Ensayo ¿Brujería o Prejuicios?
Enviado por DEVANDER • 10 de Octubre de 2015 • Ensayo • 1.873 Palabras (8 Páginas) • 99 Visitas
LAS BRUJAS DE SALEM.
¿Brujería o Prejuicios?
Las brujas de Salem o El Crisol es una función teatral de Arthur Miller expresada en 1952 y estrenada en 1953 ganadora del Premio Tony. Está fundamentada en las vicisitudes que envolvieron a los criterios de brujas de Salem, Massachusetts en 1692. Miller hizo el escrito sobre el suceso en forma de una alegoría del macarthismo que aconteció en los Estados Unidos en los años 1950.
El macarthismo es un suceso de la historia de Estados Unidos que se extendió entre 1950 y 1956 durante el cual el Congresista Joseph McCarthy levantó un desarrollado proceso de acusaciones, inculpas, asuntos anómalos y alertas contra individuos sospechosas de pertenecer al régimen comunista. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una "caza de brujas".
Por ese entonces, la situación de la guerra fría era particularmente tensa, en la medida que la URSS experimentaba con la bomba atómica en 1949, Mao Zedong llegaba al poder ese mismo año y la guerra de Corea empezaba en junio de 1950. Este ambiente amenazador disgustaba sobre la opinión pública estadounidense que anhelaba una estrategia enérgica y ofensiva contra el bloque soviético. En febrero de 1950, Joseph McCarthy, senador por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado— denunciando una conspiración comunista en el mismo seno del departamento de Estado.
Entrando en materia y tomando el contexto de Massachusetts que es donde transcurre la película de Las Brujas de Salem hay que tener en cuenta que en 1692 un grupo de jóvenes adolescentes de Salem Village, Massachusetts se hallaron víctimas de insólitos ataques espasmódicos después de prestar atención a las narraciones de un esclavo traído de las Antillas. Ellas declararon a varias mujeres de ser brujas. La comunidad del territorio se concibió angustiada, mas no sorprendida, pues la creencia en la brujería estaba muy difundida en Norteamérica y Europa en todo el siglo XVII. Los funcionarios del lugar formaron un tribunal para juzgar los cargos de brujería.
Teniendo en cuenta que lo que estaba afectando a la comunidad era algo que la iglesia lo veía como enemigo, amenazante y en contra de las leyes divinas y aún más en lo que se refiere a los dogmas de la iglesia, esta misma poseía la fuerza y el poder para determinar lo que era pecado o no, y así mismo para juzgar en el nombre de Dios y para dar una sentencia a lo que ellos desde el constructo social está mal visto por la sociedad. La mujer se encontró entonces en manos de la religión, del padre, del hijo y del espíritu santo. El poder de una iglesia que la definía a ella misma como pecado. Se iba entretejiendo entonces una cultura que la identificaba con el mal acrecentando así el odio sexocida que la convertiría en la bruja del siglo XIV, pero ese momento aún no llegaba se estaba en la primera edad de la brujería, aunque ya se aproximaba la feroz persecución que convierte a Europa en una plaza de hogueras.
Tomando la teoría de Moscovici (1979) define las representaciones sociales así: “las representaciones sociales es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación de un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación. (p. 17 – 18).
Tanto la iglesia como la sociedad de la época en que se desarrolla la película tenían una mente puritana y moralista pero esta moral era utilizada a conveniencia de unos y de otros y esta postura la confirma Durkheim (1893): “la moral realmente practicada por los hombres no se considera entonces si no como una colección de hábitos, de prejuicios que no tienen valor como no sean conformes a la doctrina; y como esta doctrina se deriva de un principio que no se ha deducido de la observación de los hechos morales, sino que se ha tomado de ciencias extrañas, es inevitable el que, sobre más de un punto contradiga el orden moral existente” (p. 43).
En esta época de la historia en la que ciertas anomalías mentales no se estudiaban desde una ciencia o desde una razón lógica, la iglesia lo estigmatizaba y relacionaba las anomalías mentales de las personas con prácticas o posesiones demoniacas, dichas posesiones estigmatizaron a los individuos en especial a las mujeres y por medio de este constructo social murieron muchas personas a cargo de la inquisición. Así mismo se creó como un manual para las brujas (algo parecido al DSM IV), el Malleus Maleficarum o Martillo para las brujas de 1487, que se transformó en la herramienta principal elaborado por la Inquisición para encontrar, hostigar, investigar y escarmentar a las mujeres que ejercían la brujería, confiados como encontrase de que su práctica “implicaba la imposición del pacto con el Diablo”, lo cual apartaba a las personas de la fe en Dios. Lo que más resulta denigrante es que en el Malleus Maleficarum permanece manifiesto que la misma religión de la Iglesia atestiguaba la malevolencia interior de las mujeres, portadoras de la maldad desde la Creación, sostenida en el mito de Eva en el Paraíso que provoca a Adán a disfrutar del fruto prohibido. Por otro lado, deposita los dinamismos que practicaban las nombradas brujas, las cuales elocuentemente perturbaban sobre todo el ámbito doméstico: aliviaban o ocasionaban padecimientos, perjuicios en los animales domésticos y salvajes o variedades en el clima, pero más importante aún, curaban la inapetencia sexual, la esterilidad, la impotencia, provocaban abortos, controlaban la natalidad o asistían como parteras, acciones éstas que causaban recelos y temores en la institución religiosa y que debían ser controladas o eliminadas.
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