Acompañamiento Terapeutico De Personas Con Sordera
Enviado por caramelodelimon • 1 de Mayo de 2012 • 1.739 Palabras (7 Páginas) • 1.165 Visitas
“La comunicación humana es más que medio y mensajes, información y persuasión; también satisface una necesidad más profunda y sirve a un fin más elevado. Ya sea clara o confusa, tumultuosa o silenciosa, deliberada o fatalmente involuntaria, la comunicación es el campo de reunión y el fundamento de la comunidad. Es en resumen, la conexión humana esencial.” Floyd Matson
Numerosos estudios señalan la importancia de la comunicación en la construcción de la subjetividad. El objetivo de este artículo es llamar la atención sobre esta relación, especialmente en el caso de las personas sordas. El lenguaje tiene una gran importancia en el desarrollo del pensamiento. Desde los primeros años de la vida de un niño, los intercambios sociales y comunicativos van a tener una marcada incidencia en su desarrollo cognitivo. Además, el lenguaje sirve para planificar y para regular la propia acción humana. El lenguaje ocupa, por lo tanto, un papel central en los procesos del conocimiento. En primer lugar, porque se utiliza para comprender la información; en segundo lugar, porque es en gran medida uno de los soportes principales en los que se guarda información. Y en tercer lugar, porque favorece el razonamiento abstracto. Por otra parte, antropólogos y lingüistas resaltan el vínculo que se establece entre lengua y cultura. Cada lengua encierra, en sí misma, una visión de mundo; no funciona como un medio para reflejar la realidad, sino que, en cierta medida, la construye. En este sentido, la lengua común es, entre otros factores, un elemento decisivo para que una comunidad se mantenga unida. En el caso de la comunidad sorda, la lengua de señas agrupa a sus integrantes, otorgándoles un sentido de pertenencia que va más allá del déficit auditivo. Existe, por lo tanto, una voluntad de aproximación entre las personas sordas que depende del interés por compartir experiencias, poniendo de manifiesto la fortaleza de las relaciones, congregándolos alrededor de la lengua de señas.
El ambiente familiar es una de las variables que mayor impacto tiene en el desarrollo de una persona. Si el niño carece de un sistema de comunicación adecuado, ¿cuál es el resultado de la interacción en el hogar?, ¿cómo se le facilita información para que crezca emocionalmente y a su vez asimile las normas sociales que le aseguren una relación basada en ellas con aquellas personas que lo rodean?
Postergar la comunicación temprana del niño sordo en el seno familiar, le quita la oportunidad de organizar por medio de una lengua natural el mundo que lo rodea, imponiéndosele un déficit adicional al ya existente.
El niño sordo, al principio, no encuentra satisfacciones en el lenguaje oral, porque el conocimiento que posee de él es tan limitado que no le permite expresarse con libertad. A su vez, esto dificulta la comunicación con su familia, que se dirige a él en una lengua que no comprende del todo y que no reconoce como propia. Los padres pueden vivir experiencias de frustración e incomunicación, lo que conduce en muchos casos a que reduzcan sus iniciativas o a que las interacciones sean precarias. Así, el niño se ve privado del placer del aprendizaje, del reconocimiento de las pequeñas conquistas y de
la satisfacción de entender y hacerse entender. Por otra parte, al no tener competencia en la lengua de señas se reduce en el niño la posibilidad de establecer vínculos con la comunidad sorda y se lo despoja de modelos adultos que puedan funcionar como guías, que le proporcionarán una sensación de participación y proyección de sus posibilidades en el futuro.
Lo principal es evitar la comunicación continua y unilateral; por el contrario, hay que darle al niño la oportunidad de responder con los derechos y privilegios de un individuo único. A menos que se establezca una comunicación mutua, los padres y los docentes seguirán hablando para sí y el niño sordo continuará perdiendo el más precioso e irrecuperable momento para la interiorización y desarrollo del lenguaje, a pesar de las buenas intenciones de la familia y de la escuela. No hay motivos para que los padres oyentes no piensen en el aprendizaje y la incorporación de la comunicación a través de la lengua de señas, ya que ésta les permitirá a sus hijos sordos obtener y procesar más información, y la relación padre e hijo, establecida en base a un código común, será fundamental para el desarrollo psico-social posterior, evitando que se produzca una reducción progresiva en la comunicación mutua.
Hoy existe una real necesidad de que cada vez más investigadores, profesionales de la educación y la familia trabajemos aunados, con el propósito de optimizar el desarrollo de estos niños, dado que éste es el motivo conductor de los esfuerzos de todos y cada uno de nosotros.
“El lenguaje está presente cuando se habla; si no, está muerto y las palabras, prendidas con alfileres en los diccionarios…” Jean Paul Sartre
Todos tenemos la necesidad primitiva de estar con otros, desde el comienzo de nuestra vida necesitamos del sostén materno, de la presencia del otro. El bebé nace con un yo inmaduro que no tiene defensa, y que está sostenido por el yo de la madre, que funciona como su medio ambiente protector.
La base para adquirir la “capacidad de estar solo”, es entonces una paradoja; es la capacidad de estar solo mientras otra persona se encuentra presente, y que sin una cantidad suficiente de esta experiencia no puede desarrollarse.
Los
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