Conductas De Un Anciano
Enviado por jim190 • 25 de Marzo de 2012 • 3.577 Palabras (15 Páginas) • 1.005 Visitas
RESUMEN
Se realizó una revisión bibliográfica sobre el perfil psicológico del anciano, en la que se considera que el envejecimiento psicológico de una persona es el resultado de la acción del tiempo vivido y percibido por ella sobre su personalidad.
Para caracterizar adecuadamente la personalidad de un anciano es preciso valorar su afectividad, conductas, deseos, inteligencia y motivaciones así como su soporte biológico: morfología, situación funcional y patología somática acumulada a lo largo de su vida.
Con el presente trabajo enfatizamos, de manera general, en las características psicológicas de las personas de la 3ra edad, abordando aspectos claves que nos permiten de manera efectiva lograr esta caracterización.
Palabras claves: anciano, psicología
INTRODUCCIÓN
Lo que denominamos hoy “3ra Edad” constituye una etapa de la vida cada vez más larga, las situaciones psicosociales y la propia personalidad del anciano pueden cambiar y esto ocurre en función de su estado de salud, autonomía y cambios que pueden afectarlo, de ahí que no podemos encasillar al anciano dentro de determinados prototipos o clasificaciones.
El proceso de “desligamiento” descrito por Jiménez Herrero en virtud del cual el individuo añoso abandona actividades o rompe lazos sociales de convivencia de manera voluntaria o forzado por el rechazo que percibe, no se dá en todas las personas ni por las mismas causas, para muchos este desligamiento constituye no sólo un mecanismo de defensa sino una forma de buscar una situación más segura y cómoda de acuerdo a su autoestima y a su necesidad cada vez más creciente de que los demás “cuenten” con él, lo que tiende a aumentar con los años.
Existen personas mayores a los que el hecho de envejecer los motiva a descubrir nuevos roles en la vida, mantener los ya obtenidos y no perder su “status” social que ya conocen, de ahí que el equipo asistencial geriátrico debe ayudarlos a su adaptación no sólo influyendo en ellos, sino en su medio habitual.
Toda persona posee un comportamiento condicionado por diversos factores y en el caso particular de esta etapa, dichos comportamientos están estrechamente vinculados a su capacidad de adaptación, su salud, recursos económicos y apoyo familiar y social que reciba.
Formas de conductas más frecuentes en el anciano
Como a cualquier edad, el anciano se ve sometido a conflictos o situaciones que le provocan cambios, ante estas situaciones debe encaminar sus esfuerzos a la búsqueda de soluciones o formas de adaptación que le permiten seguir viviendo.
En este sentido manifiestan toda una serie de conductas o formas de reaccionar muy “típicas” (1) de esta edad entre las que podemos mencionar:
1.- Comportamiento contradictorio
Temen a la soledad pero con frecuencia no aceptan las proposiciones que se les hace para evitarlas como una forma de no enfrentar nuevos abandonos o rechazos en el futuro.
2.- Labilidad emocional y afectiva constantes
Por el menor motivo se entristecen, lloran o exhiben una incontinencia emocional inadecuada.
3.- Machaconería
Tienden a repetir cosas coherentes pero por su constancia y contundencia inducen comportamientos agresivos en los demás.
4.- Quejas continuas
Ya sea en torno a su salud o pérdida de autonomía, sus quejas regularmente prolijas en su expresión, crean irritación en quienes los escuchan con sistematicidad, estas quejas demandan afecto e interés hacia sí mismos, pero suelen testimoniar más bien una disfunción de su sociabilidad y capacidad de amar y una forma de replegarse sobre sí mismos.
5.- Conducta de Toxicofilia
Su expresión más alta es en la dependencia que hace el anciano de ciertos fármacos (laxantes, hipnóticos, ansiolíticos, vaso activos o alcohol).
6.- Regresión de la libido
En esta conducta manifiesta una clara disminución del amor hacia los demás, pérdida del interés hacia otras actividades, y un deseo creciente de estar sentado o en cama, con aumento de la pereza.
7.- Aumento de los deseos de “ser amado”
Se muestran celosos con todos provocando conflictos con sus conviventes, llegando incluso al “chantaje afectivo” como una forma de conducta regresiva.
8.- Tendencia a guardar cosas
Se dan a la tarea de almacenar alimentos, objetos, papeles, periódicos, en fin, reliquias que llenan sus armarios, mesas, etc., lo que revela su deterioro regresivo; no toleran cambio con relación a este conservadurismo ya que reaccionan de forma agresiva e intolerante.
9.- Conductas agresivas
Esta agresividad puede constituir una forma de adaptación al medio, por lo tanto si es comprendida y escuchada puede ayudarlos, pero puede ser perjudicial si los conviventes la consideran patológica.
10.- Apego a su hábitat (espacio, territorialidad)
Se les hace difícil adaptarse a nuevos lugares, necesitan su espacio, su privacidad, exigen respeto a su rincón y sillón favorito, ya sea en hogar o en instituciones donde permanezcan temporalmente o por tiempo indefinido.
Psicotipología en la ancianidad
Según el autor Jiménez Herrero, son diversos los psicotipos que se pueden identificar en un colectivo de ancianos, unos adaptados y otros no adaptados a la vejez.
A.- Entre los adaptados están:
1.- Los maduros se muestran bien adaptados en las relaciones con los demás e integrados al medio en que viven, controlan sus impulsos, son activos y habitualmente expresan satisfacción con la vida y con ellos mismos.
2.- Los blindados o rígidos como mecanismo de defensa para atenuar su miedo a los fracasos y a la dependencia, cumplidores de sus deberes, se muestran relativamente satisfechos de su pasado, no suelen discutir problemas de índole personal ni permiten intromisiones.
3.- Los caseros pasivos y dependientes están contentos de estar jubilados y no tener grandes responsabilidades, no se muestran satisfechos de su trabajo anterior, poco activos socialmente, suelen mostrarse indulgentes y adaptados a su nuevo “status” ya que esto les permite que comprendan mejor sus deseos de inactividad.
B.- Entre los inadaptados se encuentran:
1.- Los irritables, que constituyen habituales “cascarrabias” gruñones y frustados o agudos y amargos. Le reprochan a los demás sus fracasos, son desconfiados, no estaban muy satisfechos de su trabajo anterior, sintiéndose también incómodos en su nueva situación de retirados, en la “tercera edad” la cual ven sin futuro. Poseen baja autoestima, y generalmente
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