Cómo Convivir Con El Otro

El pasado sábado 8 de septiembre, la maestra nos pidió que enlistáramos una serie de cuestionamientos que alteraran nuestra convivencia con los demás, que fueran más allá del respeto y de la propia educación y valores que adquirimos desde nuestra casa. Me puse a pensar en ello y después de algunos minutos, descubrí, que en realidad son muchas las situaciones que vivimos y no nos damos cuenta a lo que nos enfrentamos todos los días.

Fue la mañana del lunes cuando me disponía a salir a mi trabajo, cuando de repente veo un carro ajeno estacionado justo en la puerta del garaje de la casa y que provocó en mí una visible molestia que provocó que, además de que llegara tarde, le tocara el timbre a mis vecinos para pedirles que movieran su auto. El colmo del asunto, fue que la vecina se molestó por haberla despertado de su sueño apacible.

Después, ya en mi camino a mi trabajo, decido detenerme en una tienda de conveniencia para comprar un café, una cajetilla de cigarros, una botella de agua y algún antojo. Cuando efectué mi pago, la señorita no tenía cambio y decidió en ese momento pagármelo con gomas de mascar para lo cual yo le repliqué que no era mi problema y que ellos tenían que regresarme mi cambio íntegro, en dinero. Tuve que esperar unos minutos para que otro consumidor soltara ese cambio que me correspondía. Cuando salí rumbo al auto, cuál fue mi sorpresa que el carro de junto se había estacionado mal impidiendo que pudiera abrir mi puerta para acceder a él. Mi auto estaba entre una pared y el ‘intrépido’ auto y lo peor es que se hacía tarde para llegar al trabajo. No tuve de otra más que esperar a que el otro se sirviera su cafecito y pagara para que se pudiera quitar y así poder irme. Cuando apareció el fulano, le reclamé fuertemente y él sólo se limitó a decirme que lo sentía y que no se había fijado. En fin, al irse, me di cuenta que era un carro oficial de la PGR. Seguí mi camino, iba a 100km p/h (porque era tarde para llegar al trabajo) y aún así había una serie de camionetas con mamás e hijos dentro apurados por llegar a una escuela que está de camino a mi trabajo. Muchas de ellas rebasaban a diestra y siniestra con tal de llegar a tiempo y ponían en peligro, no sólo a sus hijos sino también a los terceros (entre ellos yo) que no hacíamos más que esquivarlas hasta el grado de bajar mi velocidad y casi orillarme para que pasaran tranquilas en su apuro.

Cuando di vuelta en una calle, venía ‘tranquilo’ en el manejo escuchando el radio y volteando a ver a los autos, vi que había dos personas en diferentes autos y cada una con su celular en uso y atrás venía un camión de bomberos con las torretas prendidas en señal de emergencia. Los distraídos conductores no se percataron del momento y se tardaron en quitarse y además provocaron más tráfico debido a la imprudencia de no estar al 100% en la conducción del auto. ¿Cómo es posible que manejemos y hablemos

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