Cómo Potenciar Habilidades D Epensamiento En El Aula
Enviado por Adalguiza • 6 de Enero de 2012 • 1.394 Palabras (6 Páginas) • 641 Visitas
Artículo | Interés general | Cómo potenciar habilidades de pensamiento en el aula
Escrito por Manuel Alfonso Guevara Sotomayor | |
Quienes hemos tenido la oportunidad de ejercer la docencia en un aula, sabemos con certeza que el escenario de enseñanza y sobre todo el de aprendizaje de la actualidad, dista de manera abismal del que nos correspondió vivir cuando éramos estudiantes. Y es que no sólo se trata de los nuevos desafíos didácticos propuestos por las tecnologías de la información y la comunicación que reemplazaron el tablero convencional y el discurso elaborado del docente sabelotodo, sino también por la enorme desventaja que tenemos para enseñar a unos estudiantes que acceden con mayor facilidad a la información y que tienen la disposición para leerla en diversos formatos.
Parece ser entonces que el centro del acto pedagógico ya no es la transmisión de conocimientos caducos y obsoletos, y por supuesto, que la evaluación tampoco está centrada en la capacidad para memorizar sendos contenidos temáticos que luego de la evaluación se van directo a la papelera de reciclaje cerebral, donde sufrirán el deterioro e inevitable olvido con el paso del tiempo.
Esto nos lleva a todos los educadores a repensar el sentido de nuestra labor. Si ya no enseñamos contenidos o por lo menos ya no es ese el eje de nuestra acción, ¿qué vamos a enseñar?
Por preocupante que parezca el cuestionamiento, hay una respuesta que toma cada vez más fuerza en las comunidades escolares del mundo entero: enseñar a aprender.
En efecto, si logramos desarrollar en los estudiantes la capacidad para aprender estaremos contribuyendo de manera significativa a cambiar la estructura de nuestra sociedad; pues es bien sabido que una juventud pensante e informada, toma mejores decisiones y actúa de manera crítica frente a las situaciones que la vida le presenta.
Por supuesto, esto suena un tanto poético y bien podría colocarse como eslogan de un proyecto educativo. El asunto es cómo llevarlo a cabo, cómo lograr que los estudiantes desarrollen sus habilidades de pensamiento y con ello su capacidad para aprender a aprender, en un escenario donde el docente por tradición ha sido un transmisor de conocimiento. Aunque no existe una fórmula mágica para lograrlo, veamos un par de ideas que han surgido como fruto de la experiencia de varios años de trabajo en el aula y del intercambio con colegas de diversas partes del país, en ejercicios de reflexión pedagógica.
Cambie su rol de instructor por el de un tutor
Esto implica convertirse en un compañero inseparable de viaje en la apasionante aventura de aprender. Esa idea de que el conocimiento está en nuestras manos, se desmorona cada vez más con las diversas maneras en que éste se hace público y las formas de acceder a él se diversifican**.
El problema pedagógico de nuestros días ya no es el conocimiento en sí, sino qué hacer con él. Dicho en otras palabras, los contenidos ya no son el fin sino el medio para desarrollar las habilidades que los estudiantes requieren para ser competentes en un mundo globalizado. Por ello los docentes somos los primeros que debemos estar dispuestos a asumir ese cambio de rol y reconocer que existen otras formas de ejercer, que implican, por supuesto, cambios en algunos hábitos que hemos forjado con el correr de los años.
Al respecto conviene también deshacerse del temor de mostrarles a sus estudiantes que usted "no se las sabe todas". Comparta con ellos el hecho de que el conocimiento no está terminado y que no hay una verdad absoluta; tan sólo hay aproximaciones a ella.
"Caminar" cerca de sus estudiantes le permite conocer de primera mano sus necesidades y expectativas. Considere entonces el hecho de que no hay mejor docente que aquel que está dispuesto a desaprender para aprender. De hecho, Sócrates, uno de los más grandes maestros de la antigua Grecia reconoció con profunda humildad y a pesar de su vasta sabiduría: "sólo sé que nada sé".
Asumir una actitud de aprendiz, de buscador de conocimiento y de orientador de procesos, lo coloca en una posición más cercana a sus estudiantes. Así mismo, favorece la obtención de frutos en la relación dialéctica entre docente y discente; que en mi humilde opinión debe ser el eje de trabajo en el aula. Para ello promueva el trabajo colaborativo por proyectos, debates,
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