Cargar El Venado
Enviado por CarmenStella • 12 de Febrero de 2014 • 885 Palabras (4 Páginas) • 493 Visitas
MUCHA GENTE CRITICA Y MURMURA DE LOS ÉXITOS AJENOS Y NO SABEN CUANTOS ESFUERZOS HAN TENIDO QUE REALIZAR.
CARGAR EL VENADO
Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso árbol; se le miraba triste y meditando cabizbajo. Casi, casi a punto de soltar el llanto. Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien al verlo en semejante situación, le preguntó cuál era el motivo para estar en una situación tan desesperante.
- Compadre, ¡¡la desconsiderada es mi mujer!! Ella es la culpable de mi situación. Esta noche la desaparezco; pero que se muere, se muere.
- No diga eso compadre, mejor dígame por que la quiere matar; a lo mejor yo puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.
El compadre después de respirar profundo y conseguir la calma, empezó su relato: Mire compadre, usted sabe que somos muy pobres y en mi humilde rancho la única forma de acompañar los fríjoles es con un pedazo de carne que consigo en el monte cuando salgo de cacería. Me voy con mi escopeta, paso varios días de penalidades, arriesgándome con los peligros del monte, esquivando víboras y animales salvajes, soportar la terrible comezón que me producen las garrapatas, los piquetes de mosquitos, aguantar el frío de las noches que se mete hasta los huesos. Luego, por fin, si la suerte me socorre, logro cazar un venado; pero aún así, tengo que cargarlo a mis espaldas todo el largo camino de regreso al pueblo y subir la cuesta de la loma hasta llegar a mi casa. Todavía no termino de llegar, cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre los vecinos y sus familiares. Que una pierna pa'doña Juana, que otra para doña Cleo, que este lomito pa'mi mamá, que las costillitas pa'mi hermana, que esto pa'llá y a los dos o tres días de nuevo sin nada que comer el tonto, otra vez de cacería. Pero ya me cansé y esta noche la desaparezco.
El compadre después de meditar un momento, le dió la solución: Invite a su mujer a cargar el venado. -¡¿Qué?!
- Sí llévese a la comadre de cacería, no le diga las penurias que pasa para llevar el venado a casa. No le hable de los caminos empedrados, ni los mosquitos, ni los peligros, ni del frío. Invítela a la cacería para que disfruten juntos de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que cobijan la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de la graciosa manera en que caminan los venados, como si fueran bailarines de ballet; del dulce canto de los grillos y pájaros silvestres ... en fin, píntele bonita la cosa.
El compadre siguió el consejo y por supuesto la convenció.
Ella, entusiasmada fue
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