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Tercera fuerza: La Psicología humanista


Enviado por   •  25 de Abril de 2016  •  Resumen  •  2.292 Palabras (10 Páginas)  •  1.166 Visitas

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Capítulo 29

Tercera fuerza: La Psicología humanista

Segunda mitad de los años 50 y principios de la década de los 60 se gesta una reacción frente al mecanicismo dominante entonces en la psicología que plasmaban el conductismo y el psicoanálisis. El primero contemplaba al individuo como un sujeto pasivo, una especie de máquina respondiente a la estimulación y las provocaciones ambientales. El segundo lo había definido como un ser indefenso, esclavo de las motivaciones inconscientes. Su constitución formal se producía en 1961 y fue fundada por A. H. Maslow, Ch. Buhler y R. May. Un año más tarde, celebraba su primera reunión nacional la American Association for Humanistic Psychology (AAHP, nombre que cambió en 1969 por el de Association for Humanistic Psychology) y aparecía también el primer número del Journal of Humanistic Psychology. El Comité organizador de la nueva revista estaba integrado por Clark Movstakas, Anthony Sutich, Joe Adams, Dorothy Lee y el propio Abraham Maslow (para precisar la cronología de los momentos iniciales de la nueva sociedad, véase el trabajo de Greening, 1985). La llamada “tercera fuerza” procede de la confluencia de diversos grupos psicológicos que coinciden en su base filosófica. Incluye, en efecto, a personajes que participan de las ideas de Adler, Rank y Jung, así como a neo-freudianos (o neo-adlerianos) y post-freudianos en la línea de la psicología analítica del yo. También a figuras singulares de la cultura como Marcuse, Wheelis, Marmor, Szasz, Brown, Lynd y Schachtel y otros que toman el relevo de la corriente psicológica organísmica. La psicología humanista surge, así como una respuesta filosófico-científica ante una sociedad determinada y en una época de crisis social, cultural e ideológica, y lo hace con un ideario que cuenta con amplios antecedentes en la filosofía y en la historia de la psicología. La nueva orientación recoge el legado de cuantos a lo largo de la historia se han resistido de diferentes formas a considerar la Psicología como una simple ciencia natural, aunque su influencia sobre los psicólogos humanistas no haya sido directa. Sería el caso de autores como Franz Brentano, que proponía estudiar la conciencia como acto intencional y no como elemento molecular pasivo, Oscar Külpe, para quien no toda experiencia consciente podía ser reducida a formas elementales o explicada en términos de contenido, o Wilhelm Dilthey y William James quienes, desde perspectivas muy diferentes, coinciden en criticar el mecanicismo y reduccionismo dentro de la Psicología.

La Psicología humanista como alternativa a los modelos hegemónicos. La idea fundacional del humanismo era integrar diferentes aportaciones para construir una Psicología comprensiva y sistemática, de base empírica, que pudiera dar cuenta a la vez de las cimas y las profundidades de la naturaleza humana. La denominación de la Psicología humanista como “tercera fuerza” no pretendía excluir a otras psicologías, sino que, al contrario, buscaba estructurarlas en un nivel superior, en una larger superordinate structure. De este modo, Maslow podía afirmar de sí mismo sin ninguna aparente contradicción: Soy freudiano, soy conductista, soy humanista (Maslow, 1969). “La psicología humanista puede ser definida como la tercera rama principal del campo general de la psicología (las otras dos son la psicoanalítica y la conductista), y en cuanto tal, se ocupa primariamente de aquellas capacidades y potencialidades humanas que tienen poco o ningún sitio sistemático, ya sea en la teoría positivista o conductista, ya sea en la teoría psicoanalítica clásica: tales, por ejemplo, como el amor, la creatividad, el sí-mismo, el crecimiento, el organismo, la gratificación básica de la necesidad, la auto-actualización, los valores superiores, el ser, el llegar a ser, la espontaneidad; el juego, el humor, la afectividad, la naturalidad, el calor, la trascendencia del yo, la objetividad, la autonomía, la responsabilidad, la significación, el juego limpio, la experiencia trascendental, la salud psicológica y conceptos afines” (Sutich, 1962). El conductismo, según Maslow (1966), era una “ciencia mecánica” que, más que incorrecta, resultaba demasiado limitada como filosofía general. La psicología humanista, que abogaba por una concepción más activa del ser humano, criticaba su estrechez de miras, su artificialidad y, principalmente, su incapacidad para suministrar una comprensión de los aspectos psicológicos y humanos más genuinos. Rechazaba así la imagen de un organismo robotizado que responde de manera mecánica a los estímulos y consideraba deshumanizante, en consecuencia, equiparar los seres humanos a una rata blanca de gran tamaño o a un computador más lento.

Diferencias entre la aproximación humanista y conductista al estudio del hombre. La crítica humanista al elementalismo y al reduccionismo mecanicista la expresaba Bugental (1967) en una serie de puntos que se hicieron famosos: 1. Una adecuada comprensión de la naturaleza humana no puede basarse, ni exclusiva ni ampliamente, en los hallazgos de la investigación animal. 2. Los problemas a investigar deben ser significativos en términos de la existencia humana, por tanto, no pueden elegirse solamente, como ocurre con frecuencia, por su idoneidad para la investigación de laboratorio y la cuantificación. 3. No hay que descartar el estudio de la conducta manifiesta, pero el interés no se ha de centrar en ella, sino en las experiencias subjetivas internas. 4. Ha de reconocerse la influencia mutua y continua de la psicología pura y la aplicada, ambas han de complementarse. 5. La psicología ha de interesarse por el caso individual en lugar de enfatizar los promedios grupales. 6. La psicología ha de buscar, en suma, el enriquecimiento de la experiencia humana. Los psicólogos humanistas se sitúan también frente al psicoanálisis de Freud el cual, al dejar a un lado las aspiraciones y cualidades superiores del ser humano, ofrecía una imagen del hombre igualmente inapropiada: Nos proporciona –dice Maslow (1962)– la mitad enferma de la Psicología: ahora nosotros debemos contribuir con la mitad saludable. La crítica principal que hacen al psicoanálisis freudiano es que es irracionalista y determinista, pues infravalora el papel de la conciencia en la comprensión de la conducta y convierte a la persona en un sujeto sometido a oscuras e inevitables motivaciones inconscientes. En un segundo plano, metodológico, el humanismo se alza contra las limitaciones del método científico impuesto a la psicología por decreto, en la conocida expresión de S. Koch, y reclama una pluralidad de enfoques y una humanización de la ciencia, necesaria para que ésta pudiera convertirse en un instrumento útil en el estudio y mejora de los seres humanos.

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