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Conocete A Ti Mismo


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  1.461 Palabras (6 Páginas)  •  347 Visitas

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Conócete a Ti Mismo

Teorías del Aprendizaje

Las personas tienen la decisión de quedar atrapados en un sentimiento o tomar conciencia de que uno es arrastrado por el. y salir adelante.

La frase de Sócrates (Conócete a ti mismo) confirma esta piedra angular de la inteligencia emocional: la conciencia de los propios sentimientos en el momento en que se experimentan.

A primera vista podría parecer que nuestros sentimientos son evidentes; una reflexión más cuidadosa nos recuerda épocas en las que hemos sido demasiado inconscientes de lo que sentíamos realmente con respecto a algo, o despertábamos tarde a estos sentimientos.

Los psicólogos utilizan el término metacognición, un término bastante denso, para referirse a una conciencia del proceso de pensamiento, y metahumor para referirse a la conciencia de las propias emociones. Yo prefiero la expresión Conciencia de uno mismo, en el sentido de una atención progresiva a los propios estados internos. En esta conciencia autorreflexiva la mente observa e investiga la experiencia misma, incluidas las emociones. La conciencia de uno mismo no es una atención exaltada por las emociones, que reacciona excesivamente y amplifica lo que se percibe, se trata, en todo caso, de una forma neutra que conserva la autorreflexión incluso en medio de emociones turbulentas.

La autobservación permite una conciencia ecuánime de sentimientos apasionados o turbulentos; como mínimo se manifiestan simplemente como un leve retroceso de la experiencia, una corriente de conciencia paralela. Es la diferencia que existe, por ejemplo, entre sentir una rabia asesina con respecto a alguien y elaborar el pensamiento autorreflexivo.

Esta conciencia de las emociones es la competencia emocional fundamental sobre lo que se construyen las demás, como el autocontrol emocional.

Aunque existe una distribución lógica entre ser consiente de los sentimientos y actuar para cambiarlos. Mayer considera que a todos los efectos prácticos ambas cosas suelen estar unidas, reconocer un humor desagradable es sentir el deseo de superarlo. Este reconocimiento, sin embargo, se distingue de los esfuerzos que hacemos para no actuar movidos por un impulso emocional.

La conciencia de uno mismo posee un efecto más poderoso sobre los sentimientos intensos y de aversión. Mayer opina que la gente suele adoptar estilos característicos para responder y enfrentarse a sus emociones:

 Consciente de sí mismo: Conscientes de sus humores en el momento que los tienen, estas personas poseen, comprensiblemente, cierta sofisticación con respecto a su vida emocional. Cuando se ponen de mal humor, no reflexionan ni se obsesionan al respecto, y son capaces de superarlo en seguida; su cuidado los ayuda a manejar sus emociones.

 Sumergido: Se trata de personas que a menudo se sienten arraigadas en sus emociones e incapaces de librarse de ellas, como si el humor las dominara; son volubles y no muy conscientes de sus sentimientos; en consecuencia, hacen poco para tratar de librarse del mal humor, a menudo se sienten abrumadas y emocionalmente descontroladas.

 Aceptador: Estas personas son claras con respecto a lo que sienten, también tienen tendencia a aceptar humores, y no tratan de cambiarlos. Existen dos ramas de aceptadores: los que suelen estar en buen humor y tienen pocos motivos para cambiarlo y los que tienen mal humor pero que lo aceptan con actitud sin hacer nada para cambiarlo a pesar de las perturbaciones que provoca; se encuentra en personas depresivas que están resignadas a su desesperación.

El apasionado y el indiferente

Las personas que se mantienen fuertes y distraídos ante una adversidad, notan menos sus reacciones y minimizan la experiencia emocional de dolor o cualquier otra situación; sino la magnitud de la respuesta misma.

Esto da resultado para unas personas la conciencia emocional abrumadora, mientras para otras apenas existe.

Ejemplo: Un joven que al observar que se inicia una incendio fuera de su habitación se dirige por el extintor pero de una manera pasiva y caminando demuestra que es indiferente a tener miedo o alguna alerta porque al final apaga el fuego sin ningún problema. El psicólogo Edward Diener considera que, en general, las mujeres experimentan emociones positivas y negativas con más fuerza que los hombres.

Al margen de las diferencias de sexo, la vida emocional es más atractiva para aquellos que las notan más; por un lado, esta sensibilidad emocional intensificada significa que para estas personas la menor provocación desencadena una tormenta emocional, ya sea gloriosa o infernal, mientras los que se encuentran en el otro extremo apenas experimentan sentimientos, incluso bajo las más

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