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Un Pavo Real En El Reino De Los Pinguinos


Enviado por   •  24 de Enero de 2014  •  2.117 Palabras (9 Páginas)  •  564 Visitas

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Prologo

Ésta es la historia de Pedro, el pavo real, un ave vistosa, inteligente y talentosa, que viene a vivir al Reino de los Pingüinos. Pronto se ve en problemas porque éstos han establecido un frío clima organizacional, formal, burocrático y gobernado por un vasto conjunto de reglas escritas y no escritas. Aunque le reconocen su talento, su estilo diferente y poco habitual hace sentir incómodos a los pingüinos.

La experiencia del pavo real refleja la de muchas personas “distintas” en las organizaciones actuales. Aunque la valorización de la diversidad se predica continuamente por todas las partes, la retórica no siempre es igual a la realidad. Ser “diferente” es mucho más que una cuestión de raza o género. La diversidad, en su verdadero sentido, involucra toda una gama de singularidad humana – personalidad, estilo de trabajar, visión del mundo, manera de comunicarse, y mucho más. Valorar la diversidad quiere decir apreciar y estimular el que la gente sea ella misma, y ayudarle a desarrollar todo su potencial y utilizar su talento, sus habilidades, sus ideas y su creatividad.

Esta encantadora fábula corporativa, basada en la experiencia de personas reales, relata aventuras de Pedro, el pavo real, y otras aves exóticas al tratar de abrirse camino en el Reino de los Pingüinos. Su historia es divertida e instructiva. Es un relato sobre los peligros y las posibilidades de ser “diferente” en un mundo que valora la comodidad, la seguridad, y la previsibilidad de la conformidad. Todos los que trabajen en una organización: ejecutivos, personal de recursos humanos, gerentes, supervisores, y el personal en general, deben leer este librito. ¡Contiene revelaciones importantes para todos!

UN PAVO REAL EN EL REINO DE LOS PINGUINOS

Esta fabulosa fábula trata de una vez que los pingüinos dominaban el mar de las empresas, aunque no siempre eran los sabios, pero lo único seguro era que tenían el mando.

La mayoría de las empresas eran parecidas: los altos ejecutivos y los gerentes usaban el traje característico de los pingüinos; mientras que los obreros – aves de muchos tipos – se vestían con ropas y colores de acuerdo con su trabajo y su estilo de vida.

A las aves que aspiraban a ascender en su empresa se les incitaba a ser lo más parecidas posible a los pingüinos: a caminar con pasos cortos, a imitar su manera de andar, a usar el traje de pingüino y a seguir el ejemplo de sus jefes.

Las aves que estaban interesadas en moverse dentro de la ley del más fuerte se esmeraban en poner cara de pingüino y en portarse como pingüinos. Pero incluso ellas comprendían que nunca llegarían a los puestos claves. Se daba por sentado que todos los pingüinos eran jefes naturales y que eran ordenados, leales y podían trabajar en equipo; y se sabía que anteponían los intereses de la empresa a sus asuntos personales. De las otras aves se creía que eran más volubles y menos confiables.

Por supuesto, esto nunca se decía en voz alta, ni por escrito. Porque, como en toda empresa, los pingüinos querían dar la impresión de ser amplios y estar siempre listos a estimular el talento, la dedicación al trabajo y los aportes de sus colaboradores. Pero en el fondo, todos sabían que los pingüinos siempre habían sido y seguirían siendo los mandamases.

Los mayores acostumbraban poner a los menores bajo su ala protectora y guiarlos por el camino del éxito. Los llevaban a jugar golf y a trotar, y hablaban con ellos de fútbol en los almuerzos de oficina. Se notaba a leguas cuáles eran los pingüinos más importantes. Y era evidente que se sentían mejor sólo cuando estaban entre ellos.

Pedro era un pavo real muy talentoso que había hecho cosas importantes en su tierra. Sabía escribir, y manejaba bien sus presupuestos; era creativo, imaginativo, sensato y práctico. Tenía muchos amigos y admiradores en su propia tierra, y era muy popular y querido.

Los altos gerentes del Reino de los Pingüinos quedaron perplejos cuando conocieron a Pedro, el pavo real. “Sí, era distinto – pensaban – pero sus logros profesionales eran impactantes y sus posibilidades fabulosas. Sin duda tenían un gran potencial”.

Por su parte, a Pedro le interesaban los pingüinos por las maravillas que había oído y leído acerca de su reino: la promesa de llegar a ser alguien y de hacer fortuna, y la satisfacción de formar parte de una empresa grande y poderosa. Se trataba de un país rico, donde todas las aves estaban extremadamente bien pagadas. “En esta nueva tierra mi futuro será más brillante”, pensó.

Así, los pingüinos y el pavo real llegaron a un acuerdo: él se iría a trabajar con ellos, y juntos lograrían grandes cosas.

El lema del Reino del Aprendizaje era: Imagina, Intenta, Prueba, ¡Realiza!. Todas las aves se esforzaban por demostrar sus capacidades para ganarse un lugar bajo el sol.

No todo era paz en el Reino del Aprendizaje. A veces había roces y peleas, pero los conflictos y las diferencias se apreciaban porque las aves creían que esa era la manera de poner a prueba las nuevas ideas. Ellas se valían de la discusión, el debate y el enfrentamiento para introducir cambios y progresar. Daba lo mismo ser pingüino que pavo real, paloma o azulejo. Lo único que importaba era tener talento e inteligencia. La iniciativa, la creatividad y las realizaciones eran los valores más preciados. Sólo contaba lo que cada cual aportara, sin distinción de clase o color de plumaje.

No obstante, Pedro el pavo real, tendría que enfrentar retos muy distintos desde el momento en que decidió dejar el Reino del Aprendizaje para irse a trabajar al Reino de los Pingüinos. Aunque estaba acostumbrado a trabajar duro, a pelear por sus ideas y a competir con toda clase de pájaros, nada en su experiencia anterior lo había preparado para el estilo y los métodos tan particulares del Reino de los Pingüinos. Pedro quería hacer las cosas bien y triunfar.

Se sentía halagado de que los pingüinos, tan poderosos y llenos de prestigio, lo hubieran alistado en sus filas, y quería caerles bien. Aprendió a caminar, a hablar y a moverse como pingüino. “Qué raro – se decía - ¡Todos son idénticos! ¡Parecen clones!” El pavo real estaba confundido y desconcertado. Y a medida que fue pasando el tiempo, empezaron los problemas.

Algunos pingüinos comenzaron a rezongar porque su voz de pavo real era muy fuerte. Los pingüinos hablan en voz baja y con tonos modulados, y las carcajadas y las exclamaciones llenas de emoción del pavo real quebrantaban sus cánones del decoro y la corrección.

Cuanto más

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