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Salud mental: una permanencia a través del tiempo


Enviado por   •  26 de Abril de 2022  •  Apuntes  •  5.640 Palabras (23 Páginas)  •  88 Visitas

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Página  de

Institución Universitaria Los Libertadores

Facultad de Psicología

Seminario Investigativo II

Presentado por:

  • Palomares Saiz Claudia Milena

Presentado a:

Carol Fernández Jaimes

Salud mental: una permanencia a través del tiempo.

Resumen

Una amplia variedad de afecciones que afectan la salud mental, el pensamiento y el comportamiento, busca comprender, que el concepto de salud mental es un constructo que ha variado dependiente de una época, con el cual se ha intentado ubicar factores genéticos, biológicos, sociales y ambientales dentro de una categoría diagnostica específica, sin embargo, el concepto todavía no ha logrado impactar la totalidad de la población. Del mismo modo, muchos ignoran que los trastornos mentales pueden tratarse y prevenirse. Por un lado, la salud continúa considerándose como un factor de desigualdad, incluso en las sociedades en las cuales se han consolidado los sistemas democráticos.

Palabras clave:

Salud mental, trastorno de ánimo, enfermedad mental, biopsicosocial.

Introducción

La salud mental estudia los factores genéticos, biológicos, sociales y ambientales que determinan conjuntamente la aparición de enfermedades mentales y trastornos cerebrales (Sarason, 2006). Desde que se adquirió una mirada biopsicosocial de la salud mental, la etiología social de los trastornos mentales ha sido ampliamente aceptada, pero se entiende y se teoriza más sobre lo biológico y psicológico que sobre lo social. Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario mostrar una retrospectiva sobre aspectos que hoy día  se consideran como enfermedad mental, es  por ello que se revisará  en la Historia de la Locura, de Foucault un análisis interesante de las concepciones que se han tenido sobre la locura como por ejemplo la melancolía  -La cultura griega clásica explicaba todas las enfermedades y los cambios de temperamento o "humor" a partir de la influencia de cuatro líquidos corporales denominados "humores": la sangre, la flema, la bilis negra y la bilis amarilla. Según esta teoría de los cuatro humores propuesta por Hipócrates un exceso de sangre provocaba comportamientos hiperactivos (maníac en la terminología actual), mientras que el exceso de bilis negra provocaba un comportamiento abatido, apático y un manifiesto sentimiento de tristeza- como: “influencia de un clima marino: el frío, la inestabilidad del tiempo, las gotitas menudas que penetran en los canales y fibras del cuerpo humano, le hacen perder firmeza, lo predisponen a la locura” (Foucault, 1961, p.13). De lo anterior se entiende que las personas son permeadas por circunstancias negativas que se presentan de manera frecuente en la cotidianidad, generando un conflicto en las áreas de ajuste o dicho de otra manera, un caos permanente de profunda tristeza, sensación infinita de anhelar o extrañar algo o alguien.

 En la edad media la locura fue determinada por el cristianismo como sinónimo de pecado, defecto moral, definiéndola como una posesión diabólica que no tenía cura. Según la teología de la época, las posesiones diabólicas podían ser de dos tipos, atendiendo a un criterio de voluntariedad de la posesión: como resultado de esa posesión o, un pacto con el diablo: el demonio poseía a su víctima en contra de su voluntad, bien por el abandono de su alma, o bien por el castigo de sus pecados.


        Este segundo tipo de poseídos y los brujos no estaba clara, el poseído estaba aliado con el demonio y en el acto de posesión había intervenido un brujo.  Desde una perspectiva psiquiátrica, la edad media se caracterizó por un aumento de la enfermedad mental, pero dicho tipo de enfermedad no fue reconocida como tal realmente, sino que los perturbados mentales fueron acusados de brujería. Así pues, el conflicto entre tradición y religión, y la imposibilidad cotidiana de expresión emocional, acabó transformándose en síntomas de una enfermedad. En el siglo XVI es fundado el hospital Real de Bethlem en Londres como respuesta al alto índice de mortalidad y personas que no podían estar en el exterior por su condición. Bedlam, como solían llamarlo, simplemente era un depósito para personas las cuales se creían que estaban locas, allí aplicaban métodos aterradores como lo fue el enjaularlos y azotarlos y así mismo, cobrar la admisión para ver este tipo de atrocidades que se hacían a los pacientes. Esto marca radicalmente la poca importancia de temas relacionados con la salud mental, de manera que solo era visto como un espectáculo, dejándoles a los timadores largas sumas de dinero por varios años y transformándolo en una industria, la cual obtenían provecho con tratamientos inhumanos y sin que un solo paciente fuera curado.

En el siglo XVIII, figuras como Pinel fomentaron el trato humanitario a los pacientes que padecen trastornos de salud mental. Según Foucault, toda terapia actúa efectivamente como terapia moral, expresión utilizada por Pinel, esto es, como un tratamiento encaminado a construir la moral predefinida como normal y natural. Al respecto, según Pinel, “cuán importante es, en la prevención de la hipocondría, melancolía o la manía seguir las leyes inmutables de la moral” (Foucault, 1961, p. 527). Es así como hay un cambio transcendental de lo que se conocía como manicomios. Sobre la década de 1860 es conocida la inclusión de los primeros psicofármacos como la Clorpromarzina antipsicótico y la Iproniazida antidepresivo, entre otros, los cuales actuaban en el sistema nervioso central. En efecto, un tiempo después de Freud, Emil Kraepelin fundó en Dorpat el primer laboratorio de psicofarmacología para valorar en las personas el efecto de las drogas con acción sobre los estados de ánimo, los trastornos emocionales o los modificadores de la conducta en general. Posteriormente, algunos de estos centros dirigidos por prestigiosos psicofarmacólogos, se volvieron de obligatoria consulta experimental con el advenimiento de las estrictas regulaciones impuestas por entes que regulan la administración de medicamentos. La información sobre los tratamientos farmacológicos tiende a ser, además, menos equilibrada que en otras áreas de la medicina, quizá porque la psiquiatría es la especialidad con más conflictos de intereses y mayor intervención de la industria farmacéutica

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