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Análisis de la serie sharp objets


Enviado por   •  31 de Julio de 2020  •  Ensayo  •  2.233 Palabras (9 Páginas)  •  222 Visitas

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Gabriela Villacís T.

23/05/2020

Sharp Objects

Sharp Objects es una serie que no solo retrata la vida de Camille, una joven marcada por su historia; sino que también muestra a los personajes más cercanos a ella, su pasado, su relación y además refleja el estilo de vida de un pequeño pueblo marcado por sus costumbres, sus creencias y el peso de la mirada de todos los ojos de los habitantes fijos en la espalda de cada uno.

Camille es una reportera de Saint Louis que, bajo las órdenes de su jefe Frank Curry, vuelve a su natal Wind Gap para realizar una investigación por la muerte de una adolescente y la desaparición de otra. Camille se niega en un principio, pero Frank, en un afán de ayudarla a enfrentar su pasado y a pesar de que su esposa le advierte que todo podría salir mal, termina por convencer a Camille quien toma su auto, y a acompañada por la canción I can´t quit you baby de Led Zeppelin, emprende su viaje a Wind Gap.

I said I can´t quit you baby

I guess I gotta put you down for awhile

Said you messed up my happy home

La música es poderosa en esta serie, cada episodio está acompañado por varias piezas que no solo son magníficas musicalmente hablando, sino que dan pistas de lo que sucede con Camille, con su familia y en el pueblo. Camille duda si llevar ese dispositivo electrónico de vuelta a su pasado, de viaje a su pueblo. Finalmente lo lleva junto con los recuerdos de Alice, encerrándose en su fortaleza musical. Un escudo de su propio dolor en el que aprendió a sumergirse con su compañera de cuarto, pero que a la vez la confina con sus recuerdos, con sus pérdidas, sus aflicciones y hasta con visiones y alucinaciones.

Camille entra a Wind Gap como quien enfrenta el cadalso. Ya nada se ve igual pero aun así, sigue siendo lo mismo. El chisme vuela rápidamente a la vez que se alimenta de intrigas y sospechas. La mirada inquisidora, sentenciosa de quienes viven ahí se posa en ella como buitres que esperan la muerte. Las apariencias, las mentiras, las sonrisas falsas que buscan mostrar un pueblo perfecto donde bien se puede ir uno a morir en el olvido, bajo la presencia impasible de todos. La gente está asustada. Una chica ha muerto y otra se encuentra desaparecida. Los jóvenes están siendo protegidos del monstruoso asesino mientras todos los demás actúan con miedo, desprecio  fingiendo que le interesa el prójimo. Los cortes de Camille pueden dar cuenta incluso del estado de su pueblo natal, el estado de su familia. “El cuerpo adviene como lienzo en el cual se plasman los padeceres” dice Bower (2016, p. 102)

Sumergida en el alcohol, continuamente más no incapacitada, Camille pasa su corta estancia en Wind Gap en la casa de su madre, Adora. La fría, despótica y rencorosa, Adora le abre las puertas de su casa no sin recordarle de formas no tan sutiles todo aquello que ella no tolera en su hija. Adora se muestra como la perfecta madre, abnegada, proveedora, dolida por la forma en la que su hija mayor se fue, la pérdida de su segunda hija y la posibilidad de perder a la última. Adora es mordaz y se justifica en su dolor, haciendo revivir en Camille no sólo su pasado, sino cada palabra dicha, escrita en su cuerpo y que la persiguen a donde quiera que va. Camille revive el trauma de vivir con su madre que no la amaba, la violación en el bosque, la muerte de su hermana, todo aquello plasmado en su piel como un lienzo, pues al no tener como darle lugar en su mente, es transformado a “algo más soportable a nivel emocional” (Larrauri, s.f.). Son significantes que la envuelven, que la hacen. Cisuras que la separan.

Camille habla a través de su piel. Todo su cuerpo, con excepción del centro de su espalda, está cubierto con cicatrices autoinflingidas. Y no solo cortes simples, sino palabras. Letras talladas detenidamente formando las palabras que la conforman a ella, a su verdad, a su madre. Todo lo que puede ser leído en el cuerpo de Camille va desde palabras suaves y femeninas como ´cherry´ a palabras más duras como ´vasnish´ o ´wicked´. Camille existe a través de esas palabras, de esos significados escritos en su piel, se esconde y así sus emociones afloran de forma tangible, el dolor es tangible y de pronto ella deja de existir un momento y da paso al dolor, ahora “existe el dolor” y lo ocupa todo (Anzieu, 1998).

Camille tiene un propósito en sus cortes, un propósito oculto para el mundo menos para su madre, quien no solo conoce de su existencia, sino que están dirigidas a ella y son ella. En este caso, el fin no es la marca en la piel, ni el dolor necesariamente, sino que están ofrecidas a la mirada del Otro, adquiriendo así “su valor de mostración” (Bower, 2016, p. 103). Ofrece su piel como la tela se ofrece a un artista, para ser visto por ella misma y por su madre, por el Otro, se transforma a sí misma en mirada (Nasio, 2008, p. 70). Adora, por su parte desprecia, las cicatrices de Camille y se encuentra dubitativa entre develarlas y ocultarlas. Develarlas por rencor y esconderlas por temor a mostrarse a sí misma en ellas como la madre sobreprotectora, peligrosa y desvinculada. Y es que podemos considerar a las autolesiones “como un lenguaje que, anclado en lo somático, se utiliza el cuerpo en lugar de palabras; el acto sobre la simbolización” (Bower, 2016, p.104).

Cuando un sujeto se corta, paradójicamente está controlando algo, el dolor, la profundidad, la cisura, en medio de una situación sin control (Bower, 2016). Sobre todo en el caso de Camille, pues sus cortadas por lo general son palabras, lo cual indica paciencia al hacerlo. Así mismo tiene cortes donde se ve su impulsividad en eventos donde la ansiedad escala a niveles insoportables, como cuando descubre a Alice, quien se suicidó en el psiquiátrico. Además, a través de sus cortes, Camille retoma el control del lenguaje sobre sí misma y se escribe (a sí misma y literalmente, en ella). La fantasía está en el verbo, en “hacer-se”, en la acción de volverse el objeto (Nasio, 2008, p. 64). Ella se siente segura en cada corte, en cada cicatriz que va más allá de la necesidad de ver la palabra en su piel, es esa necesidad de sentirla, sentir la palabra, la emoción, sentir la cicatriz en sus dedos, sentirla dentro. Es ella. Y aún en ese espacio donde Camille logra constituirse de alguna manera, Adora interviene, posee, domina.

Camille se ha sentido mal consigo misma toda su vida. Experimentando sentimientos de insuficiencia, sin amor y desprecio, por lo general las personas que se autolesionan reportan sentir enojo, vergüenza, ansiedad tristeza frustración y desprecio respecto a sí mismos (Larrauri, s.f.) Ella trata del lidiar con su sufrimiento a través del alcohol, expresándose con sus cortes y a veces escapando en la música. Algo que aprendió con Alice cuando estuvo interna en el psiquiátrico. Reviviendo cada vez la falta, ese objeto perdido. Cada vez que la acción se repite mostrándose la pulsión de muerte como implicación de la vida, como lo expresa Nasio (2008), lo “que no cesa de repetirse, que no cesamos en tanto vivimos, de hablar, de simbolizar y de repetir” (p. 71).

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