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COMO SE DA LOS RECURSOS TERAPÉUTICOS EN EL ABORDAJE PSICOPEDAGÓGICO.


Enviado por   •  13 de Abril de 2018  •  Ensayo  •  4.230 Palabras (17 Páginas)  •  70 Visitas

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RECURSOS TERAPÉUTICOS EN EL ABORDAJE PSICOPEDAGÓGICO.

ALUMNAS: FRACAROLI MARÍA CECILIA.

BIBLIOGRAFÍA: BUCHBINDER, Mario j. Poética del desenmascaramiento, caminos de la cura.

DOLTO, francoise: la imagen inconsciente del cuerpo.

FERNÁNDEZ, Alicia: la inteligencia atrapada.

MASCARA Y JUEGO

La terapia es un juego. Existe el peligro de reducir el juego a la terapia, como también la terapia al juego. La terapia es un juego en el sentido de poder atribuir otros sentidos al síntoma, incorporarlos al metabolismo de la cadena significante o habitar con otros personajes, juego con objetos, con palabras.

El juego se genera en un espacio potencia. Entre madre y niño, entre el objeto externo y el interno. Hay un desarrollo que va desde los fenómenos transicionales al juego, de este al juego compartido y de los juegos compartidos a las experiencias culturales, según señala Winnicott.

La máscara podría entenderse como un objeto transicional, como un objeto cultural. La transición a la que se refiere el nombre del objeto está dada entre el mundo externo y el interno. La particularidad de la máscara como objeto transicional está dado por las dos caras de ésta: la interna y la externa. Una solidaria de la otra, una determinando a la otra. La máscara pone en evidencia esta unidad, lo que oculta, la cara interna es la que al final resulta mostrada. La máscara, un elemento para mostrar, para salir hacia fuera, hacia lo externo, es un elemento para salir, paradójicamente, también a lo interno. Esto forma parte de la fascinación del juego con la máscara, juego en un espacio potencial de unión entre lo interno singular y lo universal.

En el juego en general y con máscaras en particular el jugador ilusiona recuperar la globalidad perdida en el curso de su historia.

Sujeto sujetado a la mediación del lenguaje que le permite simbolizar y comprender el mundo, pero que lo aleja de la inmediatez de las cosas.

En el juego el ser humano recupera ese contacto directo, sensual con el objeto. Al jugar con máscaras, lo hacemos con la unilateralización de la persona en una sola máscara. Se promueve el uso de otras máscaras. Éstas no le son ajenas, tiene que ver con el pasado histórico universal, personal, con el Otro, tesoro de la cultura.

Con las máscaras entramos en el campo del juego, que no es solo una técnica, sino el descentramiento del sujeto de la unilateralización de una historia que lo aprisiona y lo protege, es el permiso y la oportunidad de jugar con otras historias.

La máscara no da garantías de desenmascaramiento. Puede jugarse con máscaras deteniéndose en el momento del enmascaramiento. Es cuando el juego se presenta estereotipado.

La libertad que brinda el juego se basa en las reglas precisas en el cual éste está enmarcado. Aquí hay una relación con la prohibición del incesto, como regla general de la entrada en el campo de la cultura. Las reglas y su observancia permiten que el juego transite por el campo de lo real, de lo imaginario y lo simbólico.

La máscara se inserta en una corriente terapéutica que considera, como recurso terapéutico no solo a la palabra, sino al cuerpo, a la dramatización, a lo expresivo y al juego. No caóticamente sino dentro de una comprensión y de una estrategia como elementos que se modifican y enriquecen en la práctica.

Existen varios aspectos del juego a tener en cuenta: como elemento de socialización especialmente en relación con el otro y con la ley.;esto significa que incorporar las leyes del juego, aún de los más sencillos, lleva a relacionarse con las leyes generales del funcionamiento social.

El juego tiene un carácter de simbolización, de coherentización y de resignificación en determinadas historias, fantasías, de lo in entendible; es un modo de re-pensar, de re-simbolizar, de ordenar la vida de los seres humanos, especialmente lo que aparece como caótico.

El juego es también un encuentro con uno mismo y con el otro. Encuentro con la imagen corporal, con el contacto con el cuerpo; de esta manera es también contacto con el otro, con los otros cuerpos, con los otros seres humanos, y por otro lado con-tacto con el otro que está dentro de uno mismo.

Dentro del juego tiene lugar también la escenificación, la espacialización en la escena de la fantasía individual y no sólo individual sino también social.

En el juego propiamente dicho puede darse esta diferenciación: juego creativo y juego como acto de pérdida. Es lo que sucede en un jugador que se va transformando en juguete, por Ej. En un niño que siempre se lastima, que siempre pierde, que juega sólo un papel el “COMO SÍ” del juego se refiere por un lado a aceptar la realidad del juego y al mismo tiempo a la conciencia del doble espacio: espacio del juego y espacio de la realidad. El “como” del “como sí” tiene que ver con una convención, un acuerdo conciente de los jugadores en la aceptación de la realidad del juego. Es “como si” fuera la única realidad aunque no lo sea. El compromiso del jugador debe tener una determinada intensidad, fuera de la cual no se organiza. Cuando sobrepasa un determinado umbral, el juego tampoco es posible. En un partido de fútbol, si al jugador no le interesa que le saquen la pelota, no puede participar en el juego y si cuando se la quitan, siente que le quitan una parte del cuerpo, ahí pierde el “como sí” del juego.

La libertad del juego lleva implícitas las reglas. No hay juegos sin reglas precisas. Parte del placer del juego reside en la posibilidad de transgredirlas o no. Cuando éstas son transgredidas, se rompe la unidad explícita e implícita del juego.

Cuanto más amplias son las reglas para la posibilitación del juego, menores transgresiones existen en el desarrollo de éste.

Los jugadores encuentran en ese ámbito un lugar propicio para manifestar los aspectos mas reprimidos de su personalidad.

Los jugadores encuentran en ese ámbito un lugar propicio para manifestar los aspectos más reprimidos de su personalidad. El misterio de disfrazarse se relaciona con el juego representacional, que permite al jugador diferenciar el mundo real de la realidad del juego.

Dentro del disfrazarse está también el tema de la máscara. Podríamos pensarla como un facilitador del juego, como un poder pasar a otra realidad.

Hay partes del yo que para poder jugar tienen que conectarse con la omnipotencia del pensamiento, por lo cual si alguien afirma que un objeto es otra cosa, es otra cosa. Si digo que soy un rey en el juego y no lo creo, no puedo participar en él. Pero para que sea juego tengo que creer que eso no es cierto, que eso es un “como sí”.

Esto define

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