Culturalismo Y Psicologia
Enviado por 1denis • 15 de Octubre de 2013 • 3.428 Palabras (14 Páginas) • 2.078 Visitas
El culturalismo entiende por cultura principalmente el sistema de valores fundamentales de la sociedad, valores que son comunes, coherentes y complementarios entre sí y que, como supone esta corriente de pensamiento, serán interiorizados fielmente por el individuo por medio de la socialización.
Asimismo el culturalismo sostiene que la estructura de la personalidad dependerá estrechamente de la cultura característica de una sociedad particular. Para el “culturalismo” la cultura (en sentido etnográfico amplio) es el conjunto complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, costumbre y todas las actitudes y hábitos que el hombre adquiere como miembro de una sociedad.
Según los exponentes más destacados de la misma, Ruth Benedict, Margaret Mead, Ralph Linton y Abrahan Kardiner, la cultura había sido hasta ese momento concebida de manera demasiado abstracta, como una realidad externa a los individuos, sin reparar en los vínculos entre el individuo y su cultura.
Por contrapartida, se trataba entonces de comprender de qué manera los individuos incorporan y viven su cultura y de qué manera la cultura está presente en ellos.
Todos ellos admiten la necesidad de buscar en los mecanismos de la cultura la respuesta a la pregunta por la diversidad cultural, pues siendo los hombres naturalmente iguales, tanto en términos psíquicos como biológicos, el que desarrollen personalidades diferentes se explica en último término por la acción de la cultura sobre ellos.
La hipótesis central de esta escuela es que la cultura determina ciertos estilos de comportamientos comunes al conjunto de los individuos que participan de ella.
Así, cada cultura se caracteriza por la existencia de cierto tipo o estilo, por un modelo de comportamiento.
El movimiento culturalista ha efectuado un singular aporte para el desarrollo de las ciencias sociales, fundamentalmente para la sociología contemporánea, de hecho impuso un mayor intercambio entre las disciplinas sociales.
La corriente culturalista anglosajona, realizó la primera asociación entre psicoanálisis y antropología para el análisis de los fenómenos sociales. Esta corriente de pensamiento introdujo también la importancia de lo psíquico y lo institucional como dos caras de la misma moneda, en una antropología que tendía a encerrarse en el estudio de la organización social.
Limitaciones: en las sociedades complejas sólo a costa de gran simplificación puede admitirse la noción de valores comunes (de hecho los culturalistas debieron conceder la existencia de subculturas locales y subculturas correspondientes a grupos particulares) tampoco puede suponerse, en la misma línea de análisis, que todos estos valores son más o menos administrados por vía de la socialización.
Considerando que uno de los pilares básicos de una cultura es la moral, hay que tener en cuenta que la moral representa algo inherente al ser humano y, por lo tanto, es parte de la esencia de la naturaleza social del hombre. Así pues, si somos capaces de distinguir entre diferentes culturas, también tenemos que distinguir entre diferentes tipos de moral, o directamente, diferentes morales.
Pero no se puede decir que la moral sea algo diferenciativo entre las culturas, solamente, puesto que la moral es personal y representativo de cada individuo del mundo, aun así está muy claro que toda cultura tiene, debe tener y tendrá siempre, un patrón de moral del cual cada individuo de una sociedad adoptará dependiendo de una gran cantidad de variables, pero que aun así, su moral, se verá reflejada dentro de una moral cultural.
Para diferenciar una cultura no solo hay que basarse en la moral, puesto que la moral puede ser similar entre culturas diferentes. Lo que sí es diferenciativo entre culturas es la historia: tradiciones, religión, mitología, etc.; que es, sin duda, el elemento clave que le da forma a la moral y por lo tanto a la cultura.
Es evidente que mientras una mujer estadounidense se puede divertir tomando una copa con el mejor amigo de su marido, en algunos países árabes podría ser lapidada por tal acto, desde el punto de vista de la mujer estadounidense la lapidación que sufriría si se encontrase en el otro caso del ejemplo sería, para ella, un acto salvaje e inhumano, que no respeta a las personas, ni a la mujer; sin embargo en el caso de la mujer árabe, la estadounidense tiene una carencia clara de moral por la falta de respeto que supone, hacia su marido y hacia Dios, el realizar tal acto con otro hombre.
Así pues si cada cultura del mundo es parecida por pertenecer a la misma especie animal, somos tan sumamente diferentes entre nosotros, tanto al nivel cultural como al nivel personal, que es muy posible que una mezcla cree conflictos, o peor aún, que deteriore la cultura de una sociedad o de ambas.
Claro está que las culturas evolucionan, crecen y se adaptan al paso de la vida, pero lo realmente importante es guardar una identidad dentro del compendio, así pues lo lógico e importante es tener la capacidad de evolucionar, crecer y adaptarse sin perder las características importantes de la moral propia, ni la tradición, ni el lenguaje, puesto que son frutos del pasar de la historia y de nuestros antepasados.
Para pensar el campo de la salud mental se toma como punto de partida la definición de salud de la OMS, según la cual la salud es: “…un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedad o afección”. Se supone puede leerse en ella lo que entendemos como salud mental, en tanto la salud entendida en estos términos propone un equilibrio que incluye lo mental.
La salud, anteriormente definida, funciona como ideal, asociado a la armonía que, como tal, no sólo es efímera, sino que no se corresponde con el funcionamiento del aparato psíquico según lo propone el psicoanálisis. Freud en el texto “Más allá del principio del placer” (1920), plantea una fuerza en el aparato que no se rige bajo las normas del principio de placer, estableciendo de este modo que no se alcanza psíquicamente tal bienestar, y en todo caso si se consigue no lo es de modo continuo.
Se cree que la salud mental, no solamente implica la lógica del bien, objetivos a alcanzar y logros para el sujeto, sino también la adaptación a una realidad supuestamente normal o aceptada por la sociedad. De este modo, el DSM IV, como máximo representante de la psiquiatría actual, propone un sinnúmero de clasificaciones y trastornos que se erigen sobre la base de una idea de normalidad, en tanto algo de la normalidad ha sido alterado. Suponiendo así, que es posible restablecer dicha normalidad, suprimiendo el trastorno, y consiguiendo la re-adaptación del Sujeto al estándar
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