Adolescencia

Silber, T.; Munist, M.; Maddaleno, M.; Suarez, E. (1992). “Manual de Medicina de la Adolescencia”. OMS, Washington.

Adolescencia temprana (11 a 13 años):

Esta etapa se caracteriza en el aspecto biológico, por la aceleración del crecimiento y un cambio en las proporciones corporales que se produce por las transformaciones hormonales que también inician la maduración sexual, con la consecuente aparición de los caracteres sexuales secundarios.

Por otro lado el adolescente presenta en este periodo una desorganización de la personalidad y la inestabilidad en las conductas, manifestándose en oscilaciones entre la extraversión e impulsividad y la introversión o preocupación por los cambios tanto físicos como psicológicos que le están ocurriendo.

A nivel de relaciones interpersonales se puede producir un quiebre de las relaciones familiares. Por una parte, la aparición de nuevos esquemas cognitivos (pensamiento lógico-formal) que el joven aun no domina totalmente, lo llevan a analizar de otras formas las normas y principios que ha aprendido, generando conflictos en relación a permisos y restricciones que los padres le imponen. Por otra parte surgen nuevos impulsos hacia la independencia que se mantienen fluctuantes entre la búsqueda de independencia extrema y una gran necesidad de apoyo y cariño de los padres.

La relación con los pares en esta etapa se produce una desestructuración de los grupos establecidos en la etapa escolar, sustituyéndose por grupos pequeños del mismo sexo.

Adolescencia media (14 a 16 años):

En este periodo se va restableciendo la armonía corporal y definiéndose las formas adultas. Esto posibilita una mayor coordinación y control de la conducta, así como una imagen corporal más estable.

En lo cognitivo el tipo de pensamiento (hipotetico- deductivo) se domina y se integra a la personalidad. Sin embargo el adolescente tiende a teorizar e intelectualizar en exceso.

En el área de la personalidad las inquietudes y preocupaciones están centradas en si mismo, es una etapa de introversión activa. La dinámica central de esta etapa es encontrase a sí mismo y autodefinir la identidad en un afán de autoconfiguración.

En el ámbito familiar, el deseo de independencia se hace más específico y se manifiesta esencialmente en el querer ser distinto de los padres, librándose de la influencia de sus personalidades y valores.

Por último, en el ámbito social, predominan las amistades íntimas del mismo sexo, con los cuales existe una alta dependencia.

Adolescencia tardía (17 a 19 años):

Este período tiene como principal característica la integración de la personalidad a un nivel personal-social. Esto supone un conocimiento de sí mismo relacionado con un conocimiento de la realidad externa.

En el área social, el adolescente satisface

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