SINTESIS DE “EL CRITERIO”

SINTESIS DE “EL CRITERIO”

Por Jaime Balmes

María Rocío Osuna García

Registro: 2336624

10 de junio de 2014

Capítulo II. La atención

La atención pretende conducirnos al conocimiento de la verdad, por lo tanto, es obvio que al no poner la atención necesaria, es como si nuestro cuerpo estuviera presente, pero nuestra mente no, a causa de esto no podemos procesar como tal lo que se nos quiere dar a entender.

En veces, nosotros somos los culpables de que nuestra atención no sea la adecuada, pues al estar “poniendo atención”, usualmente interrumpimos con preguntas, con gestos distractores o hasta volteando a ver otras cosas que nos impiden completar la información que se nos está brindando y así no se puede meditar lo que nos han dicho y llegar al conocimiento que la otra persona se está esforzando por darnos a entender, por el contrario, se nos queda grabada una idea incompleta con hechos aislados de lo que se supone que tendríamos una información completa, meditada y lista para poder opinar y formar juicios sobre la misma.

Quien es atento tiene su mente clara y ordenada, con la atención analizamos y podemos recoger todo lo valioso de lo que se nos proporciona, con la distracción sólo se nos queda lo que no es indispensable, pero la atención se puede confundir con la cansada acción de estar fijo todo el tiempo a un lugar o a una cosa, la verdadera atención no debe de causar fatiga, pero tampoco es nada parecido a un tiempo libre porque ahí entran otros factores que nos llevan a la distracción y por consiguiente a no entender, tenemos que encontrar el punto medio de atender con paciencia sin que sea forzado pero sin dejar lugar a interrupciones para que esto sea efectivo.

En conclusión es bueno que la atención que vamos a prestar sea fuerte y a la vez flexible, que seamos capaces de interrumpirla, darle aire o descansar un momento, pero sin perder el hilo de lo que se piensa, para que al final del proceso de analizar, razonar y entender, no haya cuadros en blanco acompañando el conocimiento que debimos haber adquirido completo.

Capitulo XIII. La buena percepción

El autor describe a la percepción como un acto interno en el que nos hacemos cargo de un objeto, y de cómo percibimos las ideas.

Para pensar bien no es necesario saber si la idea es distinta de la percepción o no, ni tratar de responder cada cuestión en tanto a la relación de cómo percibimos, pues quien piensa no puede estar pensando en qué se piensa o en cómo se piensa, pues de ésta manera perdemos el objeto de nuestro entendimiento y sólo nos ocupamos de nosotros mismos.

Sólo podremos percibir bien si estamos atentos a lo que se nos ofrece, percibiremos todo de manera correcta tomando las definiciones e ideas que más se acerquen a la realidad.

El autor trata de explicarnos cómo diferenciar las percepciones, pues hay unas ideas que solo se perciben por definición y que son obvias y luego menciona que hay una diferencia cuando entra en juego la imaginación hasta llegar al entendimiento.

También explica que para dar precisión y claridad a una percepción puede ser útil la descomposición de ideas pero no podemos olvidar que nuestra mente capta una idea u objeto como un todo y no va captando cada parte que lo constituye.

Otra cosa que nos cuenta el autor es que puede ser útil cuando la percepción es rápida pero debemos de tener en cuenta que podemos caer en una exactitud si no nos tomamos el tiempo para analizar bien las cosas, es decir, la mayor riqueza de información la obtienen quienes se sumergen completamente al concentrarse en percibir las cosas de pies a cabeza que los que sólo se quedan con la idea que recogen por sólo mirar sin analizar o quedarse con una primera impresión sin buscar más allá de lo que se les muestra a simple vista y puede ser peligroso tratar con las personas que hacen esto pues tienden a comunicar cosas superficiales y sin mucho sentido, pues sólo se basaron en lo que les comunicó una apariencia, por lo tanto, es lo que comunican: Una percepción vacía carente de calidad e precisión que solo trata de captar atención.

En conclusión una percepción completa implica no descansar en lo que se ve claro y lo que está superficial, si no adentrarse en lo que sería la profundidad de un objeto o una idea.

Capítulo XIV. El juicio

Para juzgar bien tenemos que distinguir los siguientes puntos: Si el juicio es diferente a la percepción o si solo vamos a comparar dos ideas.

Por lo común se entiende que cuando calificamos una cosa como “es así”, o “no es así” ya estamos emitiendo un juicio y mientras no importe si es verdadero o falso, ésta calificación nos es suficiente, ésta verdad o falsedad del jucio depende de la mala o buena percepción que tenga cada quien.

...