CONVIVIR COMUNITARIO

El presente esquema está constituido por los valores humanos que son necesarios practicar para la convivencia comunitaria. Si éstos no se internalizan resultará difícil lograr una comunidad sana, libre, democrática y en avance constante de desarrollo. Todos están concatenados, es decir, se manifiestan en la conducta humana, como si fueran uno solo. Por ello, es importante destacar la importancia de cada uno de los referidos valores para una efectiva organización comunitaria.

La solidaridad nace del ser humano y se dirige esencialmente a él. La misma está llamada a impulsar los cambios que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres.

En el plano del convivir comunitario, es de gran importancia resaltar el valor de la solidaridad, el cual se describe como aquella colaboración mutua en las personas, manteniendo a los individuos unidos en todo momento. En términos más generales, puede incluso permitir al hombre sentir que pertenece a determinado lugar, en otras palabras, permite ampliar sentimientos como los de pertenencia a cierta nación. Se entiende que la práctica de la solidaridad requiere, necesariamente, de más de un individuo.

La solidaridad, en este sentido, implica una gran disposición, el olvido de sí mismo y de las propias necesidades, para empujar al espíritu humano a realizarse en la entrega a los demás; tomando en cuenta que todos los seres humanos contamos con el valor de la igualdad, que como definición práctica, podría ser: “ausencia de total discriminación entre los seres humanos, en lo que respecta a sus derechos”.

La responsabilidad social es asumida por el grupo de personas que conviven en una comunidad, por cuanto implica el trabajo de todos los miembros en función de lograr el bienestar colectivo. Se trata de nuestras responsabilidades como ciudadanos (mujeres, hombres, madres, padres, dirigentes políticos, religiosos, empresarios, comunicadores, universitarios, etc), es fundamentar incidir en los cambios actuales de nuestra sociedad. Siendo un compromiso de todos, los cambios deben comenzar principalmente en nosotros mismos, para llegar a internalizar que somos un conjunto de personas con los mismos derechos, obligaciones, responsabilidades y por lo tanto, el disfrute común de sus beneficios.

La cooperación y la participación son concebidas como variables fundamentales del desarrollo comunitario, una y otra suponen actividad conjunta y una actitud dialéctica frente a la realidad, pues las contradicciones sociales, en lugar de asumirse como fenómenos negativos, pasan a reconocerse como fuentes de desarrollo. Ambas se reconocen y se toman en cuenta para el diseño e implementación de los proyectos comunitarios.

La cooperación consiste en el trabajo en común llevado a cabo por parte de un grupo

...