Caldo de Pollo Para el Alma

“Caldo de Pollo Para el Alma” es una compilación de historias maravillosas que te hacen vivirlas como si fueran tuyas, provocando una serie de sentimientos y reacciones que van de la mano con las experiencias de cada uno de nosotros. Efectivamente como lo mencionan los autores en la introducción existen historias que te llegan más que otras y esto es porque van en relación directa al aspecto que comenté anteriormente.

Por lo corto del comentario me enfocaré en especial al primer capítulo al que contiene historias sobre el amor, pues es la raíz de todo e irán de alguna manera implícitos los demás capítulos.

Con amor y una sonrisa podemos cambiar absolutamente todo, incluso salvar vidas.

Todas las historias de este capítulo tienen el mismo mensaje; el amor es lo que mueve a las personas y el que provoca que se logre lo inimaginable, que se rompan hasta las barreras más resistentes, es lo que permanece con nosotros en todo momento, es lo más valioso que existe, lo que permite alcanzar la felicidad plena y al fin y al cabo es lo que nos llevamos en nuestra alma, el amor que damos y nos es correspondido. Si todos supiéramos cultivar el amor no habría guerras y entonces podríamos lograr un mundo diferente, pero podemos empezar por uno mismo y ayudar y transmitirlo a los más que podamos como lo vemos en las historias de “Una por Una” y “El amor y el taxista”

Todos tenemos la capacidad para lograr lo que queramos, aún cuando las circunstancias sean adversas y todas las personas piensen que no lo lograremos, existiendo tan solo una persona que nos motive con amor y nos enseñe a confiar en nosotros mismos lo lograremos. Cada uno es lo que quiere ser, está dentro de nosotros mismos, todos podemos alcanzar nuestros sueños si enterramos el “no puedo” y no nos damos por vencidos; tomemos los fracasos como contratiempos en los que tuvimos que caer para aprender y aprendamos para poder continuar el camino de la vida.

A cuántos de nosotros no nos cuesta decir las dos palabras mágicas “Te quiero”; desgraciadamente somos educados en una sociedad en donde el expresar abiertamente nuestros sentimientos puede considerarse como un defecto, incluso cuando alguien nos lo llega a decir hasta incómodos nos sentimos.

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