FRANCOISE DOLTO - La causa de los niños
Enviado por Paco Razo • 4 de Julio de 2016 • Resumen • 1.518 Palabras (7 Páginas) • 1.730 Visitas
FRANCOISE DOLTO
La causa de los niños
Como Francoise Dolto menciona, debemos agradecer a las artes plásticas, en especial a la pintura por habernos dejado testimonio de la visión que se tenía de los niños en siglos precedentes.
La imagen no es nada halagadora, pues según se puede apreciar en las pinturas y grabados, el niño es representado como un adulto pequeño utilizando los mismos trajes que los padres o abuelos. Dolto nos habla de los niños que fueron pintados e inmortalizados en el tiempo, pero también hay otra lectura cundo vemos parte de la obra de artistas como Durero, Caravaggio o Brueghel que comprenden los siglos XV Y XVI y caemos en la cuenta de que el niño no era tomado cuenta, no existía, no aparece salvo en pocas obras. A parte de no figurar, ¿Qué nos dice cuando lo vemos vestido como adulto? Quizá “que los niños muestran comportamientos y actitudes de personas mayores” o las niñas que ayudan en las tareas domesticas “que son modelos reducidos de sus progenitoras”.
En la edad media el niño constantemente es objeto de humillaciones, su cuerpo vive oculto entre la ropa y solo es despojado de ella para ser azotado o bien para posar y ser querido y admirado por el artista que pintará un ángel. En ocasiones el niño también era visto como un juguete.
Ya en el siglo XVII nacen muchos niños pero el índice de mortandad es muy alto y existe cierto grado de insensibilidad ante la muerte o pérdida de un hijo. De ello da cuenta el gran filósofo y escritor francés Michel de Montaigne quien dice haber perdido objetos, no individuos que han cesado de vivir refiriéndose a la pérdida de un hijo. También se tiene una idea generaliza de que la anatomía de un niño es indigna ante la mirada del hijo de Dios.
Para el siglo XVIII las cosas van mejorando paulatinamente para el niño, y otra vez gracias a la mirada del artista hay evidencia en las pinturas como es que “el niño se va integrando con igual valor, ya se anuncia una suerte de síntesis familiar” deja de ser un parasito, “empieza a edificar un pensamiento laborioso que le es propio, además se siente seguro”. Pero solo es hasta el siglo XIX que se le ve con traje de colegial y con actitudes de niño.
A parte de lo antes mencionado, el tema sexual es aún más difícil de abordar. Todavía en el siglo XX se creía en una cultura fálica, existía la idea que las niñas experimentaban su diferencia sexual como una falta de pene, pero Dolto considera que tocándose y masturbando los botones que es como ella considera a las zonas erógenas de la mujer (senos y clítoris) es como las niñas se descubren diferentes. En cuanto al niño, es a partir de los 29 meses que empieza a descubrir su identidad sexual. El niño sabe que cuando su pene está erecto es por una razón práctica, fisiológica; es momento de orinar, es solo un mecanismo. Más adelante siente a su pene erguirse, pero no hay ganas de orinar. A partir de ese momento, sin poder explicárselo sabe que su pene tiene otra función que nada tiene que ver con orinar. Dolto también nos plantea el miedo o angustia a la castración, no solo como la pérdida del pene, sino que es un temor latente a perder cualquier parte del cuerpo, pueden ser los dedos de las manos o los pies.
También nos habla de la importancia de saber frenar a tiempo cualquier indicio que apunte hacia el incesto, diciéndole al niño claramente que ni sus hermanas ni su madre son suyas y que jamás podrá tener relaciones sexuales con ellas. Dolto dice: “lo no dicho prolonga peligrosamente el equívoco del incesto”.
Ante el mutismo y el miedo de hablar y actuar sobre la educación sexual del infante se han planteado métodos que de alguna manera mantengan soterrado ese tema. Uno de ellos plantea extenuar “los ardores de la pubertad” a base de duro ejercicio físico e intelectual. Tal vez de esa forma no les quedaría energía a los niños para masturbarse. Al parecer las nodrizas en el siglo XVIII estaban más familiarizadas con el despertar sexual infantil y no les prohibían tocarse, lo que si ocurrió siglos más tarde cuando la madre se ocupó personalmente de amamantar al niño.
La iglesia también tiene cola que le pisen al respecto de la educación sexual infantil. El Papa Pio X “instituyó la comunión privada haciéndola preceder por la confesión”. Con esto “hizo un regalo envenenado a los inocentes”. Según Dolto esta innovación en el culto cátolico “fue un acto de perversión asociado a una idea justa y generosa, con esto generó una precocísima culpabilización del niño y una erotización de la confidencia hecha a alguien que se ocultaba en la penumbra del confesionario, para recibir el sacramento de la penitencia el niño debe tener inculcado el sentimiento del pecado”. Con estas normas era evidente que el niño sintiera culpa ante Dios ya desde pequeño, no tenía posibilidad de discriminar entre el bien y el mal. Esto significó un triunfo para la cristiandad ya que se había sembrado la culpa en la mente del niño en la edad en la que “confunde la imaginación con el pensamiento, el deseo inconsciente con la acción, el decir con el hacer y lo que es peor a Dios con sus padres y maestros”.
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