADMINISTRACIÓN

PRECURSORES DE LA ADMINISTRACIÓN

Robert Owen

En 1836 Robert Owen, presenta su obra “El libro del nuevo mundo moral”, plantea el modelo de la sociedad comunista, después de su experiencia en la colonia comunista americana (New Harmony), su modelo es deformado por sus énfasis espiritistas, pero su argumento central es “la búsqueda de la felicidad de todos, como objetivo final alrededor del cual serán fundados y construidos los núcleos sociales, y esto se hará extensivo a toda la sociedad”. Esta felicidad se obtendría a través de ciertas reglas sobre educación y orden de la sociedad. Sus ideas no fueron en vanas ya que en un lugar de Escocia llamado New Lanark, se construyeron filas de casas de obreros con dos cuartos en cada casa, los desperdicios se apilaron ordenadamente en las calles en lugar de ser desparramados. En las factorías se colgó un pequeño cubo de madera sobre cada empleado, con cada lado pintado de un color que representaba, los diferentes grados de conducta: Blanco para excelente. Amarillo, bueno; azul, indiferente; negro, malo. En Lanark no se contrataron niños menores de diez años, y los trabajaron realizaban jornadas de 10 horas y media y no eran sujetos a sanciones. El dialogo entre el administrador era de carácter abierto ya que siempre tenía su oficina a las órdenes de los trabajadores de la fábrica para cualquiera queja o anomalía que se presentara. Los resultados obtenidos con este experimento se reflejaron al obtener una elevada productividad. Este nuevo tipo de organización comprobaría las teorías que Owen había desarrollado. El aseguraba que el industrialismo no es necesario construirlo sobre el trabajo barato, el abuso y la brutalidad, forjo el camino para la legislación industrial, implantando sus principios y probando que podían funcionar. Owen puede ser considerado como el padre de la administración del personal. (Biografias y Vida : La enciclopedia biografica en linea, 2004)

Henry Robinson Towne

 Como presidente de la compañía manufacturera Yale y Towne durante cuarenta y ocho años, Henry R. Towne implemento métodos administrativos totalmente nuevos en las plantas de su empresa. Los editores de Industrial Management, the Engineering Magazine declaran a Henry R. Towne como el pionero de la administración científica; afirman que ya en 1870, Towne iniciaba la aplicación sistemática de métodos administrativos eficientes; y que su conferencia “El ingeniero como Economista” presentada ante la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos en 1886, probablemente inspiró a Frederick W. Taylor a dedicar el trabajo de toda su vida a la administración científica. En esta conferencia Towne destaca que la administración del taller es tan importante como la administración de ingeniería en la eficiente dirección de una empresa. También reconoce que existía información sobre administración de talleres, pero que no se contaban con los medios de intercambio adecuados para poder dispersar los conocimientos del tema, Towne demandaba que la administración fuera considerada una ciencia con su propia literatura, revistas y asociaciones. Sólo a través de este tipo de distribución, señalaba Towne, se podrían los empresarios beneficiarse de la experiencia de otros. En una segunda conferencia, “Reparto de ganancias”, publicada en 1896, Towne afirma que el reparto de utilidades no es un ajuste equitativo ni una solución correcta a un problema económico. La ganancia que un departamento obtenía a través de un aumento en sus esfuerzos podía perderse en otro. De ahí que abogara por la determinación del costo de cada elemento de la producción. Entonces, lo que los empleados de un departamento ganaran podía revertírseles de acuerdo con su propio mérito. Por la razón anterior, llamaba a su plan reparto de ganancias y no reparto de utilidades. En su tercer ensayo, “La evolución de la administración industrial”, escrito en 1921, Towne comparó el estatus de la administración científica en 1886 y en 1921, observando particularmente el establecimiento de cursos de administración industrial en escuelas técnicas y universidades y acreditando a Frederick W. Taylor como el apóstol del movimiento científico. (BLOGGER, s.f.)

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