Adormecimiento colectivo

 Adormecimiento Colectivo

La música popular actual ha demostrado ser superficial y hueca. Sus letras ya no tienen significado, ya no demuestran la realidad actual de una sociedad que necesita escuchar sus ideas de voces conocidas y aceptadas para no creerse solos. Se logra ignorar verdades que afectan directa e indirectamente la vida de cada individuo, se adormecen valores e ideales despertando emociones efímeras como el amor, desamor, diversión, etc. Se busca el bienestar instantáneo sin pensar en el futuro. La música como cualquier forma de entretenimiento busca que la sociedad evada temporalmente sus preocupaciones, pero, ¿cuando ésta temporalidad se vuelve conformidad?. El presente ensayo responderá la pregunta previamente dicha por medio del análisis de los artistas con mayor influencia en la juventud mexicana actual, los temas de los cuales hablan las canciones populares y la actitud que toma la sociedad frente a esta realidad.

En México, “Durante 2016 los artistas más escuchados en Spotify fueron La Banda Sinaloense MS de Sergio Lizarraga, Maluma, Coldplay, Justin Bieber y Juan Gabriel”. (Forbes, 2016). Mientras que las canciones más escuchadas fueron “One Dance” de Drake, “Borró Cassette” de Maluma y “I Took a Pill in Ibiza” de Mike Posner.

Esto demuestra la influencia que tiene la cultura global en nuestro país, permitiendo que artistas de otras naciones impongan sus canciones en nuestro diario vivir. La fama se ha convertido en el factor más importante al momento de gustos socialmente aceptados, y es que lo popular, en el ámbito musical, es lo que se escucha con más insistencia, logrando una hipnosis colectiva, en la cual se tararean canciones por costumbre y no tanto por gusto.

Tener gustos compartidos con la mayoría de la población mundial es una manera de ceder ante la manipulación de una industria que busca homogeneizar el consumo. Los estilos, los contenidos, los puntos de vista expresados en canciones, la imagen de los artistas de moda, es repetitivo hasta el punto del hartazgo. Ya no hay lugar para lo auténtico, porque hasta lo “diferente” es igual.

La forma de volvió más importante que el contenido. La música contemporánea se usa y se tira en cuanto sale una “nueva” canción cuya letra tiene el mismo tema que la anterior, el mismo ritmo, y es cantada por artistas producidos y empaquetados de la misma manera que los anteriores. Los temas favoritos actualmente son los que representan sentimientos comunes (fiesta, vicios, sexo, amor, desamor) y pues ¿de qué más iban a tratar?, la homogeneización se trata de no dejar lugar al individualismo, y dicha industria al manejar los mismos temas una y otra vez, logra su objetivo. Ya no hay lugar para la crítica social, para la interpretación y reinterpretación de realidades.

El entretenimiento generado por la música ha provocado un cambio en la dinámica social. Para que un tema tome importancia y relevancia debe ser escuchado con insistencia, de voz de personajes que cuentan con cierto grado de aceptación social. La culpa va en ambas direcciones: una industria que nos encierra en cajas, y una sociedad que no se asoma hacia afuera. Y es que asomarse es incomodo, siempre es más fácil evadir lo que sucede, y la música nos da los temas y ritmos ideales para mantenernos en un estado de conformidad, ignorando situaciones que afectan nuestro bienestar.

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