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CONSTRUCTIVISMO. LA ESCUELA FAMILIAR SISTÉMICA


Enviado por   •  28 de Junio de 2017  •  Resumen  •  3.128 Palabras (13 Páginas)  •  314 Visitas

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CONSTRUCTIVISMO

El constructivismo es un enfoque psicológico cuyos orígenes pueden observarse ya en la filosofía de Giambattista Vico, Inmanuel Kant o  Hans Vaihinger, quienes defendía el carácter activo del ser humano en cuanto a la construcción de la realidad en la que éste se mueve. Tras otras influencias como las de Piaget y Barlett que incluyen este carácter activo en el desarrollo de la memoria, el lenguaje y la cognición personal, es en torno a 1955, con la psicología de los constructos personales, de George Kelly, cuando se acaba consolidando una psicoterapia constructivista.

Esta terapia constructivista se caracteriza por defender un conocimiento relativo sobre el mundo; es decir, existen tantas realidades como personas hay, ya que el conocimiento de la realidad inmediata, objetiva, no es posible. Por tanto, el ser humano elabora construcciones personales acerca del mundo y de lo que en él ocurre. Esto no quiere decir que no podamos elaborar teorías acerca de nuestro mundo social; al contrario, cada persona, según su “aquí y ahora” y las variables y circunstancias que en él puedan estar influyendo, formula una realidad propia que va a definir su identidad como individuo y como miembro de la sociedad.

Así, la persona se define como teórico que elabora subjetivamente el significado de lo que le rodea, por lo que el objetivo en terapia no es corregir su forma de pensar, de sentir o de actuar, sino ser capaz de entender su realidad y actuar sobre ella de manera autónoma. Esto se consigue mediante la reformulación de lo que se conoce en el constructivismo como “metáforas centrales”, es decir, de los sistemas de significado personales que perduran en la persona a lo largo de su vida, sea cual sea la experiencia a la que se enfrenta. De esta manera, se pretende que la persona obtenga una nueva perspectiva de su situación, respetando su esquema de conocimiento.

Podemos encontrar cuatro tipos de metáforas centrales en el enfoque constructivista:

  • Como una ciencia personal, en la que la persona elabora y modifica sus hipótesis acerca de la realidad, según su experiencia vivida.
  • Como desarrollo del sí mismo, que pone el énfasis en las fases evolutivas tempranas y en las relaciones de apego para llevar a cabo un cuestionamiento del sí mismo.
  • Como reconstrucción narrativa de aquellas historias vitales que impiden avanzar.
  • Como una elaboración conversacional, basada en la co-construcción de la historia personal a través de técnicas como las preguntas circulares.

Además, es importante crear una atmósfera personal e interpersonal en la que el lenguaje empleado cobra gran importancia a la hora de reformular y resolver los problemas y en la que la persona encuentre una validación social al llevar a cabo dicha reformulación.

LA ESCUELA FAMILIAR SISTÉMICA

El enfoque familiar sistémico entiende que una persona y lo que su vida conlleva no se encuentran aislados, sino que existe una influencia recíproca entre ella y su medio vital y social. Dentro de este medio, la familia es un factor fundamental ya que la historia vital de ésta no pasa desapercibida para ninguno de sus miembros. Así, la terapia familiar sistémica basa su trabajo en acciones preventivas en cuanto al “síntoma” que porta la persona, ya que esto facilita su completa desaparición tanto en la propia persona como en su sistema familiar. De este modo, se garantiza que ninguno de los miembros genere una nueva conducta sintomática como consecuencia de la interacción con el síntoma anterior.

Cobra gran importancia resaltar los puntos fuertes y los recursos con los que cuenta la familia, ya que esto facilita el cambio al percibir un control interno.

Para empezar a trabajar desde este enfoque, debe establecerse en qué consiste la patología, así como elaborar las causas de su origen y se su mantenimiento. La forma de intervención, constituida por una teoría del cambio, un conjunto de metas y estrategias terapéuticas y determinadas técnicas de intervención, varía en función del modelo familiar sistémico adoptado.

A continuación se exponen las diferentes escuelas que constituyen este enfoque y sus respectivas formas de trabajo:

  1. MRI de Palo Alto. Esta escuela, fundada en 1959 por Don D. Jackson, entiende que la “enfermedad” es el conjunto de aquellas conductas dirigidas a solucionar una “dificultad” de manera ineficaz pero que, por su historia familiar, constituyen el patrón normal de actuación ante un problema o situación de cambio dentro del ciclo vital familiar. Estas soluciones ineficaces, lejos de paliar el problema, generan más soluciones ineficaces que impiden un acercamiento a la desaparición del síntoma.

Para que dicho síntoma desaparezca, el MRI de Palo Alto apuesta por generar un nuevo patrón de actuación, diferente del que solía poner en práctica, lo que llama cambio 2. Este tipo de cambio es contrario al cambio 1, basado en las soluciones habitualmente intentadas por la familia que no conseguían más que mantener el síntoma.

La terapia se basa en la definición objetiva de las metas que la familia pretende alcanzar al finalizar el proceso. Esto se consigue mediante una definición operativa de dichas metas, así como de las conductas mínimas necesarias para alcanzar esos objetivos. Las nuevas conductas serán completamente contrarias a las utilizadas o intentadas anteriormente. El sistema idiosincrático de cada uno de los miembros de la familia cobrará gran importancia a la hora de proponer dicha intervención, pues el terapeuta adopta una posición igualitaria o inferior a la familia para evitar así confrontación y resistencias que pudieran surgir.

Una vez conseguida la alianza terapéutica con la familia, el terapeuta puede intervenir de manera específica o general, en función de si las soluciones intentadas son de carácter estándar o, por el contrario, éstas van más allá de lo habitual y necesitan ser complementadas con otras estrategias. En cualquiera de estos dos tipos de intervención se emplean ciertos recursos técnicos que facilitan el alcance de los objetivos marcados: a nivel cognitivo encontramos las redefiniciones, las metáforas y las técnicas hipnóticas; a nivel conductual, las tareas directas, las tareas paradójicas y las ordalías o “pacto con el diablo”.

  1. Grupo de Milán. Nace en 1967, adoptando una orientación psicoanalítica y recibiendo más tarde la influencia de la escuela de Palo Alto. Aquí, cobra gran importancia el concepto de juego familiar, constituido por las relaciones existentes en el sistema y las creencias que unos tienen sobre otros, sobre sí mismo y sobre la familia en su totalidad. Desde este enfoque, lo patológico ocurre cuando el sistema de creencias familiar presenta un desfase en cuanto al momento evolutivo del sistema, por lo que el patrón conductual también resulta problemático.

A través de la no directividad del terapeuta, se insta a la familia a revisar su sistema de creencias para conseguir un cambio en el juego familiar en el que no esté presente el síntoma.

El Grupo Milán defiende que es más deseable no establecer unos objetivos concretos con la familiar, ya que de este modo deberá ser la familia la que propicie y elabore su propio cambio. Así, la causalidad circular se emplea con el objetivo de sustituir el pensamiento lineal que no deje contemplar al síntoma en su complejidad y contexto, centrándose el terapeuta en qué, dónde y cuándo de la conducta sintomática. El terapeuta también se vale de la entrevista para elaborar hipótesis sobre el síntoma familiar, de manera que, conforma va saliendo más información a la luz, éstas se rechazan, modifican o aceptan. Una vez que la familia ha elaborado el problema a partir de la hipótesis validada, se decide el tipo de intervención.

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