SISTEMA TEORICO: HUMANISMO “La tercera fuerza”
Enviado por Tobi Fernandez • 2 de Marzo de 2018 • Trabajo • 1.456 Palabras (6 Páginas) • 192 Visitas
UNIVERSIDAD DE IBAGUÉ
FACULTAD DE HUMANIDADES, ARTES Y CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE PSICOLOGÍA
SISTEMA TEORICO: HUMANISMO
PRESENTADO A:
LINA MARÍA HERNÁNDEZ CORTÉS
PRESENTADO POR:
JULIANA TRUJILLO OTALORA 322012 2052
ANGIE KATHERIN VALENCIA 322013 1043
STEFANNY PAOLA RUIZ 322012 2001
IBAGUÉ
2016
SISTEMA TEORICO: HUMANISMO
“La tercera fuerza”
La psicología humanista se originó a mediados del siglo XX por los autores Abraham Maslow, Fritz Perls y Carl Rogers, en reacción de un reduccionismo y mecanicismo del ser humano que proporcionaban dos corrientes psicológicas dominantes que había desde ese entonces, los cuales son: el conductismo, que hizo énfasis en lo científico, y el psicoanálisis, se centró en la fuerzas del internas (inconsciente) (González, 2009). Por este motivo el humanismo se desarrolla brindando otra mirada incluso más positiva al ser humano, lo cual plantea que el hombre es un ser competente, capaz de tomar sus propias decisiones, de elaborar sus propia vida y auto realizarse (se considera que ese es su principal potencial interno de transformación) (Henao, 2013)
Evaluación y diagnostico
En la terapia humanista no se realizan los métodos tradicionales de evaluación y diagnóstico, por el contrario los métodos empleados en la terapia son los que proporcionan la evaluación como: la observación y la auto-observación, diarios y reportes autobiográficos que son interpretados por el mismo cliente (González, 2005).
Esto no quiere decir que la psicología humanista rechace la evaluación y diagnóstico, sino que tiene poco interés en los supuestos de los métodos los cuales interfieren con la relación terapeuta-cliente y además la evaluación tiene conflictos con la libertad y dignidad del sujeto. Tampoco apoya el hecho que la evaluación haga énfasis en las patologías en vez de los potenciales de crecimiento y fortalezas del consultante (González, 2005).
En cuanto al diagnóstico es un obstaculizador para que el cliente pueda llegar a la autorrealización, puesto que al imponerle unos rótulos no posibilita que el mismo cliente sea quien lleve su proceso. Por lo tanto la psicología humanista en la evaluación y la psicoterapia deben ser integrales, formando un solo proceso el cual tiene como propósito indagar y descubrir de manera efectiva, útil y comprensiva los problemas del consultante y que este pueda identificarlos, sobre todo el terapeuta pueda dirigir al cliente a su crecimiento personal y solución de sus problemas (González, 2005).
Según Rogers el foco de la evaluación durante la terapia se encuentra dentro del self y las creencias de que la experiencia existencial momentánea y que los clientes logren un control sobre ellos mismos comentando sus vivencias siendo capaz de establecer una autoconciencia y cursos independientes de acción (González, 2005).
Terapia humanista
El terapeuta y cliente se encuentra en un mismo nivel, de manera que no se ve al primero como la figura idónea o eminente que dirige el desarrollo de las sesiones, sino que es el cliente quien decidirá a qué ritmo desea que se lleve la intervención. En estos casos, se confía plenamente en las habilidades y recursos internos de las personas que acuden a consulta para avanzar hacia su propia salud y bienestar. Gran parte del trabajo consiste en tener conciencia a dichos recursos (Imbernón y García, 2009)
Entre las terapias que existen dentro de este sistema teórico son las siguientes: terapia centrada al cliente (Carl Rogers), terapia gestáltica (Fritz Perls) y terapia existencial (Viktor Frankl) en cuanto a la primera, pretende mitigar las incongruencias que tiene las personas sobre sí mismo, de tal manera que le permita la comprensión y aceptación, incluso actuar de forma integral ante su realidad. Además este tipo de terapia no se busca proporcionar respuesta a la persona ni mucho menos interpretar los que dice el cliente, al contrario pretende que el terapeuta se dedique a la escucha. En algunos casos se interrumpe, solo para reafirmar el mensaje que transmite el cliente, este tipo de reafirmación ayuda a la persona clarificar los sentimientos e ideas que están explorando de sí mismo, es el cliente quien tiene la solución, puesto que parte de una premisa donde se dice que el terapeuta solo es aquel que le facilita un ambiente ameno para que el individuo pueda encontrar sus propias respuestas (Imbernón y García, 2009).
En cuanto a la segunda, hace referencia en la conciencia de la existencia, es decir que busca que la persona tenga la capacidad de discernir entre lo que fue y lo que es, esto indica que el cliente debe aprender a poner conciencia en lo que hace y en cómo y para qué lo hace, de tal modo que posibilite un comprensión de su existencia, además este tipo de intervención ve al sujeto no como producto si no como un proceso, esto quiere decir que las personas no se puede definir por su pasado, ya que el individuo está en constante cambio y en nuevas condiciones, lo cual le permite conocer sus potencialidades y alcanzar un estilo de vida más significativo (Peláez, Lozada & Olano, 2013)
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