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Aspectos psicosociales de la discapacidad motora, visuales, auditivas, cognitivas y psicosociales


Enviado por   •  7 de Enero de 2023  •  Resumen  •  4.486 Palabras (18 Páginas)  •  646 Visitas

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Aspectos psicosociales de la discapacidad motora, visuales, auditivas, cognitivas y psicosociales.

La discapacidad es una realidad humana, que afecta gran parte de la población a nivel mundial. Se define discapacidad a un término genérico que engloba deficiencias, limitaciones de actividad y restricciones para la participación.  Cada persona posee capacidades diferentes, sean psicológicas, físicas o emocionales que nos hacen llevar vidas distintas y únicas. La clasificación más usual la divide en tres grandes áreas: motora, cuando el órgano afectado es el aparato locomotor, psíquica cuando la afectación se da en las cualidades intelectuales y sensorial cuando las limitaciones afectan alguno de los cinco sentidos.

La discapacidad motora: se define como la restricción o falta de capacidad como consecuencia de una deficiencia física. Es fruto de una alteración transitoria o permanente (por lesión o enfermedad) en el sistema nervioso central o en el aparato locomotor (huesos, articulaciones o músculos), que sitúa a la persona que la padece en una situación de desventaja porque limita o incapacita la realización de muchas de las actividades, que llevan a cabo sus iguales de manera normalizada. Este trastorno puede generar limitaciones en la postura, coordinación, comunicación, manipulación, desplazamiento y funciones bucofonatorias y/o respiratorias.

Clasificación de discapacidad motora 

Como señala Peralta (2011), dentro del término discapacidad motora se engloban un conjunto heterogéneo de trastornos manifestados en múltiples formas y diversos grados. Cada una de estas formas afecta en grado variable a la capacidad de realizar movimientos que sean precisos, ágiles y coordinados. El grado de afectación depende de una serie de variables como la extensión, localización, origen e importancia funcional de la zona lesionada. Por ello, resulta complejo generalizar los síntomas y manifestaciones características de cada una de las diversas patologías. Además, no debemos olvidar que lo importante es concebir a cada alumno como una persona individual, con unas determinadas capacidades y a su vez condicionado por el entorno que le rodea. Como se dijo anteriormente, debemos mirar antes a la persona que a su discapacidad, puesto que ésta es fruto de la interacción entre factores individuales y ambientales, por lo que cada caso va a ser único. De ahí la importancia de detectar las necesidades de cada persona y no solo etiquetarla en una u otra clasificación. No obstante, en ocasiones, las clasificaciones ayudan a promover la investigación para mejorar la calidad de vida de estas personas y sirven para que puedan recibir una serie de ayudas. Por ello, a continuación mostraré diferentes clasificaciones propuestas por diversos autores relevantes en este ámbito.

 Pérez y Garaigordobil (2007), presentan una clasificación de los trastornos motrices utilizando distintos criterios. Por un lado, la topografía del trastorno motor o como señala Olmedo (2008), según la zona afectada, encontramos:

  • Monoplejia: se encuentra afectado un miembro del cuerpo, ya sea brazo o pierna.  
  • Hemiplejia: se encuentra afectado un lado simétrico del cuerpo, ya sea derecho o izquierdo. 
  • Paraplejia: se encuentran afectados ambos miembros inferiores.
  • Tetraplejia: se encuentran afectados los cuatro miembros. 
  • Diplejía: se encuentran más afectados los miembros inferiores que los superiores. 

Estos mismos autores recogen el término “paresias” para hacer referencia a una parálisis ligera. De esta forma hablamos de monoparesia, hemiparesia, paraparesia y tetrapesia. Por otro lado, y en función de las características del movimiento, Pérez y Garaigordobil (2007), recogen:

  • La espasticidad: se caracteriza por un tono muscular excesivo.
  • La hipotonía: se caracteriza por una disminución del tono muscular.  
  • La distonía: se refiere a la alteración del tono muscular caracterizada por espasmos de contracción intermitente. 

Sin embargo, concluyen estos autores que a menudo resulta imposible situar a una persona en una de estas categorías, debido a que existen formas de transición entre unas y otras. Además, en muchos casos, la clasificación se dificulta aún más por la existencia de trastornos asociados.

Del Barco (2009), propone otra clasificación atendiendo a dos criterios diferentes. Así, clasifica la discapacidad motora teniendo en cuenta el tipo de afección cerebral y la causa que provocó la deficiencia. En primer lugar, se refiere al tipo de afección cerebral que presenta la persona que padece discapacidad motora, distinguiendo entre parálisis cerebral, cuando la lesión cerebral es clara, y espina bífida, miopatía, distrofia muscular y poliomielitis, cuando no hay afección cerebral.

En la misma línea, Hurtado (2008), recoge dentro de los trastornos con afectación cerebral, la parálisis cerebral, entendida como pérdida o alteración del control motor producida por una lesión encefálica. En cuanto a los trastornos sin afectación cerebral, señala que suelen considerarse menos graves, aunque tienen efectos importantes en el área motriz y en el desarrollo social, personal y educativo de las personas afectadas.

Del Barco (2009), en segundo lugar, atiende a la causa que provocó la deficiencia afirmando que las causas más comunes son las infecciones, la transmisión genética y la lesión del sistema nervioso o del aparato locomotor.

 Olmedo (2008), se refiere a este mismo criterio aludiendo a la etiología del trastorno y distinguiendo como causas más comunes las siguientes:  

  • Transmisión genética
  • Infecciones microbianas (como es el caso de la tuberculosis ósea).
  • Accidentes que conllevan traumatismo craneal o amputaciones.
  • Origen desconocido.

Hurtado (2008), afirma que según la etiología también podemos diferenciar entre trastornos de origen hereditario, congénito o perinatal; adquiridas en la infancia o adquiridas con posterioridad.

Por último, Olmedo (2008) y Peralta (2011), presentan una clasificación basándose en el origen de la lesión, afirmando que el origen puede ser cerebral (parálisis cerebral, traumatismo craneoencefálico, tumores), espinal (espina bífida, poliomielitis, lesiones o traumatismos medulares), muscular (miopatía) u óseo-articulatorio (malformaciones congénitas, distrofias, microbianas, reumatismo infantil, lesiones óseas). Por ser este criterio de clasificación el más común en el ámbito educativo explicaré brevemente algunas de estas lesiones.

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