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Enviado por yaqui22 • 11 de Diciembre de 2012 • 3.167 Palabras (13 Páginas) • 341 Visitas
MUSICA LAMBAYECANA
MÚSICA REGIONAL LAMBAYECANA
a) Consideraciones Regionales
- En lo que respecta a la música lambayecana, nuestro departamento cuenta con canciones significativas. Por lo consiguiente, Lambayeque tiene en su haber toda una tradición musical, dispone de piezas musicales que son verdaderos himnos a nuestros pueblos, así como canciones que ponen de manifiesto la riqueza sentimental de nuestras gentes.
- A través del estudio y reconocimiento de un conjunto de canciones, las cuales provienen de las tres vertientes: afro-yunga o negra, andina o serrana y criolla popular, hay que buscar y encontrar en cada una de ellas los rasgos, elementos y características que nos van a servir para la edificación y forja de nuestra identidad cultural, artística y musical lambayecana.
- En otras palabras, lo que hemos querido decir es que la música forma parte del cancionero popular, por lo que la memoria de un pueblo también se encuentra reflejada en la música, el canto, el baile y la danza. Esta realidad explica lo que siempre hemos escuchado decir el norte del Perú es criollo porque es festivo, alegre, genuino, “pícaro”, ingenioso, donairoso. He aquí la razón de ser estas expresiones tan conocidas, tan comunes, tan difundidas y tan divulgadas: “soy norteño”, “soy lambayecano”, “soy chiclayano”, “soy ferreñafano”, etc.
- Con todo este conjunto de canciones que sintetizan el proceso histórico- musical lambayecano, queremos demostrar que el pueblo lambayecano en su conjunto ha tenido siempre una gran vocación musical y una creatividad extraordinaria para la elaboración de sus canciones populares, reflejando en cada una de ellas una buena parte de nuestra identidad histórico-cultural.
- La música popular lambayecana, como elemento de identidad cultural, tiene su origen en el ambiente rural y, a la vez, es de característica negra. Por lo tanto, la música es el primer elemento histórico-artístico que nutre nuestra identidad al estar presente la historia, el pueblo y la identidad. Esta música rural y negra la hemos encontrado ubicada en el valle de Zaña alrededor del siglo XVII, teniendo como expresión más remota las canciones llamadas precisamente “sañas”, las cuales fueron cantadas y cultivadas por los esclavos de plantación de la época colonial. En el siglo XVIII estas “sañas”, llamadas también “linderos de Zaña” van de devenir en tonderos, que también es una danza afro-yunga, y que según Nicómedes Santa Cruz, el tondero tiene su origen en la ciudad de Zaña al devenir la “saña” en “lindero” y éste en “tondero”.
- Una segunda canción que estuvo vinculada al acontecimiento político José Balta fue la puerca raspada o polca raspada, canción que fue recogida por el historiador Jorge Basadre en su “Historia de la República del Perú”. Tanto esta canción como “La Conga” tienen raíces negras.
- Y la tercera canción esta vinculada con la sublevación campesina encabezada por el cura ferreñafano Manuel Casimiro Chumán Velásquez, ocurrido en 1910 en la ciudad de Ferreñafe, como consecuencia de un proceso de concentración de tierras y de usurpación de aguas por parte de los terratenientes de la zona. Los compositores han querido rescatar del olvido este movimiento campesino a través de la marinera norteña llamada precisamente “la Montonera”, pero difundida con el nombre de “Trescientas libras de oro”. Incluso, esta revuelta campesina no sólo ha sido registrada en las páginas de la historia político-social de Lambayeque y en las composiciones musicales de nuestros autores, sino también ha sido materia de inspiraciones de nuestros poetas ferreñafanos y de los cumananeros lambayecanos. Esta canción que nació como tondero para después cambiar su línea melódica por marinera, tiene una versión tanto terrateniente, como también una versión campesina. Es decir, cada una de ellas ataca o defiende al cura Chumán y a los campesinos del lugar.
- De la misma manera, durante la República, hemos podido ubicar canciones de origen andino existentes en los distritos de Chongoyape, Ferreñafe, Inkawasi, y Kañaris, así como las ex haciendas Azucareras de Pomalca, Tumán, Pátapo, Pucalá y Cayaltí. En estos lugares se cantan los tristes, los yaravíes y los huaynos, lo cual estaría justificado por la cercanía de los distritos antes mencionados al Departamento de Cajamarca, por la presencia de la población migrante andina, proveniente de las provincias de Chota, Cutervo, Bambamarca, etc. en las ex Cooperativas Agrarias Azucareras, como la fuerza de trabajo de los antiguos patrones.
- A finales del siglo XX se dieron a conocer los tristes lambayecanos, como “La Chongoyapana”, cuyo autor fue don Arturo Schutt y Saco, natural de la hacienda Pucalá, pero fue compuesta en la ciudad de Chongoyape. De igual manera, el triste “La Jardinera”, cuyo autor fue el ferreñafano José Ignacio Tello Vásquez. Tanto Schutt como Tello fueron poetas románticos y humoristas. Otras muestras de tristes lambayecanos han sido ubicados por Luis Rocca Torres en Zaña y se encuentran registrados en su libro “La Otra Historia” (Memoria Colectiva y Canto del Pueblo de Zaña), bajo el título de “Tristes Zañeros”.
- Lo expresado hasta aquí nos está demostrando que la música popular lambayecana está nutrida de lo rural, no sólo en su origen, sino también en su evolución, pues, Ferreñafe, Chongoyape, Zaña y Lambayeque son ciudades ligadas estrechamente al campo, al igual que el Chiclayo antiguo (siglo XX, de la época de Balta) que era un pueblo cholo y campesino. En consecuencia, la música rural se traslada del campo a la ciudad en la medida que las principales ciudades – anteriormente mencionadas – son producto del predominio rural, y no del desarrollo industrial.
- De las tres vertientes de la música popular lambayecana: negra o afro-yunga, andina o serrana y criolla-popular, las dos primeras no han sido aceptadas en su integridad por las clases sociales imperantes en el departamento de Lambayeque; no han “cuajado” en su totalidad. La vertiente negra por su origen bastante remoto o lejano (época colonial) y por la escasa población negra que existe en los pueblos de nuestro departamento (Zaña y Capote), y la vertiente andina debido a la falta de un intercambio fluido entre la población de la gran parte geográfica costeña del departamento con la reducida población serrana del mismo. Repetimos: la vertiente andina todavía no ha sido totalmente integrada, su presencia es todavía débil aunque se encuentra en proceso de difusión. La vertiente criolla-popular está dada por las marineras norteñas, los valses y las polcas. Esta vertiente si está estrechamente vinculada
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