Anorexia y Bulimia: Síndromes de Nuestro Tiempo
Enviado por Daniel Zatti • 25 de Noviembre de 2023 • Apuntes • 2.480 Palabras (10 Páginas) • 45 Visitas
Anorexia y Bulimia: Síndromes de Nuestro Tiempo
“Nada hay más fugaz que la forma exterior,
que se marchita y se altera
como las flores del campo cuando llega el otoño”.
(Umberto Eco)
Ciertos patrones estéticos corporales leídos, observados, escuchados, difundidos, provocados e interiorizados se transforman en predisponentes, precipitantes y mantenedores de estos síndromes de nuestro tiempo: la anorexia y la bulimia.
Si bien la anorexia se remonta, en sus comienzos, al siglo pasado y la bulimia cobra mayor auge desde la década del `70; es en estos últimos años que adquieren difusión general y significativa a pesar de que no sean las únicas dificultades vinculadas a los trastornos de la alimentación.
Obviamente, es imposible determinar las causas que desencadenan la anorexia y la bulimia; más aún, si consideramos la totalidad del hombre. Pero, si bien existen teorías que hablan de factores biológicos y psicológicos, lo social ejerce un papel preponderante en esta problemática.
Tengamos presente que la sociedad es dueña de unos cánones que establecen el ideal de belleza y unos estereotipos y valores estéticos culturales acerca de las dimensiones corporales. Los que se ajustan a este modelo se sienten satisfechos de sí mismos, mas quienes difieren sufren y disminuyen su autoestima. Esto supone una presión social para todos, pero especialmente para nuestros jóvenes y adolescentes que hacen suyos determinados mandatos externos.
La falta de autonomía o de autoapoyo, las dificultades de los adolescentes para establecer una identidad, el bombardeo desmedido de los mass media, son algunos de los innumerables elementos que entran en juego y contribuyen de manera directa o indirecta al desarrollo de estos síndromes tan extremadamente complejos.
Hasta no hace mucho tiempo, el 90% de los casos registrados oficialmente evidenciaba que esta enfermedad era casi exclusiva de las mujeres; sin embargo, actualmente ha aumentado el número de varones con anorexia o bulimia.
Estos síndromes se caracterizan por estar generalmente asociados; es decir, pueden hacerse presente en una misma persona en forma alterna y en igual o diferentes períodos. De todos modos, las diferencias entre uno y otro son bien marcadas.
La mayoría de las personas con anorexia inician con sus síntomas en la pubertad aunque se han registrado casos de menor edad (incluso niñas de 4 o 5 años); mientras que los síntomas de bulimia suelen aparecer más bien desde la adolescencia en adelante.
La anorexia se distingue por sus peculiares hábitos de alimentación o de “desnutrición”: quienes la padecen se niegan a ingerir alimentos, actitud motivada por el afán de estar delgada. Hay un rechazo contundente a mantener el peso corporal por encima de unos valores considerados mínimos según edad y talla, hay un miedo intenso a ganar peso o a convertirse en una persona “gorda”, aún cuando se esté por debajo del peso considerado normal.
A veces, esta rotunda negativa a comer, varía en todo lo contrario: cuando estas personas están solas y saben que nadie puede verlas, “tragan” enormes cantidades de comida. Son capaces de vaciar una heladera por la noche, comiendo todo lo que encuentran, sin discriminación. Pero luego, no quieren retener dentro del cuerpo lo que han comido y se provocan el vómito. Ponen en práctica todas las estratagemas inimaginables para engañar a la familia y a los amigos quienes suelen preocuparse por sus hábitos y costumbres. Es muy difícil averiguar lo que estas personas comen en realidad o dejan de comer, cuándo sacian su hambre y cuándo no.
Cuando comen, prefieren cosas que casi no pueden considerarse “alimento”: limones, manzanas verdes, ensaladas ácidas; es decir cosas con pocas calorías y escaso valor nutricio. Además, se acompañan intensos y exigentes ejercicios que se traducen en largas caminatas y carreras para quemar grasas que en realidad no se han ingerido debido a las estrictas dietas y ayunos.
Con frecuencia, consumen laxantes y diuréticos para (además del vómito provocado) librarse cuanto antes de lo poco o mucho que han comido.
Llama la atención la complacencia y generosidad de las anoréxicas que las hace cocinar con gran esmero para los demás. A ellas no les importa hacer, decorar, servir y ver a los demás comer con tal que no las inviten y obliguen a acompañarles.
Por lo demás, gustan de la soledad y tienden a aislarse; poseen graves dificultades en cuanto a la capacidad de comunicar los sentimientos y afectos y, también, de relacionarse con los otros. Valoran exageradamente la dieta y la imagen corporal y viven pesándose, midiéndose y mirándose al espejo.
Suelen ser perfeccionistas, muy rígidas y estudiosas y con muy buen rendimiento en lo escolar y universitario; sin embargo, esto hace que paulatinamente se vayan desconectando de la realidad. Las ideas y los pensamientos se enrarecen y reafirman apareciendo hechos concretos tales como el contar los granos de arroz que se llevan a la boca, pelar las arvejas, ser eximias expertas en el conocimiento de las calorías que posee cada alimento, etc. Vale decir, todos elementos que terminan convirtiéndose en un pensamiento obsesivo que crean rituales a la hora de comer, no importa si es el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena.
El curso de esta enfermedad puede ser variable, mas sin un tratamiento adecuado es habitualmente crónico y progresivo hasta la muerte. De hecho, los signos fisiológicos son más que alarmantes. En la anorexia hay pérdida de peso (a menudo en un período breve), falta de menstruación en la mujer, palidez y excesiva sensibilidad al frío, debilidad y mareos. Mientras que en la bulimia hay un engrosamiento de las glándulas del cuello, pequeñas roturas vasculares en las mejillas y bajo los ojos, irritación de la garganta, fatiga y dolores musculares, pérdida inexplicable de piezas dentarias (causada por los vómitos) y oscilaciones de peso que llama la atención de cualquiera (entre 5 y 10 kilos).
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